La participación de la CUP en el Congreso español es irrelevante para el independentismo catalán y para la clase obrera. No hace falta ser un lince para darse cuenta de ello. Para lo único que sirve su participación en el circo de la “democracia” española, llamado Congreso, es para que la empresa CUP (porque empresas son todas las formaciones políticas del sistema apuntaladas con dinero público) tenga una rentabilidad económica importante.
Dijeron que iban a Madrid para hacer ingobernable al Estado, pero de eso, obviamente, nada de nada. La dirección de la CUP sabía que eso era imposible, pero lo dijeron. Y, sin embargo, vuelven a intentar participar otra vez en la “democrática” farsa. ¿Aún creen que pueden hacer ingobernable al Estado?
Ayer informábamos que Gabriel Rufián había arremetido contra la abstención, calificándola de “veneno”. Hoy tenemos que decir que la CUP, a través de su candidato por Barcelona, Albert Botran, ha expresado que entiende el enfado de parte del independentismo por la ausencia de resultados positivos en Madrid. Pero Botran ha añadido que la abstención no resolverá los problemas de Catalunya, sino que más bien los agravará. Una expresión absolutamente demagoga, pues, desde tiempos inmemorables, se ha demostrado que la participación en las instituciones burguesas sólo sirven para legitimar a la burguesía; nunca para cambiar lo que debe ser cambiado: el sistema capitalista por el socialismo.
Dice Botran que la situación del independentismo empeorará “tras haber perdido fuerza en las instituciones”. Este es su argumento para pedir que se ejerza el derecho a voto. ¡Como si cuando fueron fuertes no acabaran ninguneando la voluntad mayoritaria de los y las catalanas!
Quienes están perdiendo (en este caso mucho dinero) son las formaciones políticas al ingresar bastante menos por la merma de representación en las instituciones, al cosechar muchos menos votos.
Ayer Rufián (ERC) y hoy la Botran (CUP) piden que se ejerza el derecho al voto. Sólo les ha faltado decirlo de esta manera, como habitualmente dicen los más rancios de la política del sistema cuando huelen una alta abstención deslegitimadora: “voten a quien quieran, pero voten”.
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