Hace unas horas se ha conocido el anuncio hecho por Pedro Sánchez de “cubrir 250.000 puestos de trabajo a través inmigración regular” para impulsar con ello “flujos circulares y ordenados de trabajadores”.
Ante cualquier medida que pudiera tener algo de “socialista” por parte del PSOE, busquémosle las cosquillas y se las encontraremos rápido. Por mucho que la caverna de PP y Vox hablen de “provocar un efecto llamada” y clamen por lo que consideran un apuñalamiento a España, que le pregunte a sus amigos de la CEOE qué les parece esta medida.
Poco de socialista tiene la primera ministra italiana Giorgia Meloni, la cual adoptó una medida similar hace unos meses cuando el círculo empresarial de su país le tiró de las orejas al anunciar que iba a decretar el cierre total de las fronteras.
Y es que, ante la situación actual de la población activa española, los grandes empresarios que operan en nuestro país necesitan aumentar el “ejército de reserva” para aumentar la oferta de mano de obra que provoque, entre otras consecuencias, una bajada del salario, una tasa de explotación mayor o un enfrenamiento entre la clase trabajadora nativa y la extranjera.
Para que luego nos digan que el libre mercado se reajusta solo: será que el intervencionismo del Estado se ve con mejores o peores ojos según a la clase social que beneficie.
Así que, lejos de ser esto una medida para combatir la inmigración ilegal, llamémoslo como lo que realmente es, una necesidad del capitalismo para seguir siendo competitivo. Que no sean hipócritas, si realmente se quisiera frenar la inmigración sacarían las manos de los países de origen para que pudieran desarrollarse y la gente pudiera crecer y vivir en ellos con garantías de tener una vida digna.