A nadie se le escapa que participar en el juego electoral supone trabajar la imagen de los y las candidatas, para que la venta del producto sea más atractivo. Las Agencias de Publicidad hacen su labor sabiendo que el grueso de los votos no están en los programas de las organizaciones, sino en la imagen que proyecten los aspirantes. En ese contexto, Sumar sale a las calles con un cartel de su lideresa que poco o nada tiene que ver con a quien (se supone) pretende representar. Fotografiarla con un mono obrero de trabajo manchada de grasa o trabajando en el campo no correspondería porque no es su espacio natural, es lógico, pero de ahí a convertirla en algo similar a un portada de Vogue, hay un trecho. ¿A quién representas Yolanda?