Rusia e Irán han completado un paso clave en su estrategia de desdolarización, utilizando monedas nacionales en lugar del dólar estadounidense en sus transacciones bilaterales. Este cambio responde a la necesidad de sortear sanciones económicas y consolidar una cooperación financiera independiente, reforzada por su pertenencia estratégica a bloques como los BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái.
Este proceso se enmarca en una relación bilateral cada vez más sólida que incluye avances en sectores clave como la energía, el transporte y la tecnología. La cooperación se intensifica en el contexto de un sistema financiero global emergente que, liderado por los BRICS, promueve el uso de monedas nacionales y mecanismos alternativos al dólar para los pagos internacionales, consolidando un frente común ante las presiones de las potencias occidentales.