- “En este edificio de la DGS los militantes antifranquistas sufrieron torturas, represión y muerte, y no sólo durante el franquismo, sino que también antes y durante la Transición”
- “En la actualidad no hay ni una placa que recuerde lo que sucedió en este edificio de la Puerta del Sol”
- “La Puerta del Sol, salvo en el franquismo, fue un lugar de grandes movilizaciones, grandes luchas, como las de los comuneros. Se proclamó la Segunda República. Y ahí surgió el 15M. Ha sido un lugar de rebelión, de revolución”
- “Uno de los directores generales de la DGS fue Carlos Arias Navarro, que después fue el primer presidente de la Transición en el Gobierno con la Monarquía, tras la muerte de Franco y, entre otros cargos, fue senador de Alianza Popular”
- “Y el Gobierno español (PSOE-Sumar) que habla de la Memoria Democrática, a la hora de la verdad, no es valiente”
- “Se han dejado impunes todos esos crímenes, tanto del franquismo como del terrorismo de Estado de los 80/90, y no se quiere investigar, lo mismo que los de la extrema derecha, de las bandas parapoliciales”
- “Vemos que, al final, no se solucionan los problemas de la gente: vivienda, trabajo y, ante esa situación, surgen agrupaciones de extrema derecha que con sus consignas hacen que las frustraciones de cada uno salgan por la falta de perspectivas y de futuro”
- “Tiene su parte positiva la ley de amnistía pero, a la vez, quiere cerrar en falso el tema de Catalunya. Al final, eso va a volver a resurgir”
Pablo Alcántara Pérez (Avilés, 1992) es historiador y experto en la represión franquista, la violencia policial y la Transición. Ha escrito varios libros: “La policía política durante la dictadura franquista en Asturias y Madrid (1956-1976)”, “La Secreta de Franco. La Brigada Política Social durante la dictadura” y el que ha presentado hace unas semanas: “DGS: El palacio del terror franquista”. Hoy es sede del Gobierno autonómico de Madrid. Hablamos con él, que indica que ese edificio albergó la represión más directa contra aquellos que se movían. En el franquismo, fue el punto central, pero antes y después, también. Alcántara repasa lo que ocurrió en la Puerta del Sol. “En este edificio de la DGS los militantes antifranquistas sufrieron torturas, represión y muerte, y no sólo durante el franquismo, sino que también antes y durante la Transición”, dice. Y pese a esos regueros de sangre y lágrimas, “todos los torturadores y represores franquistas mantuvieron sus puestos e, incluso, ascendieron en la Transición y años después”.
Lamenta que no haya una placa que recuerde lo que pasó en lo que hoy es el edificio central de la Comunidad autonómica de Madrid y lo atribuye a la falta de valentía del PSOE. Los sucesores de aquella situación hoy crecen en torno a la ultraderecha. Pablo Alcántara entiende que “vemos que, al final, no se solucionan los problemas de la gente: vivienda, trabajo, etc y, ante esa situación, surgen agrupaciones de extrema derecha que con sus consignas hacen que las frustraciones de cada uno salgan por la falta de perspectivas y de futuro”. Y sobre la ley de amnistía para Catalunya, el historiador determina que “tiene su parte positiva”, pero añade que, a la vez, “se quiere cerrar en falso el tema de Catalunya. Al final, eso va a volver a resurgir”.
Primero, con este nuevo libro “DGS: El palacio del terror franquista’, ¿qué es lo que buscas exactamente? ¿Qué es lo que quieres transmitir con el libro?
Con “La secreta de Franco” -el anterior- quería hacer una historia de la institución de la policía política, de sus métodos de tortura, de sus métodos de investigación, de cómo pasaron del franquismo a la democracia sin ser tocados. Ahora lo que he pretendido es hacer la historia de ese edificio que albergó a esa Policía política. Contar la historia del edificio, donde actuó la Brigada Político Social (BPS) del franquismo.
Durante el siglo XIX fue Ministerio de la Gobernación y eje de las políticas de represión contra el movimiento obrero. Fue la Real Casa de Correos y me permite contar la represión también en otras épocas, no solo del franquismo, sino de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera y ver también como el franquismo, que fue la época más represora y represiva contra los trabajadores, pero también hubo otras etapas y que la represión del franquismo no venía desde la nada, sino que hay períodos anteriores de represión contra los trabajadores, intelectuales y obreros.
Sobre todo, el nudo central del libro es contar lo que pasó desde 1939 hasta 1983 en la Dirección General de Seguridad (DGS) y todas las torturas que sufrieron miles de hombres y mujeres en este edificio de la Puerta del Sol, y contar testimonios de artistas, intelectuales, de obreros, de curas-obreros, de mujeres que practicaban abortos. Porque todo el mundo que se enfrentaba al franquismo caía en las garras de la BPS e iba a este edificio de la Real Casa de Correos y era para recordar como un edificio siniestro. En la actualidad no hay ni una placa que recuerde lo que allí sucedió. Este libro es un intento de recuperar esa memoria y toda esa historia oscura de la represión del franquismo y esas épocas.
¿Se sabe cuántas personas detenidas pasaron por allí, a cuántos torturaron, maltrataron y algunos les limpiaron el forro?
No. Es muy difícil saber ese dato. Puedes tener el dato de un año o ciertos años fruto de los expedientes de la BPS, pero el número exacto es imposible, por la dificultad de acceso a las fuentes y por lo opacas que son las propias fuentes en la mayoría de las ocasiones. En el libro tampoco se pretendía eso. El tema de datos da igual que pasaran mil que pasaran diez. Lo que importa es que en este edificio los militantes antifranquistas sufrieron torturas, represión y no sólo durante el franquismo, sino que también durante la Transición. Aquí hubo muertos dentro de este edificio y es algo a reivindicar, a destacar y que esa memoria no se olvide. Es lo que pretendo con el libro más que cuantificar datos. Pasaron miles de personas, pero el dato exacto es difícil de conocer por lo que te digo porque las fuentes han desaparecido o hay otras que no se pueden consultar aún.
¿Por qué crees que no hay un recordatorio, una placa, de lo que fue ese edificio, ahora sede del Gobierno autonómico de Madrid, donde se torturó, mató y reprimió a mucha gente no solo franquismo sino como relatas en el libro en épocas anteriores?
Más que una placa, debiera de haber un museo como en otros países. Como hay en Lisboa, con lo que era el centro de detención de la policía de Salazar. Es un museo que recuerda lo que allí pasó, la dictadura de Salazar, la revolución de los claveles, la represión por parte de la policía política (PIDE), o en Argentina, a ver qué hace Milei, pero hay un museo de lo que fue la Escuela Mecánica de la Armada sobre lo que fue la dictadura argentina y la represión. Creo que debería ocurrir aquí también, ese sería nuestro objetivo. Pero ya que lo del museo ni se plantea, lo de la placa podría y es verdad que se está reivindicando durante los últimos tiempos. Pero en Madrid quien gobierna es el PP, que son los herederos de Franco y los herederos de estos represores. No quiere que una placa recuerde lo que allí pasó y demás.
Y el Gobierno español (PSOE-Sumar) que habla de la Memoria Democrática, a la hora de la verdad, no es valiente a la hora de llevar esta política a cabo. Hace proyectos no de ley sobre el tema de la placa, pero eso no va a ningún lado. Es más un gesto, que una política efectista. Al final, por el no querer hacer de unos y la desidia de otros, no se hace nada.
Ya. El PP no quiere que aparezca eso, pero ¿también estuvo el PSOE gobernando en la comunidad de Madrid y no hizo nada?
De hecho, Joaquín Leguina, quien la ha visto y quien le ve, fue presidente de la Comunidad de Madrid del PSOE y fue quien trasladó la Dirección General de Seguridad y convirtió ese edificio en la presidencia, hoy, de la Comunidad de Madrid. Y no han hecho nada, ni Leguina, ni nadie del PSOE ha querido revertir esa política y mucho menos poner una placa en ese edificio. Hay placas por el Covid, de las víctimas del 11M, del 2 de Mayo, pero no de lo que allí dentro pasó. Está en Portugal; en Barcelona tienes la cárcel Modelo, que se ha convertido en un museo sobre la represión de la dictadura, con exposiciones, etc., pero en Madrid no hay nada.
Contrasta con el museo, el memorial que hay en Gasteiz de las ‘víctimas del terrorismo’. Lleva dos años abierto, se hizo con rapidez, pero a quienes sufrieron la represión, la tortura o la muerte, como los trabajadores del Tres de Marzo, no han conseguido unas instalaciones similares y, además, también le mencionas, y hablamos en el otro libro sobre Melitón Manzanas tiene un lugar destacado en ese museo, cuando fue un torturador terrible.
Total. Sí, hay víctimas de primera y de segunda. Obviamente, Melitón Manzanas no debería estar ahí, no era un civil, era un torturador. No debiera de estar en un museo o, en todo caso, señalado como lo que fue: un torturador franquista, no como una víctima del terrorismo. Y, sin embargo, vemos como a las víctimas del franquismo y a las víctimas policiales de la extrema derecha en la Transición se las ningunea completamente. No hay ningún tipo de memorial, ningún tipo de placa, ningún tipo de reivindicación de su memoria. Como es Madrid que fue un lugar primordial en la guerra civil, en el franquismo, en la transición… no hay nada que recuerden esos hechos que ocurrieron. Bueno hay alguna placa por ejemplo de Arturo Ruiz, joven asesinado en 1977 en la reivindicación pro amnistía en Madrid. No ha sido promovido por las instituciones, sino que primero han sido las víctimas del franquismo y los familiares quienes lo han impulsado y han presionado a las instituciones para llevarlo a cabo.
La realidad es que con la represión, con las detenciones y no sé si se habrá acabado con las torturas, que de vez en cuando hay alguna persona que lo denuncia, ¿no hemos aprendido nada? La violencia policial siempre se utiliza contra obreros, estudiantes, intelectuales, personas que rechazan desahucios. Tenemos la ley mordaza, que no acaban de retirarla, y que en realidad sirve para mantener ese nivel represivo.
Sí, totalmente. Tenemos el caso de los 6 chavales de Zaragoza, que están en la cárcel con una condena de cuatro años y nueve meses. Una condena escandalosa. Sólo con el testimonio contradictorio del policía, porque no saben si fueron ellos o no, les meten en la cárcel. Es increíble cuando temas de tortura, de corrupción policial o de represión siguen en el orden del día. Claro esto tiene mucho que ver como se hizo la Transición. Tiene mucho que ver.
Se mantuvo la impunidad del aparato del Estado. Como explico en el libro, uno de los directores generales de la DGS fue Carlos Arias Navarro, que después fue el primer presidente de la Transición en el Gobierno de la Monarquía, tras la muerte de Franco y, entre otros cargos, fue senador de Alianza Popular. Aquí todos los torturadores y represores franquistas mantuvieron sus puestos e, incluso, ascendieron en la Transición y años después. Muchas personas de esas están ya muertas, pero sus métodos de actuación siguen vigentes y su ideología, fruto de esa impunidad y de no haberlos depurado.
En un momento del libro, comentas que el edificio de la Puerta del Sol se asemeja el edificio al Belsen alemán, al centro de exterminio de los nazis. ¿ es así?
No es algo que yo diga, sino que es un titular de la oposición antifranquista. En un momento que se descubren todo el tema de los campos de concentración nazis, una forma de pedir ayuda internacional y que las potencias aliadas querían acabar con el nazismo en suelo español, y también era una forma de denunciar los crímenes del franquismo. Hablar del Belsen español como las comisarías y la DGS, obviamente son cosas diferentes, pero en verdad que en la DGS hubo represaliados, hubo muertos. No se puede comparar a los campos de concentración, pero dentro de sus muros había una forma de reprimir.
Era una manera de hacer esa comparación con los crímenes del nazismo. De hecho, varios historiadores ya lo han dicho en numerosos estudios, que antes de la II Guerra Mundial y del Holocausto judío, obviamente, el régimen de Franco era el que había reprimido más disidentes políticos, más que en la Alemania nazi y la Italia fascista. Ese mito con el tema del franquismo de que no era un aliado de los nazis o no tan duro como aquellos es falso. Es un mito.
¿Llama la atención de que algunos no han condenado el franquismo y que algunos hagan hoy bandera del mismo?
Para la mayoría de la gente, de la sociedad, el franquismo fue una época de hambre, de represión, de torturas, sin embargo para otras personas fue una época de enriquecimiento, de privilegios, de mantener su privilegio social como los empresarios, los señoritos, los curas (algunos), capas medias incluso que lograron ascender, capas del ejército o de la policía que obtuvieron buenos puestos y que defienden al franquismo porque defienden sus privilegios e intereses que les llegaron de sus manos manchadas de sangre y por eso ahora siguen en defensa de la dictadura, que les hizo prosperar. No había competencia.
Esta pregunta te la haces en el libro “¿qué pasa cuando el criminal es el Estado”?
Está claro el Estado español – en el franquismo, en la transición y con el terrorismo de estado- usó la tortura y la represión con total impunidad. Aquí lo que pasa es que se han dejado impunes todos esos crímenes, tanto del franquismo, como del terrorismo de Estado de los 80/90, y no se quiere investigar, lo mismo que los de la extrema derecha, de las bandas parapoliciales, apoyadas por el Estado, salvo casos excepcionales, tampoco se han investigado. A muchos de los que participaron les permitieron marcharse al exilio. Hace poco se ha descubierto al asesino de Arturo Ruiz, que mencioné antes, que estaba en Argentina y lleva 40 años viviendo tranquilamente. Vemos como el Estado se protege a si mismo frente a la represión que él mismo genera y a toda la tortura y la propia represión que lleva acabo. Se ha mantenido impune.
Ya, eso es común a quien gobierna. Da igual, la dictadura, transición, el PSOE cogió las riendas desde 1982 y a partir de ahí utilizaron el terrorismo de estado, con el GAL, y a los que pillaron salieron por la puerta al de unas pocas semanas; Tejero y los demás del 23F a penas estuvieron en prisión. ¿El Estado siempre tiene inmunidad, vamos a decir?
Sí, totalmente. De hecho, en mi libro se hace un análisis de como en diferentes épocas de la historia, no sólo del franquismo, hubo represión, ya fuera un régimen monárquico o liberal, o con regímenes de libertades democráticas, pero, al final, cuando las cosas se ponen feas, cuando hay movimientos sociales, cuando hay protestas, la represión sale a relucir. Lo podemos ver ahora con todo lo del independentismo en Catalunya, todo del 1 de octubre, todo el tema de Villarejo, que fue miembro de la Brigada Política y Social y aquí vemos que la represión y las torturas se han mantenido a la orden del día y nadie ha pagado por ello en realidad, porque los que ‘han pagado’ luego han tenido una vida plácida, una vida de rositas. Obviamente es que el Estado no se juzga a sí mismo; salvo casos excepcionales, la tortura y la represión siguen y seguirán inmunes.
En este sentido, y viendo las elecciones europeas vemos que la ultraderecha, precisamente quienes defienden a quienes estaban en ese edificio reprimiendo, torturando y matando a la gente, siguen cogiendo fuerza. ¿qué es lo que está ocurriendo a tu juicio?
La verdad que da para una sola entrevista esta pregunta. La gente de izquierdas que queremos acabar con la impunidad del franquismo y potenciar los derechos sociales y los derechos humanos estos días se ha abierto un debate porque obviamente el ascenso de la extrema derecha no sólo en el Estado español, aquí hay auge, pero es mayor en Francia, Alemania e Italia. Preocupa. Ves como el sistema capitalista, los poderes económicos y políticos llegan a esas vías autoritarias y represivas para intentar que no se mueva nadie.
Al final, aquí se parte de una crisis muy importante de la izquierda, Sumar, Podemos y tal, pero aquí la mayoría de la izquierda parlamentaria no asume los problemas de la gente. No olvidemos la Memoria Democrática que se prometen cosas que no se hacen. Vemos que, al final, no se solucionan los problemas de la gente: vivienda, trabajo y, ante esa situación, surgen agrupaciones de extrema derecha que con sus consignas y programa señalan al inmigrante, etc que es un blanco fácil en el que hacen que las frustraciones de cada uno salgan por la falta de perspectivas y de futuro. Hay, sin embrago, movilizaciones esperanzadoras como el ejemplo de la solidaridad con Palestina, que es potente.
Ves una posición contradictoria: por un lado se ve un auge de la extrema derecha y también gente de la izquierda que está buscando una solución. Ahí es donde tenemos que estar, seguir peleando y demás sin miedo. Obviamente, el peligro no se debe minusvalorar, pero tampoco caer presas del miedo o el pánico.
Llama la atención la presencia de dos grupos ultras: Vox y el otro grupo; en Francia otros dos. Parece que está estudiado: uno ‘más blando’ con otro más radical. Las jornadas antifascistas que se iban a celebrar en Porto Alegre confirmaban que había una alianza fascista internacional y que todos los partidos, con sus matices de país, estaban guiados por la misma matriz y el mismo objetivo. ¿Parece que no aprendemos, como lo ves?
Antes de las elecciones de las europeas, aquel mitin de Abascal con Milei, supuso una nueva revalorización de la extrema derecha, buscando alianzas internacionales y demás, buscando un programa común. Hay divisiones en la extrema derecha, más que por diferencias en el programa que defienden lo mismo, diferencias igual en qué camino llevar a cabo: aliarse más con la derecha tradicional, como en Francia pretende Le Pen, que se quiere aliar con los republicanos, y Vox se acerca al PP, y hay una extrema derecha más radical que alienta las calles con el Alvise este, pues hay una búsqueda de qué hacer para alcanzar el poder en la extrema derecha.
Y en la izquierda hay poco de qué hacer. Hubo un auge de la izquierda con Podemos, pero se ha visto que votar cada cuatro años y que lleguen “los nuestros” al poder no sirve, sino que hay que organizarse en la calle, movilizarse en la calle e interpelar en la calle. Así, ¿cómo se va a hacer frente al fascismo? Están muy bien las alianzas antifascistas, pero tiene que haber un programa y una movilización común.
Lo que pasa es que quienes están en el Gobierno no satisfacen las necesidades de la población. Los problemas persisten, nos engañan con que si baja el paro o sube no se qué, pero vemos que cada vez hay más pobreza y la precariedad sigue adelante. La Ley Mordaza la iban a derogar, pero continúa. Ellos mismos generan y alimentan esa desconfianza, a pesar del peligro de la extrema derecha. Algunos sostienen que al PSOE le viene bien la ultraderecha, porque así para evitarla te dicen que les debes de votar. A mi estas tácticas de los políticos por mantener la poltrona me empiezan molestar. ¿A ti?
Sí, lo que dices es una táctica que, al final, te va a llevar al abismo. Es una táctica errónea. Obviamente se ha visto en las elecciones europeas, el PP, el de Alvise Pérez y Vox han sacado más que la izquierda. Digo, por mucho que agites el fantasma de la extrema derecha, eso tiene las patas cortas. Si tu, vale, agitas el fantasma, y luego realmente en tu política diaria sigues sin hacer nada en temas fundamentales como la vivienda, la precariedad laboral, etc; si todo eso sigue ahí, va a haber un momento en que en tu paz social, digamos, habrá gente que te vote y otra que te dirá que te vayas a tomar vientos.
Lo he visto en las elecciones del 23 de julio con amigos. Algunos que votan a la izquierda parlamentaria, en las últimas no votaron. En las siguientes generales igual no votan. Hay una decepción muy grande y tu puedes agitar mucho el fantasma de que vienen los fachas, pero si luego no haces una política real de izquierdas, al final, la gente piensa que haces eso sólo para que vayas a votarle, pero vete a tomar por el culo, sabes.
Otro tema de actualidad, ¿qué piensas de la Ley de Amnistía?
Creo que la Ley de Amnistía es positiva en el sentido de que muchos independentistas puedan volver a Catalunya, como Puigdemont, etc y otros no vayan a la cárcel. Pero esta ley vuelve a perdonar a los represores del 1 octubre. Es como en la de 1977. Al final, se está haciendo una jugarreta para cerrar en falso todo lo que fue el 1 de Octubre, todo lo que fue la lucha por el derecho a decidir. Ya. Te dicen ‘ley de amnistía y nada más’. Pero Catalunya lleva pidiendo muchos años el derecho de autodeterminación con un referéndum. La autodeterminación se tendrá que abordar. Por eso, tiene su parte positiva la ley, pero a la vez quiere cerrar en falso el tema de Catalunya. Al final, eso va a volver a resurgir.
Si quieres destacar algo del libro que no hayamos tocado o quieras decir, estás a tiempo.
Me gustaría decir eso de que lo que he querido exponer en este libro, a parte de hacer un análisis sobre el franquismo, que parece que la represión surgió de la nada, pero hubo más. Obviamente, el franquismo fue un corte sobre otros períodos históricos, pero en otros también hubo represión. Con la historia del edificio intento contar toda esa represión a través de lo ocurrió en ese edificio cuando fue Ministerio de Gobernación, y hacer contraposición con lo que fue la Puerta del Sol, que fue siempre, salvo en el franquismo, un lugar de grandes movilizaciones, grandes luchas. De hecho, los primeros escritos que hay en la Puerta del Sol son de las comunidades de Castilla, con los comuneros, o con los liberales. La Segunda República se proclamó en la Puerta del Sol. Luego, acabado el franquismo, con el 15M. La Puerta del Sol ha sido un lugar de rebelión, de revolución. Y en el libro se ve esa contraposición: una memoria de lucha y a la vez hablar del terror que hubo en la Real Casa de Correos.
¿Por eso el franquismo sitúa allí ese lugar de represión para eliminar lo que dices de las rebeliones y revoluciones?
Totalmente. El franquismo se lleva a la Plaza de Oriente el ceremonial. Porque intentaron vaciar Sol del contenido político y social, por eso se caracteriza por la represión y el terror en la DGS y por la Brigada Oolítico Social (BPS). Pero la memoria no se borró, y el franquismo no pudo borrarla. Y luego con la Transición y años después ha vuelto a resurgir como centro de movilización en Madrid.
¿Tienes en mente otro libro?
Tengo ideas, pero tengo mucho curro. Sí que en verano me quiero sentar y pensar un poco. Tengo ideas. No estoy preparando nada. Tengo alguna idea para desarrollar.
(Una entrevista de Juanjo Basterra, JotabePRESS / Sare Antifaxista)