Ahora que no forma parte del gobierno español, la secretaria general de Podemos no hace otra cosa que criticar con cierta virulencia al Ejecutivo PSOE/Sumar por muchas de sus actitudes y políticas. En realidad, son críticas absolutamente fundadas, ya que dicho gobierno, a pesar de autodenominarse de izquierdas, adopta una y otra vez prácticas absolutamente reaccionarias, de la mano del nuevo fascismo europeo, y peligrosamente belicistas.
Lo que sucede es que Podemos y su secretaria general no están legitimados para criticar como lo hacen, pues la formación morada, cuando formó parte del gobierno español, tragó con muchas de las cosas que ahora critica en aras de no perder la poltrona sobre la que tan felices se sentaban, en el Congreso y, sobre todo, en el Consejo de ministros. No está de más recordar que miembros de Podemos fueron titulares de cinco ministerios.
Pues, bien, resulta que, según datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), entre 2020 y 2023, el Gobierno español del PSOE/UP incrementó su gasto militar en un 45% (7.000 millones de euros).
Dicho gasto alcanzó los 22.223 millones de euros, situándose en el 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB). Este incremento se enmarca en un contexto internacional de aumento del gasto militar, impulsado por conflictos como la guerra en Ucrania, las crecientes tensiones geopolíticas y la presión de la OTAN. A nivel mundial, la inversión en armamento alcanzó una cifra récord de 2,29 billones de euros en 2023, con un aumento del 6,8% en comparación con 2022.
Como si no formaran parte del gobierno durante ese período, Podemos llegó a expresar su “oposición” al incremento del gasto militar, que calificó de “escalada belicista”. Pero no pasó de ahí, sus ministros/as se quedaron aferrados a sus poltronas.
¿Se acordarán de ello Podemos e Izquierda Unida?