Ante el genocidio practicado por Israel al pueblo palestino, el gobierno del que forma parte Yolanda Díaz, no tuvo agallas de condenar la masacre, ni de romper relaciones diplomáticas con Israel, ni convocar siquiera a la embajadora de Israel en Madrid, ni de auspiciar un boicot a la compra de productos israelíes, ni nada de nada. Muy por el contrario, se vendieron armas a los asesinos y se apeló a la vuelta a una situación geográfica histórica que ya era invasiva y a igualar a los invasores con la resistencia,
Más que un olor fétido que acompañará por siempre a sus hacedores del actual gobierno. Pero… Díaz le echa cara y sale con una declaración vergonzosa: «España es una isla democrática y debemos preservarla»; «Debemos desplegar la agenda social y las políticas públicas que den esperanza a la ciudadanía», En efecto, Díaz está en otra película, más preocupada, quizás, en cómo Pedro Sánchez la ubica en las listas del PSOE (se debe estar acordando de Rosa Aguilar), ya que Sumar resta por días.
Personaje político prescindible.