En este caso concreto, la injerencia llegó de la mano del canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo. Esta se suma a las que ya protagonizó el presidente del gobierno, Gustavo Petro, con motivo de las elecciones y las más que famosas actas.
Murillo declaró que Petro ha sido claro y que Colombia “no reconocerá los resultados hasta tanto se disipen las dudas sobre la legitimidad y legalidad de la elección, lo cual no se ha hecho”. Como pueden observar, estos individuos parece que no tienen nada mejor que hacer que señalar a otros cuando en su país la población continúa sufriendo a pesar de la llegada del gobierno de “izquierdas”.
Por supuesto, tamaña desfachatez colombiana ha sido debidamente respondida por el Gobierno de Venezuela. Lo ha hecho a través del canciller, Yván Gil. Este ha expresado: “Basta de injerencias groseras y de buscar titulares que solo disfruta la derecha paramilitar y fascista, no lo vamos a tolerar; canciller Murillo, ni usted ni ninguna institución colombiana tienen el derecho y mucho menos la moral para hablar de Venezuela no es un asunto que le incumba, definitivamente no es su problema”.