En febrero de este año, desde la prisión donde cumple condena, el líder del PKK, Abdullah Öcalan, pidió a esta organización deponer las armas y materializar su disolución. Posteriormente, menos de 48 horas después, el PKK respondió con el anuncio de un alto el fuego. Es ahora, este lunes, cuando el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha anunciado su disolución y el fin de la lucha armada contra el Estado turco.
La decisión ha sido tomada durante el 12º congreso de la organización, celebrado entre el 5 y el 7 de mayo en dos localizaciones. El comunicado oficial del PKK expresa que “se pone fin a todas las actividades llevadas a cabo en nombre del PKK” y que la disolución implica el cese definitivo de la lucha armada, tras más de 40 años de conflicto. El PKK ha expresado que los resultados completos del congreso serán publicados “muy pronto”, una vez combinadas las conclusiones de ambas sedes.
A este respecto, el presidente Recep Tayyip Erdoğan y el ministro de Defensa, Yasar Guler, han exigido que la disolución sea “completa, con entrega de armas y eliminación de todas las estructuras ilegales asociadas al PKK”. También ha insistido en establecer una Turquía “libre de terrorismo”. Por supuesto, no se refiere al terrorismo de Estado; este, lamentablemente, continuarán ejerciéndolo cuando lo consideren.
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