Este viernes 11 de octubre se anunciaba que el gobierno sandinista rompía relaciones diplomáticas con Israel. En el comunicado gubernamental se rechazaba el “brutal genocidio” contra los palestinos que se está llevando en Gaza. “El gobierno de la República de Nicaragua rompe toda relación diplomática con el gobierno fascista de Israel”, señaló la declaración tras expresar su “solidaridad permanente con el pueblo y gobierno de Palestina”.
La decisión se tomó en base a una resolución del Parlamento donde la bancada sandinista es mayoritaria. Con antelación, la vicepresidenta Rosario Murillo condenaba “el continuo genocidio, la crueldad, el odio extremo y el exterminio que ejecuta el gobierno de Israel”. Murillo añadió que el “repudio” de su gobierno no es contra el pueblo de Israel sino contra su gobierno.
El gobierno de Ortega también reiteró a Israel su demanda de que cumplan “todas las resoluciones de las Naciones Unidas, para la creación del Estado de Palestina, como un Estado libre, soberano, independiente y autodeterminado”.
En el comunicado, el gobierno sandinista condenó “una vez más este genocidio, la ocupación y la agresión permanente contra la vida y contra la dignidad del pueblo de Palestina, que se extiende ahora en contra del pueblo de El Líbano, y amenaza gravemente a Siria, Yemen e Irán, poniendo en peligro la paz y la seguridad de la región y del mundo”.
La drástica decisión del gobierno sandinista interviene después de que, a principios de este año, se sumara a la demanda de Sudáfrica contra el Estado de Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).