A modo de introducción
El 10 de julio de 2021, hace tres años, la contrarrevolución quiso asestar un duro golpe al Gobierno de Cuba revolucionaria. La situación en la Isla irredenta era sumamente complicada. A un bloqueo genocida e ilegal, recrudecido por Donald Trump y mantenido intacto por Joe Biden, había que sumarle la pandemia de la Covid-19, que afectó muy gravemente a todo el mundo; más a Cuba, todavía, cuya parte importante de su economía se sustenta en el turismo. Con los aeropuertos cerrados y la afluencia de turistas obviamente anulada, la heroica población tuvo que resistir quizás más que nunca.
Este momento fue elegido por la contrarrevolución para intentar, como ha quedado dicho, asestar un duro golpe, aunque, finalmente, este se quedó en golpecito. Y es que en la tierra de Martí y de Fidel no cuentan con el apoyo que dicen tener; siguen siendo minoría, aunque se empeñen en hacer creer lo contrario.
Animada por la complicada situación que se vivía y por la propaganda que los medios occidentales otorgaron a aquello que, un tiempo atrás, vinieron a llamar Movimiento de San Isidro, la contrarrevolución salió a las calles. Arrastraron a gente que, en medio de su sufrimiento, se dejó manipular; por eso se vio a más personas protestando, pero no tantas como desde los citados medios anunciaron.
Uno de los “dirigentes” de aquella acción contrarrevolucionaria fue el dramaturgo Yunior García. A este individuo le conocí en diciembre de 2010, en su ciudad natal: Holguín. Invitado por los y las compañeras de la Asociación Hermanos Saiz (AHS), que alberga a los jóvenes artistas y escritores de Cuba, acudí a la presentación de varios libros, entre ellos uno de Yunior García.
A medida que cumplía años, el joven dramaturgo se fue convirtiendo en lo que llegó a ser diez años después: un contrarrevolucionario al servicio del imperialismo yanqui contra Cuba. No es que lo diga yo; irrebatibles, son los hechos quienes le otorgan tan despreciable calificativo.
Los textos que pueden leer a continuación fueron escritos entre el 10 de julio de 2021 y el 19 de noviembre del mismo año. En el transcurso de cinco meses, Yunior García pasó de vivir en su ficticio pedestal a dejar colgados a sus “compañeros de lucha”, “exiliándose” en ese engendro que llamamos España, paraíso de fascistas.
Yunior García se prestó para ser un peón de la contrarrevolución, y acabó arrojado en el cubo de la basura. Por el contrario, aunque no exenta de dificultades, la Revolución Cubana continúa hacia delante.
Paco Azanza Telletxiki
Julio de 2024
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(Baraguá / @maceobaragua)