A Vox y el PP no le gusta, por razones obvias que se mente al franquismo, pese a que en su base social, esa que luego traduce en votos la pertenencia o pleitesía a la clase dominante, sea lo más habitual tener a la dictadura como una referencia histórica más que positiva. La derecha española se siente heredera del triunfo nazionalista de la guerra habida tras el golpe de Estado de 1936. No lo pueden ocultar, cualquiera conoce a votantes del PPVOX que en la mínima discusión defienden sin ambages a Franco y a sus huestes asesinas. Para ellos, lo demás es rojo, castrista.bolivariano y etarra, Los valores cristianos, los toros, la propiedad y las enseñas patrias cultivadas en la posguerra son su razones de existir,
Vox y PP asumen, y tienen pruebas de ello, el actual régimen como una simple continuación del anterior, que para eso configuraron una Transición a su medida con un blanqueo tan apabullante que incluía la domesticación de la izquierda, dócil hasta convertirla en mera progresía, y el olvido de los crímenes de guerra y de posguerra en una obligación a asumir para el conjunto de la sociedad. Los fascistas de siempre se reconvirtieron en conservadores demócratas (el diario ABC, uno de los tantos medios que ejercen de terminales mediáticas, pasó de portadas elogiosas a Franco, Mussolini y Hitler a que los borbones acudan a sus saraos a elogiar la libertad de prensa poniéndolos como ejemplo), la fachada se renueva con tal de que el poder siga siendo el mismo.
En estas horas se discute una ley orgánica para ilegalizar las asociaciones franquistas, pensando en lo insólito que aún hoy pueda ser legal la «Fundación Francisco Franco», pero… qué hay del PP y de Vox. Ambos partidos discuten la aplicación de la Memoria Histórica allí donde gobiernan, no participan en acto alguno que recuerde e las atrocidades del franquismo, votan en contra de dar recursos para que se siga buscando en las cunetas a los asesinados, consideran episodios genocidas como La Espantá cosas propias de la guerra, han rechazado cualquier acto que celebre el final del franquismo (que está por venir, dicho sea de paso) diciendo que es una “cortina de humo”, “burla”, “trampa”, “guerracivilismo” e, incluso “incitación a la violencia en las calles”, y hoy mismo, votando en contra (Vox) y absteniéndose (PP) a tramitar la ilegalización de aquellas entidades que hagan apología del franquismo. Más claro, agua.