El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó que China no debe ser vista como una potencia imperialista, sino como un país que promueve el desarrollo independiente y el respeto a la soberanía de otras naciones. Durante su intervención, Maduro destacó que el modelo chino representa una alternativa a las tradicionales potencias dominadoras, apostando por la cooperación y el beneficio mutuo. Enfatizó que las relaciones con China fortalecen la construcción de un mundo multipolar basado en la igualdad entre los pueblos.
Paralelamente, el Gobierno venezolano reiteró que la soberanía reside en el pueblo, en el contexto de la Consulta Popular Nacional celebrada recientemente. Esta consulta es un mecanismo de participación directa en el que los ciudadanos eligen proyectos prioritarios para sus comunidades, reafirmando su papel protagónico en la toma de decisiones públicas. A través de este proceso, el Estado busca fortalecer la democracia participativa y la autodeterminación, alejándose de cualquier tipo de injerencia extranjera y consolidando el principio de que es el pueblo quien ejerce plenamente la soberanía nacional.