Hace unos días informábamos acerca del anuncio a bombo y platillo de que, fruto de un acuerdo entre el gobierno español y EH Bildu, no habría desahucios de personas vulnerables al menos durante todo el 2024.
En realidad, este era el anuncio de la prórroga de una moratoria que ya existía y que, si bien había atrasado algunos desahucios, estos no habían dejado de producirse, muchos de ellos de manera ilegal y silenciosa. Ahora, tras la ampliación de la moratoria todo parece indicar que el resultado será más de lo mismo.
Ayer, sin ir más lejos, una mujer se suicidó en Barcelona; desesperada ante la inminencia de su desahucio se quitó la vida.
En este caso, volvió a quedar demostrado que las instituciones burguesas no sirven, son incapaces de solucionar problemas tan acuciantes para decenas de miles de personas. Y no sirven, sencillamente, porque en el sistema capitalista sus esfuerzos están dedicados a salvaguardar los intereses de los privilegiados, no de la población más humilde y vulnerable, a pesar de lo que nos dicen.
El proceso del desahucio de la mujer suicidada comenzó con el primer mes de impago. Inmediatamente, la codicia de la inmobiliaria y la propiedad, ávidas de sacar más dinero, activaron el proceso de desahucio.
Según se ha informado, en el suceso de Barcelona los servicios municipales intervinieron y lograron aplazar un mes el desalojo, mientras le buscaban una alternativa habitacional; pero el hallazgo de esta nunca se produjo. Claro ejemplo de que las instituciones burguesas no sirven para la clase trabajadora, como hemos señalado unas líneas más arriba de este texto.
Quienes se jactaron de lograr la ampliación de la moratoria, que supuestamente evitaría los desahucios de las personas vulnerables, ahora guardan silencio. El humo que nos vendieron se ha disipado muy pronto.
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