Hoy (7 de junio) ha sido un día duro. Hemos tenido que aguantar porrazos, peloteras; hemos tenido que aguantar las difamaciones de un Ayuntamiento incapaz de asumir la responsabilidad que le toca; hemos aguantado detenciones y por aguantar, hemos aguantado hasta las lágrimas.
Pero existe una diferencia importante: nosotros no aguantamos esto sólo porque consideremos que los desahucios sean una práctica inmoral e inhumana (que lo son); sino porque no aceptamos la obligación económica y política de pagar una vivienda para su disfrute, justificada sobre la base de que algunas personas poseen inmuebles y otras no. Que nuestra reivindicación mínima sea una vivienda universal, gratuita y de calidad, significa que estemos radicalmente en contra de cualquier tipo de desahucio y ello, implica a las luchas particulares del día a día.
Por lo tanto, denunciaremos y lucharemos por la erradicación de todas las formas de desahucio y éste es un principio irrenunciable e incorrompible: sobre todos los discursos antiproletarios que traten de justificar un desahucio difamando a los afectados; sobre toda mentalidad burguesa que conciba los recursos públicos como una contrapartida a cambio de sumisión, sobre las instituciones impotentes que tratan de hacer pasar alternativas de miseria por verdaderas “soluciones”, sobre todos los discursos y prácticas racistas por las cuales “hay que ayudar a los de aquí”; sobre todos los discursos propietaristas y de clase media que se escandalizan ante el gran capital pero justifican los desahucios ejecutados por los “pequeños propietarios”; sobre cualquier interés partidista que esconda la realidad para ocultar su impotencia…
Sobre todo ello, defendemos el legítimo derecho del proletariado, por encima de la propiedad privada y el derecho de los rentistas a apropiarse del trabajo ajeno. Esto es lo que les pone nerviosos, y lo que nos enfrentará tanto a los partidos de la burguesía de todo signo, como a instituciones caritativas y clases medias. Lo que les descoloca es que abandonemos los parámetros de la caridad y el humanismo burgués, y defendamos las casas del proletariado bajo el principio de universalidad comunista.
Es una buena noticia que cada vez más militantes pongan sus cuerpos para luchar por la mejora de las condiciones de vida; pero, es una noticia aún mejor que lo hagan bajo estos conceptos estratégicos renovados.
En este sentido, este sábado presentamos en Bilbo el Sindicato Socialista de Vivienda de Euskal Herria. Pero no presentamos una mera marca, sino una propuesta política para el desarrollo del concepto estratégico de la vivienda universal, gratuita y de calidad. ¡Nos vemos!
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