Bombardeos estadounidenses en un embalse y su infraestructura, en el distrito de Mansouriya de la Gobernación de Al-Hodeidah en el oeste de Yemen, provocaron el corte del suministro de agua a más de 50.000 personas.
Al-Masirah TV lo reportó ayer, 2 de abril, de esta manera: “Como resultado de los ataques enemigos al embalse de Al-Senif y al edificio de la Administración de Recursos Hídricos en la zona de Mansouriya, más de 50.000 ciudadanos se quedaron sin suministro de agua.
Siddiq Khan, que trabaja como director en Yemen para la organización benéfica de ayuda Islamic Relief, expresó al respecto: «Ahora que han comenzado los bombardeos desenfrenados, nunca se sabe qué camino tomarán las cosas»,
En declaraciones a The Guardian, Khan denunció que los recientes ataques intensificaban la presión sobre un sector de ayuda humanitaria que ya estaba al borde del colapso. Atribuyó esta crisis a otras medidas de la era Trump, como los obstáculos legales para los grupos de ayuda humanitaria tras la designación de Ansarallah, el movimiento de resistencia gobernante de Yemen, como “organización terrorista extranjera”.
Khan añadió que “en general, se ha producido una disminución gradual, pero luego drástica, de la ayuda humanitaria a Yemen”, por lo que “muchas organizaciones están reduciendo su personal y algunas también han cerrado”.
El ejército estadounidense ha estado bombardeando Yemen desde el 15 de marzo, después de que el gobierno yemení liderado por Ansarallah anunciara su intención de reanudar los ataques contra buques vinculados a Israel en los mares Rojo y Arábigo en respuesta al bloqueo de Israel a Gaza.
La deshumanización de los inquilinos de la Casa Blanca llevó a que su ejército bombardeara hasta dos veces un hospital oncológico en el norte del país, como informó la agencia de noticias Saba de Yemen. Esta agencia acusó a Estados Unidos de “crímenes de guerra en toda regla al atacar a civiles y objetivos civiles, lo que resultó en docenas de muertos y heridos en varias gobernaciones”.