Sobre el congreso interno de EH Bildu: el camino hacia la integración definitiva
A principios de mes, EH Bildu celebró su III. Congreso, en Pamplona. Se trata de un «congreso ordinario» que sirve para sacar «conclusiones insólitas», o al menos así lo describió Zutuni en su presentación, en un documento propuesto por la dirección y aprobado por unanimidad de la militancia. Yo diría que pretende profundizar en una dirección que viene marcada desde hace tiempo, y que el congreso es un paso más en el camino de normalizar y perpetuar las actividades de EH Bildu en las instituciones del Estado español, rechazando de plano la posibilidad de romper con ellas en algún momento y avalar el modelo social capitalista, aunque sea de forma implícita. Vamos poco a poco.
La izquierda abertzale ha pasado de no legitimar la Transición española, las reformas franquistas y las instituciones derivadas de ellas, a entender el marco político y jurídico establecido por el régimen de 1978 como el campo legítimo y principal para hacer política; desde defender la ruptura con el franquismo hasta no derribar el Monumento a los Caídos. EH Bildu entiende las instituciones estatales y autonómicas como herramientas legítimas y prioritarias para la consecución de objetivos políticos.
Esta transformación radical de la línea política tampoco ha sido un ejercicio de autocrítica por parte de la izquierda abertzale; más aún, en las últimas décadas la militancia de base se ha ido desplazando paulatinamente a aceptar el terreno de juego establecido por el Estado, y no hablo de las formas de lucha, sino del contenido de la estrategia, pues a menudo se ha solapado con la forma o formas de debate sobre el contenido estratégico. Quienes son ahora los dirigentes de EH Bildu, junto a otros, han ido hegemonizando paulatinamente la línea política que actualmente está materializando el partido, primero en la izquierda abertzale y después en el resto de sectores que integran EH Bildu. Se expresó de forma destacada por primera vez en 2009, en Altsasu, pero sus orígenes se remontan a antes. Han utilizado los congresos para oficializar paulatinamente las tesis políticas previamente difundidas en la militancia, integrándose cada vez más al régimen de 1978 y, a menudo, poniendo obstáculos y prohibiciones al debate honesto. En la misma línea, han identificado la necesidad a futuro de “fortalecer el organismo en torno a cuestiones estratégicas” que generan contradicciones a nivel interno.
En cierto sentido, la tercera edición de EH Bildu es un hito. El Congreso, aunque sea simbólicamente, cierra una etapa. Lo que nació como una coalición entre diferentes partidos, y que se ha caracterizado por un cambio de estrategia y de ciclo, ahora se ha formado como un partido clásico normalizado en las instituciones estatales y capitalistas, dispuesto a entrar en un circuito de rotación con el PNV en la gestión de las instituciones. Han adaptado su programa político, modelo de militancia, base social y estructura a la realidad de un partido electoral clásico, y el Congreso ha cumplido la función de hacerlo oficial. Aunque la dirección intenta dar al partido la apariencia de un contrapoder, la realidad es la opuesta; EH Bildu representa a una clase media generalmente normalizada en las estructuras de poder de la sociedad, que dice no compartir los valores y métodos de gestión del PNV, pero que en esencia no tiene otra propuesta de modelo social que reivindicar su lugar en las instancias superiores de poder y gestión.
Se ha estructurado como un partido electoral clásico, basado en un programa socialdemócrata y nacionalista, y esto se ve también claramente en el modelo de relaciones que representa con los agentes y colectivos sociales. El documento aboga por la militancia y la movilización de base, pero éstas se entienden de manera utilitarista e integradora, con el objetivo final de beneficiar al partido y no de fortalecer la organización, la subjetividad y el poder de la clase trabajadora más allá del Estado. Así, la principal tarea del movimiento de calle es trabajar el sentido común y la base social de EH Bildu, luego que el partido convierta este trabajo en votos a su favor y, finalmente, gracias a las herramientas legales y políticas de las instituciones, que el partido consiga sus objetivos. EH Bildu representaría entonces las reivindicaciones y movilizaciones de la clase trabajadora, y el marco para su realización serían los límites legales y políticos establecidos por el Estado.
En cuanto a los partidos que formaron la coalición en 2011, han sido devorados por la maquinaria electoral de EH Bildu. Hoy en día, no existen diferencias ideológicas y programáticas sustanciales entre estos partidos, casi no tienen una praxis política propia y dirigen sus cuadros políticos más importantes hacia EH Bildu. La razón principal de la existencia de Sortu es conectar la historia de la Izquierda Abertzalea con la de EH Bildu y funcionar como contrapeso a las críticas y propuestas políticas que puedan surgir a la izquierda de EH Bildu.
En términos de línea política, lo que EH Bildu reafirma en su informe Zutuni es el compromiso de incrementar progresivamente el autogobierno dentro de los límites legales y políticos del Estado, lo que, en esencia, supone abandonar definitivamente la posibilidad de la independencia, porque la pospone constantemente a un futuro que nunca llegará. El documento contiene una voluntad de superar los límites establecidos por la Constitución y el Estatuto de Autonomía, para «llevar al País Vasco a una situación diferente», pero es una proclama abstracta, no aparece ninguna propuesta en ese sentido y en realidad sólo cumple la función de disfrazar la vía autonomista de folclore independentista. La misión de EH Bildu supuestamente es impulsar un “proceso de emancipación gradual” dentro de las reglas del juego, hacia la consecución de la independencia, pero en la práctica, ¿cómo se plantea dar el salto del autogobierno a la independencia?
Han pasado de Otegi diciendo a la «nueva izquierda en España» en el Velódromo en 2016 que no hay posibilidad de democratizar el Estado español y apoyar procesos independentistas, a escribir en Zutunik que «EH Bildu apoyará potenciales esfuerzos de democratización en cualquier lugar», y a Otxandiano diciendo en el Diario Vasco que es el momento de dar pasos hacia un Estado Confederal dentro de la Constitución.
La relación entre autogobierno e independencia es una cuestión estratégica clave que debe dejarse sin respuesta. Además, sabiendo que la opción a favor del unilateralismo, la desobediencia y la confrontación democrática que se aceptó durante el proceso de debate de Abian ha sido dejada de lado. ¿Entonces? Incluso si el Estatuto de Gernika se aplica finalmente al 100%, ¿cómo podemos dar el paso hacia la independencia respetando los límites jurídicos y políticos? ¿Qué pasa con los límites que establece la Constitución Española? ¿Qué pasa con la “patria común e indivisible de todos los españoles”?
La única respuesta similar a todo esto que ha dado el informe de EH Bildu es que el proceso de independencia debe llevarse a cabo «con el debido respeto a los estándares mínimos vigentes internacionalmente», en el marco de la legislación, y con el objetivo de obtener la aprobación y el reconocimiento de los agentes internacionales. ¿Pero de qué agente internacional están hablando? Se supone que debe hacerse de acuerdo con la legislación internacional que Estados Unidos y la OTAN utilizan para servir a sus intereses y deseos; Tal vez su objetivo sea hacer sentir cómodos a estos agentes y, gracias a ello, esperar obtener la aprobación de uno u otro país. Respetar la legislación del bloque geopolítico que saquea y masacra a los pueblos del mundo y obtener su aprobación parece ser la norma en el siglo XXI. siglo de la independencia y el socialismo.
Pero, incluso imaginando esa posible situación utópica, ¿por qué y con qué propósito cualquier país occidental apoyaría un recién nacido Estado Vasco?
La propuesta política en interés de la clase trabajadora no encaja en las estructuras estatales ni en la legislación internacional, y la izquierda abertzale lo sabía bien. Los aparatos estatales existen para reproducir el orden capitalista, y también para suprimir la voluntad nacional de la clase trabajadora en el caso de los vascos. Además, el contexto no exige una apuesta electoralista ni exige la conversión e institucionalización de la fuerza de la clase trabajadora en votos. El ascenso global del fascismo (los viejos Ford se han convertido en Tesla), tensiones aún mayores entre bloques geopolíticos y el empobrecimiento de los trabajadores son la realidad actual.
Es necesario promover la organización de la clase obrera, fuera de las garras de la estructura estatal y del capital; librar una guerra cultural a nivel social para construir un sentido común entre los trabajadores que haga frente al ascenso del fascismo, movilizarse contra la guerra capitalista y los despidos provocados por la crisis industrial, hacer frente al declive del Estado del bienestar, hacer realidad el derecho a la autodeterminación de la clase trabajadora en el País Vasco, etc.
Esto no se hace a través de instituciones estatales. Este contexto no lo puede abordar el Gobierno del PSOE ni el de Ajuria Enea. Esto requiere organizaciones de la clase trabajadora grandes y poderosas, movimientos de masas que tengan sus raíces en el territorio, en los lugares de trabajo y en todas las esferas de la vida, y que tengan la capacidad de actuar de manera unificada y efectiva. Aquellos que sean capaces de influir en el rumbo del País Vasco y del mundo. En lugar de legitimar y fortalecer las estructuras estatales, es hora de debilitarlas, es hora de reconstruir el partido comunista a nivel internacional, como ha demostrado la rica historia del movimiento obrero que es la principal herramienta para lograr mejoras en las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora, allanando el camino para la revolución socialista y construyendo estados socialistas que hagan realidad la autodeterminación de los trabajadores.
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EH Bilduren barne kongresuaz: behin betiko integraziorako bidea
Hilabetearen hasieran egin zuen EH Bilduk III. Kongresua, Iruñean. «Ezohiko ondorioak» ateratzeko balio duen «ohiko kongresua» omen, edo horrela jaso dute behintzat Zutunik ponentzian, zuzendaritzak proposatu eta militantziak aho batez onartu duen idatzian. Nik esango nuke aspalditik datorren norabide batean sakontzea duela helburu, eta kongresua pauso bat gehiago dela EH Bilduren jarduna normalizatzeko eta betikotzeko Espainiar Estatuko instituzioetan, horiekin noizbait hausteko aukera erabat baztertzeko eta gizarte eredu kapitalista ontzat emateko, forma inplizituan bada ere. Goazen pixkanaka.
Ezker Abertzalea pasa da Espainiako Trantsizioa, frankismoaren erreforma eta hortik eratorritako instituzioak ez legitimatzetik, 78ko erregimenak ezartzen duen marko politikoa eta juridikoa politika egiteko joko-zelai legitimo eta nagusi bezala ulertzera; frankismoarekin haustura defendatzetik, Erorien Monumentua ez eraistera. Helburu politikoak lortzeko tresna legitimo eta lehentasunezko bezala ulertzen ditu instituzio estatal eta autonomikoak EH Bilduk.
Ildo politikoaren eraldaketa erradikal horrek, gainera, ez du autokritika ariketarik izan Ezker Abertzalearen partetik, are gehiago, azken hamarkadetan oinarriko militantzia gutxinaka mugiarazi dute estatuak ezarritako joko-zelaia onartzeraino, eta ez naiz ari borroka-moldeez, estrategiaren edukiari buruz baizik, sarri teilakatu egin delako eduki estrategikoari buruzko eztabaida forma edo moldeenarekin. Orain EH Bilduren buruzagi direnak, beste batzuekin batera, hegemonizatzen aritu dira pixkanaka egun alderdia materializatzen ari den ildo politikoa, Ezker Abertzalean aurrena eta EH Bildu osatzen duten gainontzeko sektoreetan ondoren. Modu nabarmenean lehenengoz 2009an adierazi zen, Altsasun, baina lehenagotik dator. Kongresuak erabili dituzte aurretik militantzian zabaldutako tesi politikoak pixkanaka ofizializatzeko, gero eta integratuagoak 78ko erregimenean eta, sarri, eztabaida zintzoari traba eta debekuak jarrita. Norabide berean, aurrerantzean ere beharra identifikatu dute barne mailan kontraesanak sortzen dituzten «gai estrategikoen inguruan kidegoa trinkotzeko».
Zentzu batean mugarri bat da EH Bilduren III. Kongresua, sinbolikoki bada ere fase bat ixten duelako. Alderdi ezberdinen arteko koalizio bezala jaio zena, eta estrategia eta ziklo aldaketa batek ezaugarritu duena, instituzio estataletan eta kapitalistetan normalizatuta dagoen alderdi klasiko bezala osatu da orain, prest dagoena instituzioen kudeaketan EAJrekin txandakatze zirkuitu batean sartzeko. Alderdi elektoral-klasiko baten errealitatera egokitu dute programa politikoa, militantzia eredua, oinarri soziala eta egitura, eta hori ofizializatzeko funtzioa bete du Kongresuak. Nahiz eta zuzendaritza saiatzen ari den kontrabotere itxura ematen alderdiari, errealitatea kontrakoa da; oro har gizarteko botere egituretan normalizatuta dagoen ertain klase bat ordezkatzen du EH Bilduk, EAJren balio eta kudeaketa moduak partekatzen ez dituela dioena, baina funtsean ez daukana bestelako gizarte-eredu proposamenik, botere eta kudeaketa instantzia handiagoetan bere lekua aldarrikatzea baino.
Alderdi elektoral klasiko batean egituratu da, programa sozialdemokrata eta nazionalista oinarri dituena, eta argi ikusten da hori gizarteko eragile eta kolektiboekin irudikatzen duten harreman ereduan ere. Oinarriko militantziaren eta mobilizazioaren alde egiten da ponentzian, baina modu utilitarista eta integratzaile batean ulertzen dira horiek, alderdiari mesede egiteko azken helburuarekin eta ez estatuaz gaindi langile klasearen antolakuntza, subjektu izaera eta boterea indartzeko. Horrela, kaleko mugimenduaren egiteko nagusia EH Bilduren zentzu komuna eta oinarri soziala lantzea da, gero alderdiak lan hori bere aldeko boto bihurtzeko, eta, azkenik, instituzioen tresna juridiko eta politikoei esker, alderdiak bere helburuak erdiesteko. EH Bildu litzateke orduan langile klasearen aldarrikapen eta mobilizazioen ordezkaria, eta horiek gauzatzeko esparrua, berriz, Estatuak ezarritako muga juridiko eta politikoak.
2011n koalizioa osatu zuten alderdiei dagokienez, berriz, jan egin ditu EH Bilduren makineria elektoralak, egun ez dago alderdi horien artean ezberdintasun ideologiko eta programatiko sustantzialik, ez dute ia praxi politiko propiorik eta koadro politiko garrantzitsuenak EH Bildura bideratzen dituzte. Sorturen existitzeko arrazoi nagusia da Ezker Abertzalearen historia EH Bildurekin konektatzea eta EH Bilduren ezkerrera sortu daitezken kritika eta proposamen politikoen aurrean kontentzio lana egitea.
Ildo politikoari dagokionez, EH Bilduk Zutunik ponentzian berretsi duena da Estatuaren muga juridiko eta politikoen barnean autogobernua gradualki handitzeko apustua, eta horrek, funtsean, independentziarako aukerak behin betiko alboratzea esan nahi du, inoiz ailegatuko ez den etorkizun batera atzeratzen duelako etengabe. Idatzian jasotzen da borondate bat konstituzioak eta autonomia estatutuak ezarritako muga horiek gainditzeko, «Euskal Herria beste egoera batera eramateko», baina aldarri abstraktua da, horretarako proposamenik ez da inon ageri, eta errealki bide autonomista folklore independentistaz mozorrotzeko funtzioa baino ez du betetzen. EH Bilduren egitekoa omen da joko-arauen barnean «emantzipazio prozesu graduala» bultzatzea, independentzia lortzeko norabidean, baina praktikan, nola ematea proposatzen da autogobernutik independentziarako saltoa?
Igaro dira 2016an Otegik Belodromoan «Espainiako ezker berriari» esatetik ez dagoela Estatu Espainiarra demokratizatzeko aukerarik eta babesteko prozesu independentistak, Zutunik-en idaztera «EH Bilduk balizko demokratizazio saioak babestuko dituela edonon», eta Otxandianok Diario Vasco-n esatera Konstituzioaren barnean Estatu Konfederal batera pausoak emateko garaia dela.
Funtsezko auzi estrategikoa da autogobernuaren eta independentziaren arteko harremana erantzunik gabe uzteko. Are gehiago, gainera, Abian eztabaida prozesuan onartutako aldebakartasunaren, desobedientziaren eta konfrontazio demokratikoaren aldeko hautua albo batera geratu dela jakinda. Orduan? Noizbait Gernikako Estatutua %100ean betetzea lortzen bada ere, nola eman daiteke independentziarako pausoa muga juridiko eta politikoak errespetatuz? Zer gertatzen da Espainiako Konstituzioak ezartzen dituen mugekin? Zer gertatzen da «espainiar guztien aberri komun eta banaezinarenarekin»?
Horri guztiari EH Bilduren ponentziak eman dion erantzun antzeko bakarra da «nazioartean indarrean diren gutxieneko arauei erreparatuta» egin behar dela independentziarako prozesua, legediaren barnean, eta nazioarteko agenteen onespena eta errekonozimendua lortzeko helburuarekin. Baina zein agente internazionalez ari dira? AEBek eta NATOk beraien interesetara eta nahietara erabiltzen duten legedi internazionala errespetatuta egin behar omen da; akaso agente horiek deseroso ez sentiarazteko helburua izango dute, eta, horri esker, auskalo zein herrialderen onespena lortzeko itxaropena. Munduko herriak arpilatu eta masakratzen dituen bloke geopolitikoaren legedia errespetatzea eta haien onespena lortzea da antza XXI. mendeko independentzia eta sozialismoa.
Baina, balizko egoera utopiko hori imajinatuta ere, zergatik eta zertarako babestuko luke Mendebaldeko herrialderen batek Euskal Estatu jaio berri bat?
Estatu egituretan eta legedi internazionalean ez da kabitzen langile klasearen intereseko proposamen politikoa, eta garai batean Ezker Abertzaleak ondo zekien hori. Ordena kapitalista erreproduzitzeko daude estatu aparatuak, eta baita langile klasearen borondate nazionala zapaltzeko ere euskaldunon kasuan. Horrez gain, testuinguruak ere ez du apustu elektoralista bat eskatzen, ezta langile klasearen indarra boto bihurtzea eta instituzionalizatzea ere. Faxismoaren gorakada globala —garai bateko Ford-ak Tesla bihurtu dira—, bloke geopolitikoen arteko tentsionamendu are handiagoa eta langileen pobretzea da egungo errealitatea.
Beharrezkoa da langile klasearen antolakuntza sustatzea, estatu egitura eta kapitalaren atzaparretatik kanpo; maila sozialean gerra kultural bat ematea langileen artean faxismoaren gorakadari aurre egingo dion zentzu komuna eraikitzeko, mobilizatzea gerra kapitalistaren eta industria krisiak dakartzan kaleratzeen aurka, ongizate estatuaren gainbeherari aurre egitea, Euskal Herriko langile klasearen autodeterminazio-eskubidea errealitate bat bihurtzea eta abar luze bat.
Hori ez da estatuaren instituzioetatik egiten. Testuinguru horri ezin zaio aurre egin PSOEren gobernutik eta ezta ere Ajuriaenetik. Horretarako langile klasearen antolakunde handiak eta indartsuak behar dira, masa mugimenduak lurraldean, lantokietan eta bizitzako esparru guztietan sustraituta daudenak, eta gaitasuna dutenak modu bateratuan eta eraginkorrean aritzeko. Gai direnak Euskal Herriaren eta munduaren norantzan eragiteko. Estatu egiturak zilegiztatu eta indartzeko baino, horiek ahultzeko garaia da, alderdi komunista maila internazionalean berreraikitzeko garaia da, demostratu baitu langile mugimenduaren historia oparoak hori dela tresna nagusia langileriaren bizi eta lan baldintzetan hobekuntzak lortzeko, iraultza sozialistari bidea irekitzeko eta langileen autodeterminazioa errealizatuko duen estatu sozialistak eraikitzeko.
- Manex Gurrutxaga es militante de EHKS
(Berria)
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