La situación creada por la dimisión del Primer Ministro, António Costa, cuyo resultado aún es incierto, no cambia el principal desafío que enfrentan los trabajadores, el pueblo, los demócratas y los patriotas: la construcción de una alternativa política y una política alternativa que responda a las necesidades del país. problemas y garantiza un futuro de progreso y justicia social.
Desde que António Costa anunció su dimisión, a primera hora de la tarde del martes 7, responsables políticos, periodistas y comentaristas han estado delineando perspectivas y anticipando escenarios. ¿Qué hará el Presidente de la República? ¿Convocarán elecciones anticipadas o no? Si hay elecciones ¿quién ganará? ¿Quién será el próximo primer ministro? ¿Qué coaliciones o entendimientos podrían lograrse? Todos, o casi todos, ignoran lo esencial, la naturaleza de la política llevada a cabo y a qué intereses sirve.
Fue el PCP, una vez más, quien formuló esta pregunta decisiva. En la declaración que hizo anteayer sobre los últimos acontecimientos (ver página 32), el Secretario General del Partido insistió en que la situación exige el «rechazo de la política de derechas que ha seguido el Gobierno del PS, que en todo lo que sirve a las grandes empresas va acompañado de PSD, CDS, Chega e IL». Hay muchísimos ejemplos: desde la negativa a aumentar significativamente los salarios hasta la entrega de una parte cada vez mayor de la asistencia sanitaria a grupos privados; desde la salvaguardia de los intereses de los fondos inmobiliarios y los bancos hasta la decisión de dejar intactos los fabulosos beneficios de los grupos económicos: el PS converge en cuestiones fundamentales con las fuerzas de su derecha.
“La implementación de una política alternativa que garantice el aumento de salarios y pensiones, la defensa del NHS y el acceso a la atención sanitaria, la garantía del derecho a la vivienda, los derechos de los niños y de los padres, la defensa de la soberanía y el desarrollo” – esto, por ejemplo el PCP, es lo que el país necesita. Y que a los trabajadores y al pueblo, con su unidad, lucha y determinación, les corresponde construir.
Opción de fondo
Décadas de política de derecha han fortalecido el poder del gran capital, que hoy tiene un considerable margen de maniobra política y medios colosales de dominación ideológica. El poder del propio Estado está cada vez más instrumentalizado a su servicio.
Así, por mucho que intenten reducirlo todo a nombres y rostros, la elección fundamental es otra: si el mando de la vida nacional permanece en manos de los grupos económicos y de sus intereses o si, por el contrario, se asume que El desafío de romper con la política de derecha y construir una alternativa patriótica de izquierda. Independientemente de las diferencias que puedan existir, y existen, entre los partidos políticos de derecha (PS, PSD, CDS, Chega e IL), todos representan la primera de estas opciones.
El segundo exige la intensificación de la lucha de los trabajadores, jubilados y pensionados, pequeños y medianos empresarios y agricultores, mujeres y jóvenes, intelectuales, demócratas y patriotas, por lo que es suyo: el país, sus recursos, los derechos, las libertades. y garantías consagradas en la Constitución de la República Portuguesa. Y también exige el fortalecimiento del PCP en todos los niveles, incluido el electoral, sin el cual no se materializará ningún cambio para mejor.
La fuerza de la lucha
A quienes dicen que ésta es una lucha difícil, que el poder del gran capital es demasiado, respondemos que ese poder no es sinónimo de poder absoluto. Se opone a la lucha de masas, que ha demostrado en varias ocasiones a lo largo de la historia la fuerza que tiene para defender y conquistar lo que parecía imposible. De la misma manera que los proyectos y agendas reaccionarias, que buscan instalar y determinar el futuro del País, se contraponen los valores de Abril, que siguen vivos, incluso en las nuevas generaciones.
Como diría Álvaro Cunhal, nacido hace 110 años, corresponde al pueblo portugués, con su movilización y lucha, tomar en sus propias manos el destino de sus vidas. Hoy como siempre.
Esto es lo que se necesita
• Incremento general de los salarios, un 15%, al menos 150 euros
• Fijación del Salario Mínimo Nacional en 910 euros en enero de 2024, alcanzando los 1.000 euros durante todo el año
• Incremento de todas las pensiones un 7,5%, con un valor mínimo de 70 euros
• Regulación de los precios de bienes y servicios esenciales, en particular alimentos, combustibles y telecomunicaciones.
• La regulación y reducción del valor de los alquileres y la obtención de beneficios bancarios respaldan el aumento de los tipos de interés de los préstamos para vivienda.
• Derogación de las duras normas de la legislación laboral, incluida la expiración de la negociación colectiva y el restablecimiento del principio de trato más favorable para los trabajadores.
• Creación de una red pública de guarderías.
• Atraer y retener a los trabajadores desaparecidos en los servicios públicos, fortaleciendo el NHS y las escuelas públicas.
• Más justicia fiscal, reduciendo los impuestos sobre el trabajo (IRS) y el consumo (IVA) y garantizando una fiscalidad efectiva de los grandes capitales (IRC)
• Ampliar los servicios gratuitos y aumentar la disponibilidad del transporte público.
• Promoción de la creación y el disfrute artístico y garantía del 1% del Presupuesto del Estado para cultura
• Combatir todo tipo de discriminación.
• Medidas para salvaguardar y proteger el medio ambiente y mitigar y adaptarse al cambio climático
• Rechazo de privatizaciones (incluidas TAP y Efacec) y recuperación del control público de empresas y sectores estratégicos
• Defensa de la producción nacional, apoyo a los pequeños y medianos agricultores y a las micro, pequeñas y medianas empresas.
• Salvaguardar la soberanía nacional, diversificar las relaciones exteriores del país, promover la paz y la cooperación entre los pueblos.