Valtònyc, el rapero mallorquín que ha estado exiliado durante seis años en Bélgica y cuyo nombre es Josep Miquel Arenas ha anunciado que se retira de la música. Lo hará en el festival ‘El Tingladu’ de Vilanova i la Geltrú, en Barcelona. Esta será su primera y única actuación tras su regreso de Bélgica.
Valtónyc ha explicado: “Este es el último concierto de mi carrera”. Y ha añadido su agradecimiento al festival por mantenerle simbólicamente en el cartel durante su exilio y pagarle un cajón solidario, así como haber organizado una edición especial en Bruselas en 2019.
El rapero ha expresado en declaraciones a TV3: “Tengo un buen trabajo. No sé qué explicar ya, con el rap. Cuando hacía rap tenía 18 años, tenía un trabajo de mierda en una frutería y estaba enfadado con el mundo, tenía rabia”. También ha dicho que ahora le da “un poco de vergüenza salir al escenario e interpretar un personaje”.
Valtònyc ha considerado: “Creo que la gente está algo saturada y la canción protesta hoy en día no es tan recibida, porque tú vas a un concierto y no tienes ganas de escuchar lo que has estado consumiendo 24 horas en las redes sociales”.
————————————————
Esta es la percepción que, al parecer, hoy en día tiene el rapero mallorquín. Su decisión y sus palabras son muy respetables. No obstante, no está de más subrayar que en la actualidad muchísima gente continúa ejerciendo trabajos “de mierda” para sobrevivir. Desde su actual posición de poseedor de “un buen trabajo”, es decir, desde una atalaya mucho más cómoda, observa o cree que la canción protesta ya no tiene sentido.
¿No tiene sentido para el común de los mortales o para él, que, al parecer, ya no tiene dificultades económicas? ¿Se habrá olvidado de lo que significa la palabra solidaridad?
La canción protesta siempre estará vigente mientras vivamos en un sistema tan deshumanizado, como lo es el capitalista. La opinión de Valtònyc a ese respecto no parece haber sido muy afortunada.