Ayer, 8 de febrero, se dio por concluido el III congreso de EH Bildu. El acto tuvo lugar en Iruñea (Nafarroa). Arnaldo Otegi fue reelegido como secretario general (anteriormente el cargo se denominaba coordinador general) con el 94,44% de los votos. Nada sorprendente, menos todavía cuando se sabía que Otegi era el único candidato.
Este congreso ha servido para confirmar, una vez más, que la deriva ideológica de la Izquierda Abertzale hacia la socialdemocracia llegó para quedarse. El propio Arnaldo Otegi lo confirmó un día antes a través de una entrevista (a doble página) concedida al diario Noticias de Gipuzkoa, una especie de órgano mediático del PNV.
A esta pregunta del entrevistador: Va a cumplir 67 años, ¿cuál es el tránsito que ha recorrido en el último medio siglo?, el secretario general de EH Bildu respondió: “Muy convulso, con períodos muy duros, en el que también hemos madurado políticamente. El actual estado de la izquierda independentista, abertzale o soberanista es la madurez política. Hemos aprendido mucho en este tránsito, hemos sido conscientes de que necesitábamos cambiar y cambiar muy profundamente. Nadie tiene el derecho en ningún caso a destruir las ilusiones de la gente. Estoy muy satisfecho de haber contribuido al cambio de estrategia, creo que eso ha hecho un país mejor y ha aliviado muchas cargas a mucha gente […]
Que cambiaron muy profundamente no hace falta que lo diga, eso pueden verlo hasta los ciegos. De esgrimir posturas revolucionarias confrontando con el Estado, pasaron a defender posturas reformistas y colaboracionistas con el mismo Estado. Dicho de otra manera, de confrontar con el Estado, pasaron a apuntalarlo (aunque dicen que van a Madrid a tumbarlo) y a formar parte (de manera muy bien remunerada) del sistema capitalista, incluso en su fase imperialista, como lo hemos podido comprobar en los últimos años.
Como toda formación política institucional, EH Bildu es una empresa privada altamente subvencionada por el Estado, según sus resultados electorales. En los últimos tiempos, estos están siendo bastante buenos. Cuando más se derechiza mejores resultados obtiene; cada vez se parece más al PNV.
Los dirigentes de dichas empresas son realmente gerentes que procuran y priorizan la rentabilidad económica de las mismas sobre los intereses de la clase trabajadora, a quien en el caso de EH Bildu, sin un atisbo de sonrojo, asegura defender. Como el resto de las empresas políticas, cualquier actuación a favor de esta que les pueda restar votos la descarta de inmediato. La Izquierda Abertzale, integrada en EH Bildu a través de Sortu, se ha convertido en representante de la aristocracia obrera, de la clase media. Para EH Bildu el proletariado ya no existe, aunque este se muestre y pase todos los días por delante de sus narices. Lo rehusa como a la peste.
En el documento aprobado en el congreso recuerdan lo que ya vienen defendiendo hace bastante tiempo. Subrayan que “existen ámbitos para la contienda electoral y la defensa de la singularidad” de cada partido (municipales, forales y autonómicas) pero consideran deseable actuar “como pueblo” y “priorizar” listas “nacionales” para generales y europeas “sobre la base de un programa mínimo común de amplio consenso”. Esto lo proponen a “fuerzas abertzales” y a la “izquierda confederal” española. No nombran formaciones políticas concretas, pero, dado que antes ya lo dijeron, se podría pensar que el destinatario principal de su propuesta es el PNV, un partido tan de derechas como el PP.
Si el discurso ideológico de EH Bildu está absolutamente divorciado de su práctica política diaria, de su discurso independentista se puede decir más de lo mismo. No parece creíble que apuntalando de manera sistemática al gobierno (y Estado), que niega el derecho de autodeterminación y ni siquiera reconocen la existencia de la nación vasca, se pueda conseguir la independencia. Decir lo contrario es mentir; eso es lo que hacen.
“Hemos sido conscientes de que necesitábamos cambiar y cambiar muy profundamente”, dijo Arnaldo Otegi. Esta afirmación es algo que se puede constatar; en eso no mienten.
