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Internacionalismo de Cuba en Angola: 34 años del fin de la Operación Carlota

in Referencias y Referentes
Internacionalismo de Cuba en Angola: 34 años del fin de la Operación Carlota

Hace ya 34 años, cuando regresaron a la Patria el 25 de mayo de 1991 los últimos 500 de los más de 370 mil combatientes internacionalistas cubanos que hicieron posible la independencia de Angola, la liberación de Namibia y la eliminación del régimen del apartheid en Sudáfrica, concluía exitosamente la Operación Carlota luego de 15 años y medio.

Inspirada en los principios de solidaridad y antiimperialismo, esta gesta defendió la independencia angoleña y encarnó el espíritu humanista y heroico del pueblo cubano. Su nombre rinde homenaje a Carlota, una mujer africana esclavizada que lideró una rebelión en Cuba en 1843, símbolo de resistencia contra la opresión.

Angola, recién liberada del colonialismo portugués en 1975, enfrentaba una invasión de Sudáfrica -bajo el régimen del apartheid- y de fuerzas apoyadas por Estados Unidos y Zaire (actual República Democrática del Congo). El Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), encabezado por Agostinho Neto, solicitó ayuda a Cuba. Fidel Castro, en un discurso histórico, declaró: «No éramos un país rico, pero teníamos algo más valioso: el deber de luchar contra el racismo y el colonialismo».

El 5 de noviembre, aviones cubanos llevaron a los primeros instructores militares a Angola. Pronto, miles de soldados y colaboradores civiles partieron hacia el continente africano. Según el periódico Granma más de 375 000 cubanos participaron en la misión, incluyendo 50 000 médicos, maestros e ingenieros. La Operación Carlota no fue solo una campaña bélica: fue un puente de solidaridad.

Mientras combatían, los cubanos construyeron escuelas, hospitales y sistemas de riego. Incluso en zonas de conflicto se garantizó la atención médica a civiles angoleños. Médicos cubanos realizaron más de 2 millones de intervenciones quirúrgicas y salvaron a 70 000 vidas entre 1975 y 1991, según datos del Ministerio de Salud Pública de Cuba.

La batalla de Cuito Cuanavale marcó un hito. Las tropas cubanas y angoleñas detuvieron el avance sudafricano, lo que Nelson Mandela calificó como «el punto de viraje para la liberación de África». Fidel Castro resaltó en sus memorias: «Allí se defendió no solo a Angola, sino a la dignidad de toda África».

La Operación Carlota culminó en 1991, pero su espíritu perdura. Cuba mantuvo colaboración con Angola en educación y salud: más de 10 000 profesionales angoleños se formaron en la Isla, y la brigada médica Henry Reeve asistió al país durante la pandemia de covid-19.

La Operación Carlota no fue una simple intervención militar, fue un acto de amor a la humanidad. Como escribió el historiador cubano Piero Gleijeses: «Cuba actuó por convicción, no por interés». Hoy, el nombre de Carlota, la rebelde, vive en cada cooperante cubano que lleva salud y esperanza a los pueblos del mundo.

(Con información de Sierra Maestra, TV Santiago de Cuba, Cubavisión Internacional Radio Habana Cuba)

Documentos relacionados:

PACO AZANZA TELLETXIKI. Operación Tributo: Resumen del internacionalismo de Cuba en África

 

La Batalla de Cuito Cuanavale, cuando Cuba y Angola asestaron el golpe definitivo a Sudáfrica del apartheid

 

Cuito Cuanavale: batalla que terminó con el Apartheid. INFO ESPECIAL, DOSSIER. HOMENAJE A LA REVOLUCIÓN, A LXS INTERNACIONALISTAS CUBANXS. A UN PUEBLO LLENO DE DIGNIDAD Y CORAJE GRACIAS A SU REVOLUCIÓN

Piero Gleijeses

Combatientes cubanos en Cuito Cuanavale, Angola, marzo de 1988.

 

Combatientes cubanos en Cuito Cuanavale, Angola, marzo de 1988.Este año marca el aniversario 25 (NR) del comienzo de la batalla de Cuito Cuanavale en el sureste de Angola, en que las fuerzas armadas de la Sudáfrica del Apartheid se enfrentaron con el ejército cubano y las fuerzas angolanas.
El asalto sudafricano “fue frenado abrupta y definitivamente” por las fuerzas revolucionarias.
El general Magnus Malan escribe en sus memorias que la campaña fue una gran victoria para las fuerzas de defensa sudafricanas (SADF) pero Nelson Mandela no podía discrepar más: “Cuito Cuanavale —afirmó— fue el viraje para la lucha de liberación de mi continente y de mi pueblo del flagelo del Apartheid“.
El debate sobre lo que significa Cuito Cuanavale ha sido intenso, en parte porque los documentos sudafricanos relevantes siguen clasificados. Sin embargo, yo he podido estudiar los documentos en los archivos cerrados cubanos y también muchos documentos norteamericanos. A pesar de la brecha ideológica que separa La Habana y Washington, estos documentos relatan una historia que impacta por lo parecida que es.
Analizamos los hechos. En julio de 1987 el ejército angolano (FAPLA) lanzó una ofensiva de mayor envergadura en el sureste de Angola contra las fuerzas de Jonás Savimbi. Pero al ver que la ofensiva estaba teniendo éxito, las SADF, que controlaban las partes más meridionales del suroeste de Angola, intervinieron en el sureste. Para principios de noviembre las SADF habían acorralado las mejores unidades angolanas en el poblado de Cuito Cuanavale y estaban preparándose para aniquilarlas.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió que las SADF se retiraran incondicionalmente de Angola, pero la administración Reagan se aseguró de que esta exigencia fuera una Resolución sin mayor trascendencia.
El secretario de estado adjunto para África de Estados Unidos, Chester Crocker, le dijo al embajador de Sudáfrica en Estados Unidos: “la resolución no reclama sanciones y no plantea ninguna asistencia para Angola. Esto no es por casualidad sino el resultado de nuestros esfuerzos para mantener la resolución dentro de determinados límites”. (1) Mientras, las SADF aniquilarían a las unidades elites de las FAPLA.
Para comienzos de 1988, fuentes militares sudafricanas y diplomáticos occidentales aseguraban que la caída de Cuito era inminente. Esto significaría un golpe demoledor al gobierno angolano.
Pero el 15 de noviembre de 1987 el presidente cubano Fidel Castro había decidido enviar más tropas y armas a Angola: sus mejores aviones con sus mejores pilotos, sus armas antiaéreas más sofisticadas y sus tanques más modernos. La intención de Castro no era solo defender a Cuito, era sacar a las SADF de Angola de una vez y para siempre. Más tarde él describió su estrategia al líder del Partido Comunista Sudafricano Joe Slovo: Cuba pararía la embestida sudafricana y luego atacaría en otra dirección, “como el boxeador que con la mano izquierda lo mantiene y con la derecha lo golpea”. (2)
Aviones cubanos y 1 500 soldados cubanos reforzaron a los angolanos y Cuito no cayó. El 23 de marzo de 1988 los sudafricanos lanzaron su último asalto de mayor envergadura contra Cuito. Tal como lo describe el coronel Jan Breytenbach, el asalto sudafricano “fue frenado abrupta y definitivamente” por las fuerzas conjuntas cubanas-angolanas.
La mano derecha de la Habana se preparó a golpear. Poderosas columnas cubanas estaban avanzando en el suroeste de Angola hacia la frontera de Namibia. Los documentos que nos podrían decir lo que los líderes sudafricanos pensaron de esta amenaza siguen clasificados. Pero sí sabemos lo que las SADF hicieron: cedieron terreno. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos explicaron que los sudafricanos se retiraban porque estaban impresionados por la rapidez y la fuerza del avance cubano y porque consideraban que un combate de mayor envergadura “hubiera acarreado grandes riesgos”. (3)
Cuando niño en Italia escuché a mi padre hablar de la esperanza que él y sus amigos sintieron en diciembre de 1941 al oír por radio que las tropas alemanas habían tenido que abandonar la ciudad de Rostov del Don. Era la primera vez en dos años de guerra que el “superhombre” alemán había sido obligado a retirarse. Me acordé de sus palabras —y del profundo sentimiento de esperanza que ellas conllevaban— cuando leí la prensa sudafricana y de Namibia hacia mediados de 1988.
El 26 de mayo de 1988 el jefe de las SADF anunciaba que “fuerzas cubanas y de la SWAPO fuertemente armadas, integradas por primera vez, han avanzado hacia el sur a unos 60 kilómetros de la frontera con Namibia”. El 26 de junio el administrador general sudafricano de Namibia reconocía que MIG-23 cubanos estaban volando sobre Namibia, un cambio dramático de aquellos tiempos en que los cielos le pertenecían a las SADF. Añadía que “la presencia de los cubanos había provocado una oleada de ansiedad en Sudáfrica”.
Sin embargo estos sentimientos de ansiedad no eran compartidos por los negros sudafricanos: ellos veían la retirada de las fuerzas sudafricanas como una luz de esperanza.
Mientras que las tropas de Castro avanzaban hacia Namibia, cubanos, angolanos, sudafricanos y estadounidenses se enfrentaban en la mesa de negociaciones. Dos puntos eran claves: si Sudáfrica aceptaba la implementación de la Resolución no. 435 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que exigía la independencia de Namibia y si las partes podrían ponerse de acuerdo sobre un cronograma de la retirada de las tropas cubanas de Angola.
Los sudafricanos parecían estar llenos de esperanza: el canciller Pik Botha esperaba que la Resolución no. 435 sería modificada. El ministro de Defensa Malan y el Presidente P.W. Botha afirmaban que Sudáfrica se retiraría de Angola solo “si Rusia y sus títeres hacían lo mismo”. Ellos ni siquiera mencionaban retirarse de Namibia. El 16 de marzo de 1988 Business Day informaba que Pretoria estaba “ofreciendo retirarse a Namibia —no de Namibia— a cambio de la retirada de las fuerzas cubanas de Angola”. Es decir Sudáfrica no tiene ninguna intención de retirarse del territorio en ningún futuro cercano.
Pero los cubanos habían revertido la situación en el terreno y cuando Pik Botha presentó las exigencias sudafricanas, Jorge Risquet, que estaba al frente de la delegación cubana le cayó encima con una tonelada de ladrillos: “la época de las aventuras militares, las agresiones impunes, de sus masacres de refugiados ha finalizado”. Sudáfrica —dijo— estaba actuando como si fuera “un ejército vencedor en vez de lo que es en realidad: un ejército agresor golpeado y en discreta retirada. Sudáfrica debe comprender que no obtendrá en esta mesa de negociaciones lo que no pudo lograr en el campo de batalla”. (4)
Al terminar la ronda de negociaciones en el Cairo Crocker le mandó un cable al secretario de Estado George Shultz diciendo que las conversaciones habían tenido “como telón de fondo la tensión militar creciente por el avance hacia la frontera de Namibia de tropas cubanas fuertemente armadas en el suroeste de Angola. El avance cubano en el suroeste de Angola ha creado una dinámica militar impredecible”. (5)
La gran pregunta era: ¿se detendrían los cubanos en la frontera? Para obtener una respuesta a esta pregunta, Crocker fue a buscar a Risquet: “¿Cuba tiene la intención de detener su avance en la frontera entre Namibia y Angola?”. Risquet contestó: “si yo le dijera que no van a detenerse yo estaría profiriendo una amenaza. Si yo le dijera que van a detenerse yo le estaría dando un meprobamato y yo ni quiero amenazar ni quiero darle un calmante, lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre la independencia de Namibia pueden dar las garantías”. (6)
Al día siguiente, 27 de junio de 1988, MIG cubanos atacaron posiciones de las SADF cerca de la presa de Calueque, 11 kilómetros al norte de la frontera de Namibia. La CIA informó que: “la manera exitosa con que Cuba ha utilizado su fuerza aérea y la aparente debilidad de las defensas antiaéreas de Pretoria” subrayaban el hecho de que la Habana había logrado la superioridad aérea en el sur de Angola y en el norte de Namibia. Unas pocas horas después del ataque exitoso de los cubanos, las SADF destruyeron un puente cercano a Calueque sobre el río Cunene. Lo destruyeron —la CIA opinó— “para dificultar a las tropas cubanas y angolanas el cruce de la frontera con Namibia y para reducir el número de posiciones que deben defender”. (7)
El peligro de un avance cubano sobre Namibia nunca antes había parecido tan real.
Los últimos soldados sudafricanos salieron de Angola el 30 de agosto, cuando los negociadores ni siquiera habían empezado a discutir el cronograma de la retirada cubana de Angola.
A pesar de todos los esfuerzos de Washington para impedirlo, Cuba cambió el curso de la historia de África Austral. Hasta Crocker reconoció el papel de Cuba cuando le dijo en un cable a Shultz el 25 de agosto de 1988: “descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte. Están preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de un gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de negociaciones. Esto tiene como telón de fondo las fulminaciones de Castro y el despliegue sin precedentes de sus soldados en el terreno”. (8)
La proeza de los cubanos en el campo de batalla y su virtuosidad en la mesa de negociaciones fueron decisivas para obligar a Sudáfrica a aceptar la independencia de Namibia. Su exitosa defensa de Cuito fue el preludio de una campaña que obligó a la SADF a salir de Angola. Esta victoria repercutió más allá de Namibia.
Muchos autores —Malan es solo un ejemplo— han tratado de reescribir esta historia, pero documentos norteamericanos y cubanos relatan lo que verdaderamente pasó. Esta verdad fue expresada con elocuencia por Thenjiwe Mtintso, embajadora de Sudáfrica en Cuba, en diciembre del 2005: “hoy Sudáfrica tiene muchos nuevos amigos. Ayer estos amigos se referían a nuestros líderes y a nuestros combatientes como terroristas y nos acosaban desde sus países a la vez que apoyaban a la Sudáfrica del Apartheid. esos mismos amigos hoy quieren que nosotros denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es muy simple, es la sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que corre profundamente en la tierra africana y nutre el árbol de libertad en nuestra Patria”.
NOTAS
(NR) Este artículo se escribió en el aniversario 20 de la batalla.
1) Secretario de Estado, a la embajada de EE.UU., en Pretoria, 5 de diciembre de 1987, Freedom of Information Act (en adelante FOIA).
2) Transcripción sobre la reunión del Comandante en Jefe con la delegación de políticos de África del Sur (Comp Slovo), Centro de Información de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
3) Abramowitz (Oficina de Inteligencia del Departamento de Estado) al Secretario de Estado. 13 de mayo de 1988, FOIA.
4) Transcripción no oficial. Conversaciones RPA-CUBA EE.UU.-RSA (Reunión Cuatripartita) sesión de la tarde del 24-6-88. Archivo del CC, La Habana (en adelante, ACC)
5) Crocker al Secretario de Estado 26 de junio de 1988. FOIA.
6) Entrevista de Risquet con Chester Crocker, 26-6-88, ACC.
7) CIA, South Africa-Angola-Cuba, 29 de junio de 1988. FOIA; CIA, South África-Angola-Cuba, 1 de julio de 1988, FOIA.
8) Crocker al Secretario de Estado, 25 de agosto de 1988, FOIA.
(Tomado de Granma)

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Mas info sobre la batalla de Cuito Cuanavale:
 
Ecured

Batalla de Cuito Cuanavale.  Proeza de la Revolución Cubana. Considerada una de las batallas más trascendentes en la historia después de los combates de la II Guerra Mundial, angolanos y cubanos derrotaron en toda la extensión a los invasores sudafricanos y reafirmaron la soberanía de esta nación africana. Un pequeño pueblo con vocación internacionalista, frente a una potencia militar que empleó poderosas fuerzas, aviación moderna, artillería y blindados de última generación, pero no pudo tomar la localidad, convertida entonces en símbolo de resistencia y valor.

Contenido

  • 1 El escenario
  • 2 Prólogo a las acciones
  • 3 El grupo operativo cubano llega a Cuito Cuanavale
  • 4 Las acciones combativas
  • 5 Reflexiones finales
  • 6Fuentes

Cuito Cuanavale El escenario

CuitoCuanavale

CuitoCuanavale se ubica en un rincón deAngola, en dirección sureste, a más de 1000 kilómetros deLuanda. Este poblado se asienta en la confluencia del Río Cuito yRío Cuanavalede los que toma su nombre. Unas 50 casas de mampostería diseminadas a lo largo de la carretera se integran al paisaje; en el extremo este se halla el aeródromo. Cuito Cuanavale está rodeado de aldeas matizadas por sus típicas construcciones de barro y guano. En eso misma dirección el terreno irregular adopta la forma de un valle circundado de pequeñas colinas desde donde se domina el poblado.
Su vegetación es semidesértica y está formado por arbustos espinosos y árboles de mediana altura que, según se alejan al este, van aumentando de tamaño hasta formar aislados zonas boscosas.
A finales de1987Cuito Cuanavale era uno de los poblados más tristes del mundo. No se escuchaba el canto de los niños; la alegría fue apagada. Los habitantes del lugar se marcharon. El caserío desierto solo ofrecía agujeros de todos los tamaños en las construcciones de barro y guano.

Prólogo a las acciones

Durante la segunda quincena del mes de octubre de 1987, en la dirección Menongue – Cuito Cuanavale, se observaba un incremento en la actividad de la aviación sudafricana, la cual había realizado ataques contra las unidades de la FAPLA y contra localidades de la provincia de Cuando Cubango.
Es esos días la operación Saludando Octubre, efectuada por la FAPLA contra la principal agrupación de la UNITA, estaba llegando a su fin, debido al agotamiento de las tropas de la FAPLA, causado por los ritmos de ofensiva mantenidos durante el desplazamiento de las unidades desde Cuito Cuanavale hasta el naciente del río Lomba.
En estas difíciles condiciones, las FAPLA tenían que hacer frente a la ofensiva lanzada por las tropas sudafricanas, unidades de las Fuerzas del Territorio Namibia y fuerzas regulares y semirregulares de la UNITA en las márgenes delRío Lomba. Hasta ese momento, el enemigo no había aceptado el combate frontal y se replegaba continuamente ante el avance de las fuerzas FAPLA, apenas sin ofrecer resistencia táctica con la que logró el agotamiento de los combatientes de las FAPLA y el alejamiento de su retaguardia, lo que permitió oficialmente inicial la contraofensiva.
La actuación de las tropas sudafricanas en la referida región no era causal, respondía a un bien concebido plan del alto mando de Pretoria, el cual tenía previamente preparadas y ubicadas a sus tropas élites para asestar el golpe de gracia a las FAPLA cuando estas llegaran al lugar preciso y en el momento oportuno en el que el desgaste físico – moral facilitara su aniquilamiento y, una vez logrado esto, exigir entonces el cese de la ayuda a la SWAPO, la reconciliación con la UNITA y la retirada de las tropas cubanas de Angola.
Para lograr sus objetivos, los sudafricanos comenzaron a asestar golpes con su aviación, ataques y golpes de mano contra las tropas de las FAPLA, las cuales no fueron aniquiladas gracias a un conjunto de medidas tomadas que posibilitaron la reagrupación de las unidades y el repliegue hacia las nacientes de los ríos Cuzizi y  Vimpulo y el posterior paso a la defensa en las proximidades de Cuito Cuanavale (fundamentalmente al este), así como el apoyo y asesoramiento de las tropas cubanas.
Desde su llegada a la región de Cuito Cuanavale, las tropas de la FAPLA se vieron sometidas al feroz hostigamiento del enemigo sudafricano, principalmente su artillería de largo alcance de 155 mm de los tipos G – 5 y G- 6 y los lanzacohetes múltiples Valkiria, así como a los frecuentes golpes de su aviación.
Por su parte, la UNITA había continuado concentrando sus esfuerzos principales en el hostigamiento a las unidades de las FAPLA dislocadas en la región de Cuito Cuanavale, sobre todo a las ubicadas al este del río Cuito, amenazaban seriamente en tomar el poblado y asestar una derrota total a las FAPLA, en cooperación con las tropas sudafricanas. A su vez, para impedir el abastecimiento de las FAPLA, la UNITA incremento las acciones de embocadas y minados en el itinerario Menongue – Cuito Cuanavale.
Para las FAPLA, la situación exigía no solo la realización de grandes esfuerzos materiales y morales que pusieran en tensión todo el potencial económico, militar y político del país, sino firmeza y habilidad en el mando para salvar la agrupación de fuerzas y medios y evitar que el enemigo ocupara Cuito Cuanavale, hecho que en terreno militar hubiera presentado una destrucción para las fuerzas asediadas y una derrota cuya recuperación política pondría en desventaja a la revolución angolana y al MPLA – Partido del Trabajo, frente a su más poderoso enemigo, la UNITA.

El grupo operativo cubano llega a Cuito Cuanavale

Ante la difícil situación que se hallaban las tropas de las FAPLA y al solicitud de apoyo hecha por el gobierno angolano, el alto mando de las FAR decidió enviar a Cuito Cuanavale un grupo operativo del Estado Mayor de la Misión Militar, el cual se encargaría de colaborar con las FAPLA en la organización de la defensa. A tales efectos se propuso los objetivos siguientes:

  1. Mantener a toda costa la defensa de Cuito Cuanavale y garantizar que el poblado no fuera ocupado por el enemigo.
  2. Analizar la situación y el aseguramiento combativo de las tropas de la FAPLA y, en coordinación con su mando, estudiar y adoptar las medidas necesarias para asegurar la estabilidad de la defensa.
  3. Mantener informada a la Jefatura de la Misión Militar Cubana sobre la situación de la región.
  4. Valorar integralmente la situación y proponer al mando qué medidas tomar de inmediato.

El 5 de diciembre llega el grupo operativo a Cuito Cuanavale; de inmediato se priorizó la organización del mando y la preparación de la artillería para realizar el fuego contra las baterías enemigas que hostigaban la región y junto con las FAPLA, organizar y fortalecer la defensa.
En los días posteriores, se reforzó el grupo operativo con otros oficiales, y se completó el personal de seguridad hasta llegar a una compañía de tropas especiales.

Las acciones combativas

A principios de diciembre de 1987, el alto mando de las fuerzas armadas sudafricanas había creado una fuerte agrupación de fuerzas y medios que, según su apreciación, le permitirían obtener la victoria en Cuito Cuanavale. Esta agrupación de fuerzas élites estaba compuesta por infantería, tanques, infantería mecanizada, artillería de largo alcance, armamento de alta precisión y artillería antiaérea, apoyada por la aviación de combate.
El enemigo con su aviación y el fuego de la artillería hostigaba las posiciones de la FAPLA, empleando un promedio diario de 100 – 120 proyectiles de artillería de diferentes calibres. Simultáneamente realizaba ataques terrestres limitados a las posiciones FAPLA. Llegaron hasta las inmediaciones de su borde delantero. Concentraba especial atención en la destrucción del puente existente sobre el río Cuito, empleaban para ellos cohetes alados y aviones sin pilotos, con el objetivo de dividir la agrupación defensiva, aislar las fuerzas que se defendían al este del río y aniquilarlas.
El mando angolano – cubano, al apreciar la situación, comprendió que los sudafricanos pretendían ir debilitando gradualmente las fuerzas FAPLA, desmoralizarlas, habituarlas a los ataques limitados y con posterioridad aniquilarlas mediante un ataque generalizado. Por esto, se adoptaron medidas que garantizaran la vitalidad de la defensa, entre las que se destacaban la creación de un sistema único de exploración, la respuesta adecuada a los hostigamientos aéreos y artilleros, con el fin de impedirles que machacaran impunemente a las fuerzas que se defendían.
Los combates: un bautismo de fuego.
13 de enero
En horas de la madrugada, las tropas sudafricanas dan inicio a un ataque contra las posiciones de la FAPLA de la 21 y 59 brigadas, caracterizado por fuertes y contundentes asaltos de fuego de artillería de los tipos G – 5 y G- 6 y Valkiria, golpes de aviación y el sucesivo ataque de la infantería y los tanques.
Tras un intenso combate, que dura alrededor de tres horas, aprovechando un intervalo entre las brigadas FAPLA, las fuerzas enemigas logran salir a la profundidad de estas.
Las tropas de la 21 Brigada, luego de una tenaz resistencia, se repliegan a posiciones más ventajosas en la profundidad de la defensa y el enemigo ocupa momentáneamente las posiciones abandonas. Trascurridas varias horas, la 21 Brigada recupera estas posiciones.
14 de enero
Durante todo el día, el enemigo continúa los asaltos de fuego mediante de artillería de largo alcance, artillería reactiva y morteros.
Alrededor de las 10:00 hrs. se detectan cuatro columnas de blindados compuestas por unos 30 tanques y 60 transportadores, en orden precombatito en dirección nordeste, a unos 24 Km. de Cuito Cuanavale.
Dos horas más tarde, el enemigo ataca nuevamente por intervalos entre la 21 y la 59 Brigadas, apoyado por el fuego de su artillería. A pesar de la tenaz resistencia de las fuerzas que se defienden, el atacante logra penetrar en las posiciones de la FAPLA y maniobrar hacia el flanco y la retaguardia de la 59 Brigada, la cual, después de combatir dos horas en condiciones de semicerco contra fuerzas superiores, se reagrupa, lleva a cabo un contraataque y logra penetrar en las líneas enemigas. Se desarrolla entonces un combate de tanques.
En esta acción, los tanguistas y la infantería de acompañamiento dieron grandes pruebas de valor y decisión de vencer, al frustrar los planes de fuerzas muy superiores que tenían en su composición más de 100 carros blindados. Al atardecer, el enemigo cesa el ataque y comienza retirarse.
Ante la gravedad de la situación y con el objetivo de fortalecer la defensa en la dirección de Cuito Cuanavale, el alto mando de las FAR decidió enviar un grupo táctico, que llegó a la zona de operaciones el 17 de enero. De inmediato, ocupó las posiciones asignadas y comenzó a ejecutar tareas organizativas y de preparación de las acciones combativas, especialmente los trabajos ingenieros de las áreas de defensa, la exploración aérea y la defensa antiaérea.
Por otro lado, el enemigo sudafricano continuaba hostigando con su artillería de largo alcance a las tropas FAPLA y a partir del día 27, la aviación incrementaba los bombardeos en el frente de la 21 Brigada y asestaba golpes los días 29 de enero, y 3, 4, 6 y 9 de febrero.
El mando angolano – cubano, ante la situación creada, decidía retirar la agrupación de las tropas FAPLA hacia nuevas posiciones y adoptó medidas tendentes a fortalecer la estabilidad de la defensa.
19 y 20 de febrero
Durante el día 19, la artillería de largo alcance del enemigo hostiga la región de la 25 Brigada al este del río Cuito, y al amanecer del 2 inicia el hostigamiento contra la referida Brigada. A las 11:45 hrs. se detecta un movimiento del enemigo a unos 17 – 20 Km. al este, por lo que se decide realizar la exploración aérea en esta zona.
A las 12.20 hrs., el enemigo al aparecer UNITA con una composición no determinada, ataca por el flanco derecho de la 59 Brigada; medida hora más tarde, cuatro aviones enemigos bombardean áreas situadas a 13 Km. al nordeste de Cuito Cuanavale; una hora después otros tres aviones atacan las posiciones del grupo táctico cubano en Longa.
Al caer la tarde, el batallón del flanco derecho de la 59 Brigada se repliega ante la presión que ejerce el enemigo en su frente. El mando angolano-cubano ordena resistir a toda costa y maniobrar con las fuerzas y los medios.
Para la 01:00 h del 20, el enemigo cesa el ataque, los destacamentos del grupo táctico cubano salen a las líneas de fuego planificadas en la margen oeste del río Cuito, y amenazan fuertemente a la agrupación enemiga.
A las 16:50, el enemigo reinicia el ataque a las posiciones de la 25 Brigada y sus aviones asestan golpes sobre la región de defensa de fuerzas enemigas, lanzando golpes contra ellas.
Por su parte, la aviación cubana intensifica los vuelos de exploración en la región y, en varias ocasiones, al detectar columnas de fuerzas enemiga, lanzan golpes contra ellas.
El 21 de febrero nuestros aguerridos pilotos descubren y atacan una agrupación de tropas enemigas compuestas por tanques Centurión, carros blindados AML – 60 y camiones blindados de tipo Casspir, y le causa fuertes bajas. El duelo de artillería se mantiene durante los días 21 y 25 de febrero; así mismo la aviación enemiga bombardea nuestras posiciones entre el 23 y 24.
25 de febrero
La 25 y 29 Brigada con el esfuerzo recibido de oficiales zapadores cubanos, inician la instalación de campos de minas en el borde delantero en la línea Capamba – Cabarata. Bajo un inmenso fuego enemigo las tropas angolanas, dirigidas por los cubanos logran incrementar notoriamente los trabajos ingenieros. El día 24 se produce un fuerte hostigamiento artillero con cañones G – 5 enemigos y la aviación sudafricana bombardea las posiciones de las FAPLA.
Ese mismo día en horas de la noche, se ordena el repliegue de la 59 Brigada hacia el oeste del Río Cuito, mientras que la 25 debía hacer lo mismo y ocupar nuevas posiciones, mas cercanas al puente, así dejar formada una cabeza de puente en el sector este de la defensa de Cuito Cuanavale.
En la madrugada del 25 el enemigo comienza a iluminar con bengalas las posiciones abandonadas horas antes por la 25 y la 59 Brigadas; dos horas después, inicia el ataque contra esas posiciones, pero en su avance cae en los campos minados y bajo el fuego de la artillería de las FAPLA se ve obligado a avanzar desorganizadamente con lo que se evidencia su gran desconcierto.
Durante la tarde y hasta horas avanzadas de la noche de ese día se continúan percibiendo las explosiones provocadas por los blindados enemigos al accionar las minas.
Ese día 25 el principal factor que contribuyó a esta victoria de las FAPLA, asesoradas por el personal cubano, fue la sorpresa, lograda cuando la 25 y la 59 Brigadas abandonan secretamente sus posiciones y refuerzan los campos de minas con trampas y sectores minados de forma irregular.
1ro de marzo
A pesar del fuerte golpe recibido, los sudafricanos no cejan en su empeño de ocupar Cuito Cuanavale; poco después del mediodía del 1ro de marzo, lanzan de nuevo un ataque sobre las posiciones de la 25 Brigada, pero por segunda ocasión caen en los campos de minas y bajo el fuego de la artillería de las FAPLA, y experimentan grandes bajas en personal y técnica blindada.
Una hora más tarde, se ven obligados a retirarse nuevamente sin haber podido llegar al borde delantero de la defensa de la 25 Brigada.En este combate, las FAPLA hicieron gala de una elevada moral combativa y de una adecuada preparación para rechazar el ataque, consecuencia lógica de la victoria en los combates anteriores y del perfeccionamiento de su maestría combativa.
23 de marzo
Durante los días 20 y 21 de marzo, la aviación sudafricana volvía a lanzar su mortífera carga sobre las posiciones de la 25 Brigada, fundamentalmente contra su borde delantero. Estas acciones serían el preludio a las iniciadas el memorable 23 de marzo.
Ese día, muy temprano, el enemigo lleva a cabo intensos asaltos de fuego contra la posición de la 25 Brigada, tras lo cual ataca en dirección al flanco derecho de la defensa pero ante el certero fuego de la artillería de las FAPLA se ve precisado a desviar la dirección de ataque hacia el flanco izquierdo; esta maniobra también le falla, sus tanques caen en los campos de minas y tiene sus primeras bajas. Esto, unido a los efectos del fuego de la artillería de tiro directo, incrementa sus pérdidas en personal.
En el flanco izquierdo de la 25 Brigada, las tropas del enemigo sufren también grandes pérdidas: varios tanques y carros blindados, entre ellos tres Olifant. Al oeste del río fuerzas de la UNITA atacan al 3 Batallón de la 13 Brigada en la región de Cutucio, y a un batallón de la 36 Brigada al norte de Cuito Cuanavale, en ambos casos, las FAPLA no solo los rechazan, sino que les ocasionan sensibles pérdidas.
A las 16:00 hrs. cesaba el combate, si bien el hostigamiento continuaba hasta las 22:00 hrs. Para que se tenga una idea de la magnitud del combate, baste decir que el enemigo arrojó 700 proyectiles de cañón G – 5, 36 cohetes Valkirie y 66 granadas de mortero.
Por su parte la artillería cubana y angolana lanzaron 627 proyectiles de obús 122 mm, 677 cohetes de BM-21 y 499 proyectiles de cañón 130 mm.
Una vez más en este combate nuestros pilotos hicieron gala de su maestría combativa y su heroísmo al asestar efectivos golpes contra el segundo escalón y las reservas del enemigo, al que ocasionó grandes pérdidas.
La Batalla de Cuito Cuanavale, no concluyó con este combate, sino fue extinguiéndose gradualmente, y con los fuertes golpes asestados a las fuerzas sudafricanas en la dirección Tchipa-Calueque, se crearían las condiciones para imponerles la voluntad de las tropas a los sudafricanos y obligarlos a retirar la agrupación de fuerzas del territorio de la República Popular de Angola.
El heroísmo desplegado los compatriotas, angolanos y namibios queda sintetizado en una frase escrita por uno de los invasores en los restos de un edificio en ruinas en el escenario de la batalla: «Los MIG 23 nos partieron el corazón».

Reflexiones finales

Victoria Cuito CuanavaleVictoria Cuito Cuanavale

En Cuito Cuanavale la Revolución Cubana se jugó todo, se jugó su propia existencia, se arriesgó a una batalla en gran escala contra una de las potencias más fuertes de las ubicadas en la zona del Tercer Mundo, contra una de las potencias más ricas, con un importante desarrollo industrial y tecnológico, armada hasta los dientes, a esa distancia de nuestro pequeño país y con nuestros recursos, con nuestras armas. Se corrió el riesgo de debilitar nuestras defensas, y debilitamos nuestras defensas, utilizamos nuestros barcos, única y exclusivamente nuestros barcos y nuestros medios para cambiar esa correlación de fuerzas que hiciera posible el éxito de los combates; porque a tanta distancia no se sabe si se libró alguna vez alguna guerra entre un país tan pequeño y una potencia como la que poseían los racistas sudafricanos.
Cuito Cuanavale es el lugar que se hizo histórico, pero las operaciones se extendieron a lo largo de toda una línea de cientos de kilómetros y se derivó de ellas un movimiento hacia el suroeste de Angola de gran importancia estratégica. Todo eso se simboliza con el nombre de Cuito Cuanavale, que fue donde empezó la crisis; pero alrededor de 40 000 soldados cubanos y angolanos con más de 500 tanques, cientos de cañones y alrededor de 1 000 armas antiaéreas, en su inmensa mayoría armas antiaéreas nuestras que sacaron de allí avanzaron en dirección a Namibia, apoyados por nuestra aviación y un aeropuerto de avanzada construido en cuestión de semanas.
En Cuito Cuanvale se hubieran podido tener grandes batallas, pero era mejor, ante la nueva situación, resolver en la mesa de negociaciones el problema del respeto a la integridad de Angola y la independencia de Namibia. Aquellos acontecimientos habrían de influir profundamente en la propia vida de África del Sur, y era una de las razones, una de las motivaciones, uno de los grandes estímulos que impulsaban; porque al resolver el problema en Angola, las fuerzas que luchaban contra el apartheid recibirían también los beneficios de nuestras luchas.

Nelson Mandela y Fidel Castro

Nelson Mandela y Fidel Castro
En Cuito Cuanavale se reafirmó una vez más la hermandad combativa de las Fuerzas Armadas de Cuba y Angola, la solidaridad revolucionaria de ambos pueblos y sus respectivos partidos.
Allí, la voluntad de lucha del pueblo angolano por su libertad, independencia y soberanía nacional, tuvo como dignos exponentes a los combatientes de las FAPLA, quienes se distinguieron por su heroísmo, sacrificio y capacidad de resistencia.
Brilló con luz propia la elevada capacidad, moral combativa y maestría militar de los jefes, oficiales y soldados de las tropas angolano-cubanas y quedó demostrada sin lugar a dudas la superioridad aérea, antiaérea y terrestre de sus fuerzas.
Tuvo una singular importancia la vitalidad de la defensa, lograda con la creación de un bien coordinado sistema de fortificaciones y obstáculos ingenieros explosivos y no explosivos y con el perfeccionamiento del mando conjunto de las tropas angolano – cubanas.

Fuentes

BAYO, ARMANDO (1961). África continente que despierta: La Habana: Capitolio Nacional.
Historia de Angola. (1979) Ciudad de La Habana: Ed: Ciencias Sociales.
La guerra de Angola (1989). La Habana: Editorial política.
ORAMAS, OSCAR. (1978) Angola, ha nacido una nueva generación. Ciudad de la Habana: Ed: Ciencias Sociales.

Categorías: Historia de África | Historia de Angola | Operación Carlota | Batallas y combates en África

No será noticia, a pesar de las noticias

 

Con África en la memoria*

17 abril, 2013 de La pupila insomne
Jorge Risquet Valdés

Jorge Risquet

Jorge Risquet

Siempre prefiero presentar un buen libro, como éste, África en la Memoria, del querido amigo Heriberto Feraudy, por escrito, mediante un prólogo.

Justamente, el presente libro contiene, en una recopilación de más de una treintena de artículos, semblanzas biográficas, discursos, conferencias magistrales, pronunciadas en Cuba y en varios países de América (México, Venezuela, Estados Unidos), entrevistas, en fin, un mosaico de formas a través de las cuales el autor nos hace conocer mejor la cultura del Continente ancestral.

De allí fueron traídos a Cuba, encadenados, en las bodegas de los barcos y arrojados a los barracones de los cortadores de caña, más de un millón de esclavos, enorme cifra para nuestra pequeña isla, poco poblada entonces, mas una cantidad relativamente pequeña, si tenemos en cuenta que las más recientes investigaciones calculan en 40 millones el número de esclavos que llegaron a América a lo largo de cuatro siglos, del centenar de millones que fue objeto del más prolongado y numeroso genocidio de la historia de la Humanidad.

Más de la mitad de esos cien millones murieron en las acciones organizadas por los esclavistas para capturarlos, en los “almacenes” de esclavos instalados en los puntos de embarque en las costas atlánticas de África, desde Dakar hasta Benguela, en El Cabo, en Mombasa, ya en la costa africana del Índico.

También millones desaparecieron en la larga travesía. Fueron arrojados muertos a las aguas del Océano.  O vivos, en este último caso para esconder la trata, ante las naves de guerra británicas, en el siglo XIX.

He visitado algunos de esos “almacenes de la crueldad”, testigos pétreos de la ignominia de esclavistas portugueses, españoles, ingleses, franceses, holandeses, en fin, de la Europa que en 1885 se reunió en Berlín para “repartirse” el Continente africano, incluyendo al Rey Belga, que obtuvo El Congo, y a Estados Unidos, que reclamó posibilidades de inversiones y comercio para sus nacientes monopolios.

La intención del autor no es ofrecernos una clase magistral sobre la historia del Continente, que conoce tan bien por toda una vida dedicada al África como embajador de Cuba en varios países, desde la mayor y más poblada Nigeria hasta el pequeño reinado de Lesotho y como funcionario a cargo de la atención de los países africanos en el Ministerio de Relaciones Exteriores y en el Instituto de Amistad con los Pueblos.

El real objetivo es establecer el carácter pluriétnico del pueblo cubano, producto de la mezcla durante medio milenio de la población blanca de origen español y la población negra, procedente de África, y en pequeña medida de sangre de aborígenes de Cuba y de Yucatán, y aun mayor de chinos; unos 150 mil, que fueron introducidos como coolíes, una suerte de servidumbre, a mediados del siglo XIX  cuando se hizo difícil la trata por la persecución británica.

Este proceso de mestizaje, durante 500 años, es el pueblo cubano  de hoy, integrado por blancos, negros y mulatos de variado tono del color de la piel. Y nuestra cultura es igualmente un producto autóctono, resultado final de esta pluralidad y mezcla de costumbres, creencias religiosas, lenguas, en fin, de culturas.

Este primer objetivo que consigue África en la Memoria es la base para abordar lo fundamental, la persistencia dañina de los prejuicios raciales hacía negros y mestizos que se manifiestan en las relaciones sociales, los vínculos amorosos y en las condiciones  de vida.

Y para subrayar la necesidad actual de incrementar la lucha por eliminar esta persistencia, tan injusta desde el punto de vista humano como ajena a nuestra hermosa historia de combate unido por la independencia patria.

¿Cómo discriminar a una mujer porque tenga la piel del color de Mariana Grajales, la Madre de la Patria?

¿Cómo discriminar a un hombre porque tenga la piel del color de la de José Antonio Aponte, Antonio Maceo, José Maceo, Guillermón Moncada, Flor Crombet, Juan Gualberto Gómez, Jesús Menéndez, Lázaro Peña, Nicolás Guillén, Gerardo Abreu Fontán, Conrado Benítez, Juan Almeida Bosque?

Esta tarea a la que nos convoca la Comisión Aponte de la UNEAC hay que librarla en todos los terrenos, a través de nuestras organizaciones de masas, de nuestro Partido, de nuestros medios masivos de difusión y sobretodo considero yo, en nuestras aulas, desde la enseñanza primaria, en los libros de texto escolares de todos los niveles, desde primer grado hasta la Universidad y preparar a nuestro magisterio para exponer con convicción esta asignatura fundamental para la unidad de la Patria y para borrar los vestigios de un gran crimen secular, la esclavitud y la discriminación de los hombres y mujeres no blancos.

Hay que enseñarle a nuestros niños el concepto científico: hay una sola raza, la raza humana.

Nuestro Héroe Nacional José Martí, su prédica y sus actitudes, que felizmente poseemos a través de los libros, es el insuperable maestro en esta tarea de eliminar los prejuicios raciales remanentes.

En este 160 Aniversario de su nacimiento, busquemos en Martí y divulguemos sus enseñanzas, empecemos por este poema de sus Versos Sencillos.

El rayo surca, sangriento,
El lóbrego nubarrón;
Echa el barco, ciento a ciento,
Los negros por el portón.
El viento, fiero, quebraba
Los almácigos copudos;
Andaba la hilera, andaba,
De los esclavos desnudos.
El temporal sacudía
Los barracones henchidos:
Una madre con su cría
Pasaba, dando alaridos.
Rojo, como en el desierto,
Salió el sol al horizonte:
Y alumbró a un esclavo muerto,
Colgado a un seibo del monte.
Un niño lo vio: tembló
De pasión por los que gimen:
¡ y, al pie del muerto, juró
Lavar con su vida el crimen!

En un artículo publicado en México escribió este fragmento:

“¿Y los negros?  ¿Quién qué ha visto azotar a un negro no se considera para siempre su deudor?  Yo lo vi., lo vi cuando era niño, y todavía no se me ha apagado en las mejillas la vergüenza”.

En su discurso en el Liceo Cubano, Tampa (Noviembre, 1891) expresó:

«¿Al que más ha sufrido en Cuba por la privación de la libertad le tendremos miedo, en el país donde la sangre que derramó por ella se la hecho amar demasiado para amenazarla?   ¿Le tendremos miedo al negro, al negro generoso, al hermano negro, que en los cubanos que murieron por él ha perdonado para siempre a los cubanos que todavía lo maltratan? Pues yo sé de manos de negros que están más dentro de la virtud que las de blanco alguno que conozco: yo sé del amor negro a la libertad sensata, que sólo en la intensidad mayor y natural y útil se diferencia del amor a la libertad del cubano blanco: yo sé que el negro ha erguido el cuerpo noble, y está poniéndose de columna firme de las libertades patrias. Otros le teman: yo lo amo: a quien diga mal de él, me lo desconozca, le digo a boca llena: —– “Mienten”.»

El juramento plasmado en el poema fue cumplido por José Martí. Al caer en Dos Ríos entregaba su vida por la independencia plena de Cuba de la caduca monarquía española y el naciente imperialismo de Estados Unidos. Y por la igualdad plena y la relación armoniosa de todos los cubanos, fuesen estos blancos, negros o mestizos.

Su visión del problema racial es definitiva:

“Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro”.
“Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro”.
“En los campos de batalla, muriendo por Cuba, han subido juntos por los aires las almas de los blancos y los negros. En la vida diaria de defensa, de lealtad, de humanidad, de astucia, al lado de cada blanco siempre hubo un hombre negro”.

Podrían citarse muchos otros textos de Martí sobre el tema, pero el tiempo no me lo permite.

Sólo agregar que en su actuación práctica, en su cargo de organizador político como Delegado del Partido Revolucionario Cubano, Martí escogió a los cuadros principales por sus méritos, libre de todo prejuicio racial.

¿Quién mejor para General en Jefe que el internacionalista Máximo Gómez, blanco y dominicano, que peleó durante los Diez Años de la Guerra Grande, que forjó a jefes militares como Calixto García, Antonio y José Maceo?

Para segundo de Gómez, como Lugarteniente General ¿Quién mejor que Antonio Maceo, cubano mulato protagonista de la Protesta de Baraguá?

Y para representante en Cuba del Delegado del Partido, ¿Quién mejor que Juan Gualberto Gómez, que nació esclavo?

Y para jefes del levantamiento en Oriente ¿quienes mejores que Guillermón Moncada en el Este y Bartolomé Masó en el Oeste de la gran región?

Nuestra Revolución, que es de los humildes y para los humildes favoreció a los más humildes, justamente, entre estos, a las familias de negros y mestizos.

Los siquitrillados por la Revolución, los dueños de centrales y fábricas, los latifundistas, los casatenientes y dueños de empresas comerciales y de servicios, en fin, la oligarquía burgués-latifundista era de magnates norteamericanos y cubanos, descendientes de europeos.

Las universidades se vistieron de negros, de mulatos, de obreros, de milicianos, como pidió el Che. Devinieron punibles, realmente, todo acto de discriminación racial, aquel principio que los comunistas impusieron insertar en la Constitución de 1940, pero que nunca se cumplió a falta de la “Ley Complementaria”.

Y lo más importante: cientos de miles de cubanos, de todos los colores, emprendieron la “ruta del esclavo” en sentido contrario, para combatir, junto a los pueblos africanos, el colonialismo  y el Apartheid y defender la integridad de las naciones ya independientes.

Si a Cuba llegaron un millón 300 mil esclavos,  cien veces más es la cifra de las poblaciones de estos países: Argelia, Guinea Bissau, Angola, Zimbabwe, Etiopía, Namibia, África del Sur.

380 mil oficiales y combatientes cubanos participaron de aquella lucha, 2 mil 400 entregaron sus vidas.  Hace dos años superamos la cifra de 120 mil colaboradores civiles que han prestado sus servicios técnicos en África. Ello suma MEDIO MILLON DE CUBANOS, que han pagado su deuda con la humanidad, como define Fidel nuestro internacionalismo.

Mas persisten los remanentes del prejuicio.

Fidel, tan temprano como abril de 1959, advirtió la complejidad de la lucha contra la discriminación racial que la Revolución emprendería. Se trataba de un mal de cuatro siglos de esclavitud y 60 años de neocolonialismo impuesto por los imperialistas del Ku Klux Klan.  Cuatro décadas más tarde abordó en profundidad el tema en la UNEAC.

Más recientemente, Raúl ha calificado como una vergüenza el insuficiente avance en esta materia en 50 años de Revolución

Ello significa que hay que luchar, trabajar, educar, así como promover en todo lo posible las condiciones de trabajo y vivienda.

La lucha continua. A ello está destinado en realidad el libro África en la Memoria y la incansable actividad de su autor, compañero Heriberto Feraudy.

*Palabras de presentación del libro África en la Memoria de Heriberto Feraudy.  Feria del Libro.
Febrero 16 del 2013

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 Operación Carlota
 Batalla de Cabinda
 Batalla de Cangamba
 Batalla de Ebo
 Batalla de Quifangondo
 Batalla de Sumbe
 Batalla de Cuito Cuanavale

 

 

¿Por qué ocultar la verdad sobre el Apartheid? Fidel Castro Ruz

Quizás el imperio creyó que nuestro pueblo no haría honor a su palabra cuando, en días inciertos del pasado siglo, afirmamos que si incluso la URSS desaparecía Cuba seguiría luchando.
La Segunda Guerra Mundial estalló cuando, el 1ro. de septiembre de 1939, el nazi-fascismo invadió Polonia y cayó como un rayo sobre el pueblo heroico de la URSS, que aportó 27 millones de vidas para preservar a la humanidad de aquella brutal matanza que puso fin a la vida de más de 50 millones de personas.
La guerra es, por otro lado, la única actividad a lo largo de la historia que el género humano nunca ha sido capaz de evitar; lo que llevó a Einstein a responder que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta sería con palos y piedras.
Sumados los medios disponibles por las dos más poderosas potencias, EE.UU. y Rusia, disponen de más de 20 000 ojivas nucleares. La humanidad debiera conocer bien que, tres días después de la asunción de John F. Kennedy a la presidencia de su país, el 20 de enero de 1961, un bombardero B-52 de EE.UU., en vuelo de rutina, que transportaba dos bombas atómicas con una capacidad destructiva 260 veces superior a la utilizada en Hiroshima, sufrió un accidente que precipitó el aparato hacia tierra. En tales casos, equipos automáticos sofisticados aplican medidas que impiden el estallido de las bombas. La primera cayó a tierra sin riesgo alguno; la segunda, de los 4 mecanismos, tres fallaron, y el cuarto, en estado crítico, apenas funcionó; la bomba por puro azar no estalló.
Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas.
A lo largo de la historia, hasta hace apenas un siglo y medio y antes de que las máquinas y robots, a un costo mínimo de energías, se ocuparan de nuestras modestas tareas, no existían ninguno de los fenómenos que hoy conmueven a la humanidad y rigen inexorablemente a cada una de las personas: hombres o mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, agricultores y obreros fabriles, manuales o intelectuales. La tendencia dominante es la de instalarse en las ciudades, donde la creación de empleos, transporte y condiciones elementales de vida, demandan enormes inversiones en detrimento de la producción alimentaria y otras formas de vida más razonables.
Tres potencias han hecho descender artefactos en la Luna de nuestro planeta. El mismo día en que NelsonMandela, envuelto en la bandera de su patria, fue inhumado en el patio de la humilde casa donde nació hace 95 años, un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual.
Millones de científicos investigan materias y radiaciones en la Tierra y el espacio; por ellos se conoce que Titán, una de las lunas de Saturno, acumuló 40 veces más petróleo que el existente en nuestro planeta cuando comenzó la explotación de este hace apenas 125 años, y al ritmo actual de consumo durará apenas un siglo más.
Los fraternales sentimientos de hermandad profunda entre el pueblo cubano y la patria de Nelson Mandela nacieron de un hecho que ni siquiera ha sido mencionado, y de lo cual no habíamos dicho una palabra a lo largo de muchos años; Mandela, porque era un apóstol de la paz y no deseaba lastimar a nadie. Cuba, porque jamás realizó acción alguna en busca de gloria o prestigio.
Cuando la Revolución triunfó en Cuba fuimos solidarios con las colonias portuguesas en África, desde los primeros años; los Movimientos de Liberación en ese continente ponían en jaque al colonialismo y el imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de la República Popular China—el país más poblado del mundo—, tras el triunfo glorioso de la Revolución Socialista Rusa.
Las revoluciones sociales conmovían los cimientos del viejo orden. Los pobladores del planeta, en 1960, alcanzaban ya los 3 mil millones de habitantes. Parejamente creció el poder de las grandes empresas transnacionales, casi todas en manos de EE.UU., cuya moneda, apoyada en el monopolio del oro y la industria intacta por la lejanía de los frentes de batalla, se hizo dueña de la economía mundial. Richard Nixon derogó unilateralmente el respaldo de su moneda en oro, y las empresas de su país se apoderaron de los principales recursos y materias primas del planeta, que adquirieron con papeles.
Hasta aquí no hay nada que no se conozca.
Pero, ¿por qué se pretende ocultar que el régimen del Apartheid, que tanto hizo sufrir al África e indignó a la inmensa mayoría de las naciones del mundo, era fruto de la Europa colonial y fue convertido en potencia nuclear por EE.UU. e Israel, lo cual Cuba, un país que apoyaba las colonias portuguesas en África que luchaban por su independencia, condenó abiertamente?
Nuestro pueblo, que había sido cedido por España a EE.UU. tras la heroica lucha durante más de 30 años, nunca se resignó al régimen esclavista que le impusieron durante casi 500 años.
De Namibia, ocupada por Sudáfrica, partieron en 1975 las tropas racistas apoyadas por tanques ligeros con cañones de 90 milímetros que penetraron más de mil kilómetros hasta las proximidades de Luanda, donde un Batallón de Tropas Especiales cubanas —enviadas por aire— y varias tripulaciones también cubanas de tanques soviéticos que estaban allí sin personal, las pudo contener. Eso ocurrió en noviembre de 1975, 13 años antes de la Batalla de Cuito Cuanavale.
Ya dije que nada hacíamos en busca de prestigio o beneficio alguno. Pero constituye un hecho muy real que Mandela fue un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario. Yo no dejaba de admirar su honradez, su modestia y su enorme mérito.
Cuba cumplía sus deberes internacionalistas rigurosamente. Defendía puntos claves y entrenaba cada año a miles de combatientes angolanos en el manejo de las armas. La URSS suministraba el armamento. Sin embargo, en aquella época la idea del asesor principal por parte de los suministradores del equipo militar no la compartíamos. Miles de angolanos jóvenes y saludables ingresaban constantemente en las unidades de su incipiente ejército. El asesor principal no era, sin embargo, un Zhúkov, Rokossovski, Malinovsky u otros muchos que llenaron de gloria la estrategia militar soviética. Su idea obsesiva era enviar brigadas angolanas con las mejores armas al territorio donde supuestamente residía el gobierno tribal de Savimbi, un mercenario al servicio de EE.UU. y Sudáfrica, que era como enviar las fuerzas que combatían en Stalingrado a la frontera de la España falangista que había enviado más de cien mil soldados a luchar contra la URSS. Ese año se estaba produciendo una operación de ese tipo.
El enemigo avanzaba tras las fuerzas de varias brigadas angolanas, golpeadas en las proximidades del objetivo adonde eran enviadas, a 1 500 kilómetros aproximadamente de Luanda. De allí venían perseguidas por las fuerzas sudafricanas en dirección a Cuito Cuanavale, antigua base militar de la OTAN, a unos 100 kilómetros de la primera Brigada de Tanques cubana.
En ese instante crítico el Presidente de Angola solicitó el apoyo de las tropas cubanas. El Jefe de nuestras fuerzas en el Sur, General Leopoldo Cintra Frías, nos comunicó la solicitud, algo que solía ser habitual. Nuestra respuesta firme fue que prestaríamos ese apoyo si todas las fuerzas y equipos angolanos de ese frente se subordinaban al mando cubano en el Sur de Angola. Todo el mundo comprendía que nuestra solicitud era un requisito para convertir la antigua base en el campo ideal para golpear a las fuerzas racistas de Sudáfrica.
En menos de 24 horas llegó de Angola la respuesta positiva.
Se decidió el envío inmediato de una Brigada de Tanques cubana hacia ese punto. Varias más estaban en la misma línea hacia el Oeste. El obstáculo principal era el fango y la humedad de la tierra en época de lluvia, que había que revisar metro a metro contra minas antipersonales. A Cuito, fue enviado igualmente el personal para operar los tanques sin tripulación y los cañones que carecían de ellas.
La base estaba separada del territorio que se ubica al Este por el caudaloso y rápido río Cuito, sobre el que se sostenía un sólido puente. El ejército racista lo atacaba desesperadamente; un avión teleguiado repleto de explosivos lograron impactarlo sobre el puente e inutilizarlo. A los tanques angolanos en retirada que podían moverse se les cruzó por un punto más al Norte. Los que no estaban en condiciones adecuadas fueron enterrados, con sus armas apuntando hacia el Este; una densa faja de minas antipersonales y antitanques convirtieron la línea en una mortal trampa al otro lado del río. Cuando las fuerzas racistas reiniciaron el avance y chocaron contra aquella muralla, todas las piezas de artillería y los tanques de las brigadas revolucionarias disparaban desde sus puntos de ubicación en la zona de Cuito.
Un papel especial se reservó para los cazas Mig-23 que, a velocidad cercana a mil kilómetros por hora y a 100 metros de altura, eran capaces de distinguir si el personal artillero era negro o blanco, y disparaban incesantemente contra ellos.
Cuando el enemigo desgastado e inmovilizado inició la retirada, las fuerzas revolucionarias se prepararon para los combates finales.
Numerosas brigadas angolanas y cubanas se movieron a ritmo rápido y a distancia adecuada hacia el Oeste, donde estaban las únicas vías amplias por donde siempre los sudafricanos iniciaban sus acciones contra Angola. El aeropuerto sin embargo estaba aproximadamente a 300 kilómetros de la frontera con Namibia, ocupada totalmente por el ejército del Apartheid.
Mientras las tropas se reorganizaban y reequipaban se decidió con toda urgencia construir una pista de aterrizaje para los Mig-23. Nuestros pilotos estaban utilizando los equipos aéreos entregados por la URSS a Angola, cuyos pilotos no habían dispuesto del tiempo necesario para su adecuada instrucción. Varios equipos aéreos estaban descontados por bajas que a veces eran ocasionadas por nuestros propios artilleros u operadores de medios antiaéreos. Los sudafricanos ocupaban todavía una parte de la carretera principal que conduce desde el borde de la meseta angolana a Namibia. En los puentes sobre el caudaloso río Cunene, entre el Sur de Angola y el Norte de Namibia, comenzaron en ese lapso con el jueguito de sus disparos con cañones de 140 milímetros  que le daba a sus proyectiles un alcance cercano a los 40 kilómetros. El problema principal radicaba en el hecho de que los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreos.
Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos hasta decenas de kilómetros de nuestras tropas. Adicionalmente, una presa de 80 millones de metros cúbicos de agua situada en territorio angolano había sido ocupada y minada por combatientes cubanos y angolanos. El estallido de aquella presa hubiese sido equivalente a varias armas nucleares.
No obstante, una hidroeléctrica que usaba las fuertes corrientes del río Cunene, antes de llegar a la frontera con Namibia, estaba siendo utilizada por un destacamento del ejército sudafricano.
Cuando en el nuevo teatro de operaciones los racistas comenzaron a disparar los cañones de 140 milímetros, los Mig-23 golpearon fuertemente aquel destacamento de soldados blancos, y los sobrevivientes abandonaron el lugar dejando incluso algunos carteles críticos contra su propio mando. Tal era la situación cuando las fuerzas cubanas y angolanas avanzaban hacia las líneas enemigas.
Supe que Katiuska Blanco, autora de varios relatos históricos, junto a otros periodistas y reporteros gráficos, estaban allí. La situación era tensa pero nadie perdió la calma.
Fue entonces que llegaron noticias de que el enemigo estaba dispuesto a negociar. Se había logrado poner fin a la aventura imperialista y racista; en un continente que en 30 años tendrá una población superior a la de China e India juntas.
El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigoNelson Mandela, será inolvidable.
Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de EE.UU. y le dijo en inglés: “Señor presidente, yo soy Castro”.
Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad. Una vida es un minuto en la historia de los pueblos, y pienso que quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes.
El imperialismo siempre reservará varias cartas para doblegar a nuestra Isla aunque tenga que despoblarla, privándola de hombres y mujeres jóvenes, ofreciéndole migajas de los bienes y recursos naturales que saquea al mundo.
Que hablen ahora los voceros del imperio sobre cómo y por qué surgió elApartheid.
Fidel Castro Ruz
Miércoles, 18 de Diciembre de 2013 (08:35 pm)
http://www.lajiribilla.cu/reflexiones/mandela-ha-muerto-por-que-ocultar-la-verdad-sobre-el-apartheid
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