El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, el mismo que apoya al gobierno neonazi de Ucrania; sí, el mismo que continúa comerciando con armas con el genocida Estado de Israel (aunque nos diga lo contrario), se ha largado un discursito absolutamente contradictorio con su diario proceder en este asunto. Sánchez mantiene intactas las relaciones diplomáticas con el Estado terrorista que supuestamente critica. Un ejercicio, sin duda, de hipocresía y cinismo. La coherencia con la legalidad internacional y los derechos humanos que Sánchez reivindica es pura falacia.