El gobierno británico acaba de optar por un enfoque diferente y pretende “trazar una línea” definitva, gracias a una ley de “herencia y reconciliación”. Las investigaciones penales y civiles se confiarán a una nueva comisión que podrá ofrecer amnistías a los culpables y se centrará en primer lugar en la recopilación de información. Cuando se proclame la ley, no se podrán iniciar más procedimientos, mientras que los que están en curso deberán finalizar antes del 1 de mayo de 2024.
Los grupos de veteranos de policías y soldados están encantados, subrayando la ansiedad que provoca la apertura de juicios décadas después de los hechos.
El problema es también el de la colusión entre las fuerzas armadas y los paramilitares, explica Mark Thompson, que dirige la asociación Familiares por la Justicia. “El Reino Unido está intentando proteger su reputación. Son de mala fe. La reconciliación sólo puede surgir de la aceptación de la responsabilidad, la verdad y la justicia. No podemos imponerlo. La única manera de lograrlo es implementar un proceso apropiado que aborde el pasado de manera honesta, abierta y transparente, restablezca la dignidad de las víctimas y obtenga la verdad.
En Springfield Park se instaló una placa conmemorativa que lleva el nombre de Paul, “asesinado por los escuadrones de la muerte británicos” . Los muros de separación aún existen, muy cerca, y el oeste de la ciudad sigue siendo un lugar de fricción, más que nunca lleno de recuerdos.