La CEOE ha rechazado de plano la propuesta del Ministerio de Trabajo de reducir la jornada laboral a 38,5 horas este año y 37,5 el próximo, cerrando la puerta a un acuerdo que beneficiaría a millones de trabajadores. Esta decisión, tomada por unanimidad en una reunión extraordinaria, pone en evidencia la negativa de la patronal a cualquier avance en derechos laborales que no parta de una negociación controlada por ellos mismos. Desde la CEOE, califican la medida de “intromisión” en la negociación colectiva, mientras que los sindicatos y trabajadores ven en esta posición un intento más de mantener las condiciones precarias en muchos sectores.
La frustración no solo se dirige hacia los empresarios, sino también hacia el Gobierno, que, a pesar de su discurso progresista, ha insistido curiosamente en buscar el beneplácito de la patronal para una reforma que se asegura justa y necesaria para los trabajadores. Las estrategias de alargar los plazos y ofrecer compensaciones, como ayudas de hasta 6.000 euros para pymes, se ven como intentos de Yolanda Díaz de hacer ver la propuesta más “atractiva” a ojos del empresario y de esa manera apaciguarlos.
Si la medida no consigue el respaldo de CEOE, el camino parlamentario se tornará difícil, ya que fuerzas como el PNV han dejado claro que su apoyo depende del consenso empresarial. Ante esta situación, cabe preguntarse: ¿está el Gobierno dispuesto a arriesgar la reforma laboral en favor de los trabajadores, o priorizará el apoyo empresarial a expensas de estos mismos trabajadores? Muchos ya saben la respuesta.