La desfachatez y el oportunismo del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no tiene límites. El también secretario general del PSOE, que de socialista todo el mundo sabe que no tiene nada, de obrero menos y de español (como dijo Javier Krahe en su “Cuervo ingenuo”) no precisamente 100%, que yanqui también, se ha referido a Palestina.
Hoy ha protagonizado un acto de arranque del curso político en el Instituto Cervantes, en el que ha enumerado las prioridades del Gobierno. Entre otras cosas, que ahora no vienen a cuento, ha anunciado la celebración de una cumbre bilateral con Palestina antes de que acabe este año, después de que de procediera a reconocer el Estado palestino el pasado 28 de mayo, en un gesto más oportunista que solidario.
Sánchez ha expresado: “Desde el Gobierno de coalición progresista llevamos mucho tiempo preocupados y por tanto ocupados por la creciente inestabilidad que afecta al arco territorial que rodea Europa”. Y ha añadido: “Vamos a seguir apoyando al pueblo gazatí, sosteniendo a UNRWA”, la agencia de la ONU que ayuda a los refugiados palestinos y a la que el Gobierno ha incrementado la financiación en los últimos meses, así como “presionando” al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, “en la Corte Penal Internacional”.
Estas palabras quedarían muy bien si no supiéramos que el gobierno español continúa sin romper relaciones con el genocida Estado sionista; si no supiéramos que a pesar de anunciar, tras el 7 de octubre, que no venderían más armas a Israel, empresas españolas con el beneplácito gubernamental las siguen vendiendo. Sí, quedarían muy bien si en puertos españoles, con en consentimiento del gobierno progre, no atracarían barcos cargados de armas con destino a las manos asesinas del ejército sionista.
Esa es toda la “presión” que Pedro Sánchez ejerce sobre el primer ministro y genocida de Israel, Benjamín Netanyahu.
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