Lo que desde las cavernas mediáticas de la derecha se exhibe como un acabose del estado de Derecho (en el caso de que lo hubiese) la realidad parece demostrar, una vez más, lo contrario y que todo está atado y bien atado. Que la clase dominante está ahí y no admite matices es algo que suele olvidarse hasta que te da el bofetón.
Así, la ley de amnistía que parecía hecha ad hoc para los dirigentes independentistas catalanes -al decir de la reacción-, resultó perfecta para que 46 policías acusados de violencia indiscriminada, pidieran un «aquí no pasó nada» y fueran perdonados antes de empezar incluso el juicio. Y para guinda semanal, el Tribunal Constitucional, en manos del gobierno (como el CGPJ está en manos del PP), dicta perdón para la que fuera cúpula andaluza del PSOE que, a pesar de estar condenada y en prisión, sale en libertad. Otro ejemplo de separación de poderes.
El Partido de la Justicia no se presenta a las elecciones, ni falta que le hace. El poder no está para perder el tiempo y da órdenes a sus títeres.