Sobre las elecciones de la CAV
En primer lugar, sobre los datos de participación: cabe destacar, una vez más, que las tasas de participación más elevadas se han dado en las zonas de renta más alta. Esto da a entender que la idea de que en las elecciones no hay nada en juego está arraigada entre la clase trabajadora, al menos en parte. Asimismo, a la vista de la alta tasa de abstención que ha habido, se observa que para muchas personas estas elecciones no han generado demasiadas expectativas respecto a un posible cambio profundo. De hecho, la gente se moviliza mayoritariamente cuando se detectan grandes diferencias entre dos posiciones políticas, y esta vez no ha sido así.
Los principales partidos que participaron en las elecciones de ayer [21 de abril] gobiernan conjuntamente en Madrid o en el gobierno de Nafarroa y en algunas capitales y municipios establecen alianzas estables entre ellos. Aunque han hecho un ejercicio de diferenciación entre estas dos elecciones, esto no ha provocado una movilización masiva de votantes. Además, el hecho de que varios temas relevantes ni si quiera se hayan abordado durante los debates electorales, dice mucho de la perspectiva de estos partidos; la omisión de la guerra o de la destrucción del medio natural, deja claro que ninguno de ellos está dispuesto air contrala OTAN u oponerse al destrozo del entorno natural de Euskal Herria.
El descenso del PNV y el crecimiento de EH Bildu han sido definidos como “cambio histórico” por parte de este último, hasta el punto de reivindicar que el terreno de juego político está cambiando radicalmente. Pero las cosas son muy distintas, EH Bildu ha tomado la senda de la moderación, equiparando su visión con la de los jeltzales en muchas cuestiones: ha hecho suyo el modelo social empresarial, tienen políticas de alianzas parecidas, en el debate sobre el autogobierno coinciden en lo fundamental, etcétera. Así pues, a los ojos de muchos electores habituales ha tomado la forma de un partido de gobierno, al estilo del PNV. En cuanto al PNV, ha notado el desgaste de estos años por la crisis capitalista y su penosa gestión de la misma. Sin embargo, no debería pasar desapercibido que lo que ha salido reforzado en estas elecciones ha sido la perspectiva de autogobierno e integración, ya que cualquier propuesta de ruptura ha sido desechada, tanto en lo que se refiere a la cuestión nacional como a la perspectiva del modelo social.
Por nuestra parte, nos reafirmamos en un modelo de política basado en la militancia y la movilización en la calle., defendiendo el programa de los trabajadores frente a los partidos institucionales burgueses. La s mejoras en los derechos políticos y económicos de los trabajadores no vendrán de los parlamentos, debemos hacernos cargo de nuestra propia situación. Hay que cambiar la perspectiva con respecto a la política de mujeres trabajadoras, jóvenes e inmigrantes, convirtiéndose en agentes para revertir la situación actual; tanto de quienes sienten desafección hacia todo tipo de política como la de quien aún defiende a los partidos que nos condenan a la impotencia. En estos tiempos caracterizados por la guerra y la austeridad, el partido independiente de los trabajadores es completamente necesario, es decir, la independencia respecto a los empresarios y a los políticos profesionales. Convocada por el Euskal Herriko Kontseilu Sozialista, llamamos a acudir a la importante cita que tenemos el 1 de mayo en Bilbo.
¡Hay alternativa, construyamos poder obrero!
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