El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ofreció una rueda de prensa en Moscú para hacer un balance del año 2024, donde criticó abiertamente la postura de Occidente respecto al conflicto en Ucrania y destacó los cambios hacia un mundo multipolar. Durante su intervención, Lavrov afirmó que el conflicto ucraniano «es una herramienta utilizada por la OTAN y los países occidentales para debilitar a Rusia», y aseguró que la operación militar especial continuará hasta que se eliminen las amenazas directas a la seguridad nacional.
El diplomático señaló que las naciones occidentales, lideradas por Estados Unidos, buscan mantener su hegemonía mundial, pero afirmó que este modelo unipolar está en declive. En contraste, destacó el auge de un nuevo orden internacional multipolar en el que Rusia juega un papel crucial, subrayando la importancia de los BRICS y otras alianzas estratégicas que buscan contrarrestar la influencia occidental.
Lavrov también acusó a Occidente de utilizar la democracia como un pretexto para justificar intervenciones externas, afirmando que «la democracia para ellos es solo un instrumento para imponer su modelo y sus intereses a otros países«. Añadió que este enfoque demuestra una falta de respeto hacia las tradiciones y soberanía de otras naciones.
El ministro también abordó la situación en América Latina y elogió al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, destacando que «ha demostrado su capacidad para resistir las presiones externas y estabilizar su país a pesar de los intentos de desestabilización por parte de Occidente«. Según Lavrov, Venezuela es un ejemplo de cómo los países pueden mantener su soberanía frente a las políticas intervencionistas.
Lavrov concluyó asegurando que Occidente no tiene interés en una solución justa al conflicto en Ucrania y acusó a Estados Unidos de fomentar la confrontación. Según el ministro, «la política de contención de Rusia no ha tenido éxito y no lo tendrá». Por último, destacó que el enfoque de Moscú se centra en fortalecer sus relaciones con países de Asia, África y América Latina, consolidando su posición en un mundo cada vez más diverso y menos dependiente de Occidente.