El presidente de Colombia, el mismo que busca la pacificación, pero nunca la paz con transformaciones (es decir, procura el sometimiento de una de las partes del conflicto sin solucionar el motivo que lo generó), se ha vuelto a retratar a sí mismo de manera muy poco decorosa.
Sí, a Gustavo Petro se le ha visto ya demasiadas veces el carácter meramente reformista y reaccionario. ¿Que es mejor que los presidentes que le precedieron? Sí, de acuerdo, pero es que el nivel humano de aquellos era tan bajo (tanto que esta en el subsuelo) que eso no es tan difícil.
Recientemente hemos podido comprobar su papel injerencista en el caso de las elecciones de Venezuela, donde, al igual que Lula y Boric, también pidió las actas. Y en la Casa Blanca encantados con ello, claro. Aún la sigue pidiendo.
A veces, Petro suele arremeter contra el imperialismo yanqui, pero esta actitud resulta muy poco creíble, a juzgar por sus números guiños que le dedica. En octubre de 2022, por ejemplo, se entrevistó con el director de la CIA, William Burns. Sobre este dijo, posteriormente, a través de su cuenta X: “Hace unas décadas quizás seríamos enemigos, hoy le regalo una hamaca y una bolsa de panela”.
Existen muchos más ejemplos de cómo hace caso omiso a la advertencia de Ernesto Che Guevara, cuando este dijo: “Y recordemos siempre que no se puede confiar en el imperialismo, pero ni un tantico así; nada”. Pero ahora sólo expondremos a dos casos acaecidos en el marco de la asunción de la presidente de México, Claudia Sheinbaum, protagonizados por el presidente de Colombia.
A Petro no se le ocurrió otra cosa que retratarse, bajo una imagen de Emiliano Zapata, con la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, el presidente de Chile, Gabriel Boric, y el de Brasil, Lula da Silva. A esta imagen, publicada en su cuenta X el 1 de octubre, le acompañaron estas insultantes palabras: “Un grupo de revolucionarios latinoamericanos”.
¿Revolucionarios? Sí, sobre todo Boric, que le lame las botas a los inquilinos de la Casa Blanca un día sí y otro también. ¿Y de Lula pidiendo las actas y proponiendo un gobierno en Venezuela de chavistas y opositores fascistas y pro yanquis, qué decir?
Pero la desfachatez de Petro durante su viaje a México no acaba ahí. Al día siguiente, 2 de octubre, se fotografió muy amigablemente con Jill Biden, la señora del jefe del imperialismo mundial, Joe Biden. Junto a la fotografía, también publicada en X, escribió estas palabras: “En la cena de posesión de la presidenta de México, fue mi vecina, Jill Biden, esposa del presidente de EEUU. Profesora de inglés y demócrata. Le dije que después del bombardeo a objetivos militares por parte de Irán, EEUU no debería aliarse con un bando, sino establecer de inmediato las condiciones para una conferencia de la paz regional”.
A Gustavo Petro alguien debería decirle que Estados Unidos no puede elegir un bando, porque es uno de ellos, y no precisamente el agredido, sino el agresor. ¿O es que acaso no sabe que EE.UU. e Israel son un tándem en esta contienda? La respuesta ya la conocemos, aunque el se haga el gracioso y despistado.
- La advertencia del Che:
