Desde que Cuba decidió, en 1959, apartarse del camino impuesto por naciones poderosas y construir su propio modelo social, político y económico, ha sido víctima de acoso y hostigamiento. Una guerra multidimensional se ha librado con nuestro país, contra el proyecto socialista que intentamos impulsar, con errores y aciertos. Todo lo que sea beneficioso para Cuba o todo el que representa algo bueno que se haga aquí, será blanco de la maquinaria mediática del terror. Y en esa persecución perenne, la economía tiene un papel preponderante.