Fue en Cuito Cuanavale, antigua base aérea de la OTAN, donde entre enero y marzo de 1988 se desarrollaron los combates decisivos para lograr la victoria sobre la coalición África del Sur-UNITA. Esta victoria militar repercutió favorablemente en el proceso de negociaciones comenzado a mediados de 1987. En el plano militar las fuerzas cubano-angolanas fueron muy superiores, sobre todo tras los citados combates de Cuito Cuanavale, donde se contó con la ayuda de destacamentos namíbios. Por eso mismo —y no por buena gente— los enemigos de la República Popular de Angola acabaron firmando lo que no deseaban. Viéndose militarmente perdidos, y tragándose la habitual prepotencia que les caracteriza, no les quedó otra alternativa que hacerlo.
Los acuerdos de Paz para el Suroeste de África fueron firmados por Sudáfrica, Angola y Cuba en la sede de la ONU, en diciembre de 1988. Estados Unidos participó como mediador, aunque, en realidad, por ser un aliado del régimen del apartheid, les correspondía sentarse junto a los sudafricanos.
“El jefe de los negociadores norteamericanos, subsecretario de Estado Chester Crocker, durante años se opuso a que Cuba participara […] En un libro de su autoría sobre el tema fue realista cuando, refiriéndose a la entrada en la sala de reunión de los representantes de Cuba, escribió: ‘la negociación estaba a punto de cambiar para siempre’.
El personero de la administración Reagan sabía bien que con Cuba en la mesa de negociaciones no prosperarían la burda maniobra, el chantaje, la intimidación ni la mentira”—el entrecomillado es de Fidel.
(Fragmento del texto “Operación Tributo: Resumen del internacionalismo de Cuba en África”)
- Sobre la Batalla de Cuito Cuanavale
- Tras interesante charla, el documental “23 de marzo: golpe final al apartheid” comienza en el minuto 31:50