Qué casualidad que el mismo día en el que se convoca una manifestación contra los recortes en la RGI y otras prestaciones a vivienda, los principales medios nacionales saquen estas noticias…
La reforma se aprobó hace meses y entró en vigor el 1 de enero. Demasiada casualidad…
Los políticos profesionales, como buenos trileros, señalan aquello que quieren que el espectador vea, mientras ocultan lo que no quieren mostrar. El embuste se pertrecha con mucha propaganda y mucho vocabulario técnico, pero el resultado es siempre el mismo:
nos venden como avances ciertas migajas, mientras esconden los recortes estructurales. Las migajas consisten, esta vez, en ampliar la RGI para ciertos sectores. Destacan las mujeres víctima de violencia machista y los jóvenes, que ahora podrán acceder a partir de 18 años.
Pero con la nueva RGI y la Ley de Vivienda se implementarán numerosos recortes que expulsarán a las personas más empobrecidas del sistema de prestaciones: se aprueba la creación d una policía burocrática a cargo de Lanbide, se restringe el acceso a personas sin título de vivienda (los que ocupan, los que no tienen un contrato válido…), se limitan las ayudas para personas que viven en subarriendos; los que no tengan certificado legal (papeles) no podrán hacer cursos prácticos y por lo tanto, no tendrán títulos profesionales; se establece como requisito 3 años de inscripción en Etxebide para la Prestación Económica de Vivienda (PEV), que sustituirá varias prestaciones a vivienda anteriores etc. etc. etc. No sigo por no aburrir al personal, pero la tendencia está clara: se está expulsando del sistema de prestaciones a parte del proletariado más empobrecido: las personas migrantes, las rentas más bajas… Mientras, se incluye otra parte de la población (jóvenes trabajadores) a la RGI, para favorecer un proceso de empobrecimiento: chavales que hace años podrían haber conseguido un trabajo medio-estable, ahora estarán entrando y saliendo del mercado laboral, a merced de las necesidades de la patronal y todo promocionado por el Gobierno Vasco. Unos salen y otros entran, esta es la “mejora” que nos quieren vender: una batalla fratricida entre el proletariado por ayudas de miseria.
Creo que este extracto del libro “La automatización de la desigualdad” explica muy bien esta dinámica en la que se divide a “pobres capaces” (aquellos que pueden ser reutilizados en el mercado laboral) de los incapaces (que pasarán a engrosar las colas de los Servicios Sociales).
Por último, no quiero acabar este hilo sin mencionar el renovado entusiasmo de los nacionalistas por acaparar más competencias en inmigración. Tanto el PNV como Junts han reclamado para sí estas competencias; unos dicen, para lograr “una sociedad más armoniosa” y otros,
con menos tapujos, para expulsar a los migrantes que delinquen. Esto está relacionado con lo anterior, ya que para sostener el genial “oasis vasco”, la mano dura con las personas migrantes es esencial. Esta es la cara B irrenunciable de las supuestas mejoras que venden a bombo
y platillo: expulsión de parte del proletariado y recortes en derechos políticos. Cuando un político me habla de “mejoras”, echo mano a mi revólver. No existe separación entre el proceso de empobrecimiento de amplias capas de la población y la acumulación de beneficio, ambos son parte del mismo momento, y las reformas institucionales deben acompañarlo. No existe ninguna medida burguesa que pueda solventar las causas del empobrecimiento sin atentar contra la ganancia capitalista y por lo tanto, no existe medida burguesa que pueda acabar con la pobreza.
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