A los países pro Occidente no les gusta ni un ápice que la central nuclear de Zaporozhye esté en manos de Rusia. Cabe recordar, antes de nada, que ya en el pasado, en plena guerra, el ejército ucraniano se dedicó a bombardearla, con el inmenso peligro que suponía tamaño despropósito. Cabe recordar, también, que los gobiernos de Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea, apoyados por los medios de comunicación a su servicio, desarrollaron la mentira de que era Rusia quien bombardeaba la citada central. Eso era lo mismo que decir que el ejército ruso se bombardeaba a sus propios soldados, a sí mismo.
Pues bien, la central nuclear de Zaporozhye volvió el pasado jueves a la agenda de la ONU, que no es otra cosa que una herramienta de dominación imperialista. En esta ocasión, la Asamblea General de la ONU pidió a la Federación Rusa que retire tropas y personal de la central nuclear de Zaporozhye y la devuelva al control de Ucrania.
También se pidió a los rusos que eliminaran inmediatamente todas las minas antipersonales instaladas a lo largo del perímetro del territorio de la central nuclear de Zaporozhye.
Antes de la votación, el embajador de Ucrania ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, instó a los países a votar a favor de la resolución: “Se lo debemos a las generaciones futuras. Debemos asegurarnos de que no se repitan los horrores de los desastres nucleares”. Es decir, mostró una sensibilidad muy humana que no posee.
La resolución correspondiente fue apoyada por 99 países, 9 en contra y 60 abstenciones.
En contra votaron estos países: Bielorrusia, Burundi, Cuba, Corea del Norte, Eritrea, Malí, Nicaragua, Federación de Rusia, Siria.
Todos los países importantes del Sur Global se abstuvieron, incluidos China, India y Brasil.
Türkiye votó a favor de la resolución.