Ayer informábamos en este diario que el pasado sábado falleció cuando dormía en la calle de un parque de Iruñea (Pamplona). En realidad, este lamentable hecho se puede catalogar como un asesinato del sistema capitalista, de quienes, bien por ignorancia o por puro interés, lo defienden a ultranza.
En la información que facilitábamos ayer también recogíamos la convocatoria del Sindicato Socialista de Vivienda de Iruñerria a una concentración en la plaza del Ayuntamiento de la capital navarra. La convocatoria se llevó a cabo a la hora acordada.
Militantes del Sindicato Socialista de Vivienda de Iruñerria señaló que la persona fallecida pasaba la noche en la plaza del Monasterio de Azuelo, del barrio San Juan, soportando temperaturas bajo cero. Y denunció que “es pura brutalidad, no sólo por el carácter trágico de los acontecimientos, sino porque son acontecimientos evitables”, añadiendo que “el funcionamiento del sistema en el que vivimos [el capitalista] condena a miles de personas a la miseria, aunque hay suficientes medios que podrían garantizar el bienestar universal”.
Insistieron, también, que bajo una sociedad capitalista es “inevitable” que “la gente siga muriendo en las calles”, ya que “no hay manera de garantizar vivienda a toda la población, si el acceso a los recursos básicos depende del dinero y de las condiciones sociales”.
Igualmente, denunciaron la actitud injustificadamente triunfalista del nuevo gobierno municipal, liderado por EH Bildu, que se colocó una inmerecida medalla al afirmar que desde su llegada al ayuntamiento ya no había personas que dormían en la calle. En opinión del Sindicato Socialista Iruñerria, esta fue una “afirmación audaz y, lamentablemente, muy alejada de la realidad”. Y es que, según su criterio, “se pueden tomar medidas para aliviar la situación de algunas personas sin hogar, pero estas sentencias son pura negligencia, ya que niegan la existencia de un problema real”.
Lamentaron, también, que esa “propaganda partidista” puede tener algunas “consecuencias graves”, tales como “invisibilizar el problema” y “crear una falsa ilusión de lo que las instituciones pueden hacer”. Es decir, “la falsa impresión de que las instituciones burguesas pueden cambiar radicalmente la situación”, cuando está más que demostrado que esto no es cierto.
Por todo ello, consideraron que “la única manera de poner fin de una vez por todas a estos acontecimientos es construir una organización social comunista. No basta con condenar el drama social; hay que trabajar para un modelo social que pueda superarlo”. Con otras palabras, subrayaron que “para que nadie se vea obligado a dormir en la calle, es fundamental superar el modelo social capitalista”.
Es por eso que hicieron un llamado a los trabajadores a “organizarse independientemente de las instituciones y de los partidos políticos que compiten por su control”. Y es que, dentro de aquellas, “ni la izquierda ni la derecha pueden hacer una propuesta real”; tan sólo gestionar la miseria, que es lo que unos y otros hacen.
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