Que Ayuso anuncie un centro de atención para hombres “víctimas de violencia sexual”, aparte de ser algo insultante, es un medio para dar alas a discursos machistas, que niegan la existencia de una diferencia estructural que oprime a las mujeres (Ayuso anuncia…).
La derecha lleva tiempo intentando propagar un discurso de «igualdad” que tiene que partir, según ellos, de unas mismas condiciones para hombres y mujeres. Negando la opresión que sufrimos las mujeres trabajadoras y justificando así todo retroceso en los derechos de las mujeres.
Esos movimientos que hemos podido ver en las comunidades donde gobierna PP-VOX, han sido muy útiles para reforzar los discursos machistas que repiten una y otra vez que “solo se hacen políticas para mujeres” o que “el feminismo actúa en contra de los hombres”, ideas muy repetidas también por figuras retrogradas en las redes sociales que consumen millones de personas y que tienen cada vez más fuerza sobre todo en las generaciones más jóvenes.
Es el mismo discurso racista que defiende que “el gobierno solo ayuda a los inmigrantes”, criminalizando al proletariado migrante, hasta el punto de ponerlos en el foco de la violencia machista, repitiendo que son los inmigrantes los que ejecutan las agresiones machistas.
En cambio, pocos medios mencionan que el 15% de los asesinatos machistas cometidos en verano los han hecho policías o expolicías, sabiendo que son únicamente el 0,3% de la población.
Datos de EEUU demuestran que los agentes de policía de EEUU cometen actos de violencia doméstica a un ritmo aproximadamente quince veces superior al de la población general.
Estas posiciones y propuestas también son ejemplo del aumento de posturas reaccionarias que, ante la incapacidad de la izquierda para dar soluciones a problemas estructurales, aprovechan para reforzar discursos de odio, que buscan continuamente enemigos dentro de la misma clase.
Tenemos un gran trabajo por delante combatiendo todas estas ideas que refuerzan el machismo, normalizando actitudes y posturas totalmente misóginas. El trabajo cultural en la calle para frenar las actitudes machistas es urgente.
Ello requiere de una gran organización política que:
1) garantice la protección de las mujeres maltratadas y trabaje en contra de su estigmatización
2) responda con determinación y lleve a cabo una lucha que ponga unas nuevas bases éticas que nieguen todo tipo de opresión.