Hoy [7 de mayo] Israel ha comenzado el ataque terrestre en Rafah, cerrando todos los accesos a Gaza y encerrando en su “coto de caza” particular a más de 2,5 millones de civiles. Ya son 35.000 personas las asesinadas por el estado genocida de Israel. Ante la barbarie movilizarse es un deber.
Los estudiantes han tomado los campus universitarios por todo el mundo: Estados Unidos, México, Euskal Herria, Madrid, Barcelona… Y en muchos de ellos están siendo duramente reprimidos, como hemos podido ver hoy en Alemania.
Mientras unos gobiernos, fieles a Estados Unidos y su aliado predilecto en Oriente Medio, reprimen las protestas bajo la absurda acusación de “antisemitismo”, otros gobiernos y partidos de izquierda se suman al clima de movilizaciones y muestran rechazo al genocidio.
Respecto a los segundos, es necesario señalar la falsedad de sus posiciones políticas y desenmascarar el oportunismo que tras ellas se esconde. Querría subrayar 4 elementos clave de la posición oportunista, para evitar que el movimiento en solidaridad con Palestina sea impotente:
1) El carácter simbólico del rechazo al genocidio: sonrisas y pines de sandías, tímidos pañuelos palestinos colgando del cuello de algún político que formaba parte del gobierno, visitas diplomáticas a Israel para “afear los excesos” de Netantahu… Hemos visto de todo.
Otro ejemplo del apoyo simbólico estéril es el reconocimiento del Estado Palestino por parte del PSOE y el imprescindible papel de Sumar (nótese la ironía) en agilizar el proceso de semejante gesto inútil. Tanto el Gobierno del PSOE como Sumar y todas las fuerzas políticas
que han sostenido dicho Gobierno, tienen la capacidad, como mínimo, de forzar medidas que transciendan lo simbólico. Medidas como el cese inmediato de las relaciones diplomáticas, comerciales y militares con Israel; medidas como la expulsión de las embajadas,
embargos a empresas israelíes, forzar una política de información en medios estatales que cumpla unos mínimos, sancionar a empresas que comercien con el estado sionista… No sé, cosicas que varios países se apresuraron en hacer cuando de ahogar a Rusia se trataba.
Muy al contrario, el Gobierno español se ha limitado a hacer gestos simbólicos o a directamente ocultar los envíos de armas que dijo no se iban a producir. El resto de los partidos que sostienen al gobierno, por su parte, pese a afirmar que están muy comprometidos con la defensa
del pueblo palestino, no han exigido ni una sola contrapartida relacionada con este tema al PSOE. Con Palestina sí, pero no como para presionar y arriesgarse a perder las paguitas y las migajas que han negociado con el Gobierno en materia de competencias autonómicas.
¿Qué es un genocidio al lado de poder gestionar lo realmente importante como los trenes de cercanías o la homologación de títulos? Menudo internacionalismo se les está quedando
2) La criminalización de la resistencia palestina: Además, todos ellos se suman al relato burgués de la condena de “toda violencia” y por tanto, criminalizan los actos de resistencia del pueblo palestino. Al condenar “el ataque del 7 de octubre” o al tildar a las organizaciones de la resistencia palestina de “terroristas” se está aceptando un marco por el cual la raíz del problema no es la existencia misma del estado sionista, sino una suerte de escalada del conflicto en la que se deben dirimir responsabilidades. No se trata de hacer nuestras las coordenadas políticas (diversas) sobre las cuales se han surgido las expresiones de la resistencia palestina, sino de reconocer el derecho mismo a la resistencia, a la reacción frente a la opresión sistemática.
3) La falsa solución de los dos estados: Otro elemento común entre los posicionamientos aparentemente propalestinos es la solución de los dos estados. Aquí Otegi lo explica:
Otorgar un estatus simbólico (o pleno estatus en el mejor de los casos) a un pueblo al que se le ha destruido toda infraestructura política, económica, sanitaria y educativa, es absurdo. Sería un estado inviable, más aún teniendo que subsistir en los limes del estado sionista.
Las similitudes que Otegi trata de trazar entre Palestina y EH están feas, pero más feo aún es tratar de aplicar la receta independentista de una nación situada en el centro imperialista (Estado-Nación) a un pueblo en situación de apartheid, de pobreza extrema y en un territorio étnicamente y religiosamente diverso. La solución de los dos Estados es un cliché pensado por Occidente; una cortina de humo para los líderes sionistas y sus cómplices noratlánticos que oculta el máximo objetivo sionista de expansión territorial y expulsión de población nativa.
4) La supuesta excepcionalidad de los hechos: El último elemento no tan obvio que conforma estos discursos oportunistas, es presentar el genocidio como la desviación reaccionaria de unos mandatarios (con parte del respaldo social, eso sí) y aislarlo del contexto internacional.
Gran parte del genocidio palestino puede explicarse a través de las dinámicas internas de las oligarquías sionistas y de su proyecto de expansión territorial. Sin embargo, la magnitud y persistencia de este genocidio sólo puede entenderse a la luz de una comunidad internacional implicada en una guerra interimperialista que, más aún en un contexto de escasez de ganancia, pugna por el control de los recursos y de los mercados internacionales. Siguiendo las directrices de la OTAN y al servicio de los intereses geopolíticos de EEUU Europa se está rearmando.
La posibilidad de que la guerra se extienda a otros territorios de Oriente Medio o de que surjan nuevos focos es una opción cada vez más cercana. De nada sirve rechazar el genocidio y al mismo tiempo alimentar las políticas de rearme… El genocidio no es una excepcionalidad; el capitalismo ha sido siempre potencialmente genocida: sin remilgos morales extermina pueblos enteros, manda a morir en el frente a poblaciones proletarias… y sólo en determinadas circunstancias aísla la barbarie de sus causas y la achaca a desviaciones momentáneas.
Debemos construir un movimiento amplio de solidaridad con palestina, que responda rápida y contundentemente al genocidio. Pero que lo haga en oposición al oportunismo y a las falsas posiciones antes mencionadas:
1) Frente al respaldo simbólico, debemos exigir, como mínimo, la ruptura de toda relación diplomática, económica y militar con Israel.
2) Frente a quienes condenan “toda violencia” debemos solidarizarnos con la resistencia palestina.
3) Frente a los proponen terceras vías imposibles, sólo hay dos opciones: o el genocidio y la expulsión del pueblo palestino, o la destrucción del estado de Israel y la construcción de un estado palestino libre, socialista, laico, con libertad de culto y retorno de los refugiados
4) Y frente a los hipócritas que quieren enmascarar el carácter imperialista y asesino del capitalismo y su colaboración con las potencias imperialistas, debemos decir NO a la escalada bélica, NO al rearme de Europa, NO a la OTAN.
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