El PNV presentaba la semana pasada su propuesta para un pacto de cuidados en Euskadi, que tendrá según dicen en el centro a las personas y la mejora de las condiciones de trabajo del personal. Para ello plantean un pacto de país: público, transformador, feminista y comunitario.
Es evidente que el PNV busca hacer suyas las reivindicaciones del Movimiento Feminista (MF) con el objetivo de lavarse las manos ante el proceso de mercantilización que está llevando a cabo en el sector de los cuidados, a la vez que intenta demostrar la voluntad de las instituciones políticas para responder a los diversos problemas sociales y así sosegar la respuesta que pueda surgir en la calle.
Ya hemos mencionado que el sector de los cuidados viene siendo un nicho de mercado muy beneficioso que todavía puede dar mucho de sí con el envejecimiento de la población.
A eso se le añade que en época de crisis el capital y el estado no tienen otra opción que recortar en inversión social, con el único objetivo de mantener su posición de clase.
En el caso concreto del PNV es más que evidente la responsabilidad que tiene en el proceso de privatización de todo el sector de cuidados en la CAPV, sin mencionar las puertas giratorias que existen entre las empresas de las residencias y los cargos públicos del PNV.
No sé a quién quieren engañar con esta propuesta.
Pero no debemos de olvidar, que en ello aportan todos los partidos políticos, de izquierda a derecha, ya que todos ellos apuestan por mantener en pie el sistema capitalista que les mantiene en sus posiciones privilegiadas. Lo cual condena continuamente al proletariado y en concreto a los sectores más vulnerables de la población a situaciones miserables.
Que el MF esté reclamando un sistema de cuidados público-comunitario para Euskal Herria, en el que exige a las instituciones que se responsabilicen de garantizar el derecho al cuidado y plantea que lo que falta es voluntad política, demuestra el objetivo electoralista del mismo planteamiento.
Pensar todavía que la cuestión de los cuidados puede solventarse mediante reforma es totalmente ilusorio. Y lo único que demuestra este planteamiento es la disputa que existe entre el PNV y la socialdemocracia por la gestión de los cuidados dentro del marco capitalista.
Es evidente que no hay ninguna voluntad, ni propuesta para superar la política institucional. De hecho, lo que se busca es ser parte de ella, y así de claro ha quedado con la posición que han tomado en la huelga intentando negar el derecho a participar de las militantes comunista.
Las instituciones burguesas tienen limites estructurales. Por lo que lo público (la gestión del estado) no puede ser la solución para la opresión que vivimos las mujeres trabajadoras a diario.
La propuesta de reforzar «lo público», responde a la opción de mejora de ciertos sectores, que ya tienen ciertos derechos. Pero deja fuera, una vez más, a las más vulnerables, las que tendrán que seguir aguantando que las humillen, las exploten y las aíslen.
No nos queda otra que seguir luchando de manera independiente, fuera del marco institucional, para poder aportar en la construcción de un Estado Socialista que garantice unas condiciones de vida y de trabajo de calidad para todas las personas.
A30 GREBARA!
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