Los modelos de Bellas Artes de Sevilla llevan años sufriendo una situación de precariedad laboral que roza lo inhumano. Cobran por debajo del salario mínimo, no tienen vacaciones ni seguridad social, y trabajan con horarios inestables que dependen de la demanda de cada curso. Son trabajadores invisibles, que no tienen ningún tipo de reconocimiento ni protección por parte de la universidad, que se lava las manos al haber externalizado el servicio a una empresa privada que se queda con la mayor parte del beneficio. De nuevo.
Los modelos no se resignan a esta injusticia, y han decidido plantarse contra ella. Con el apoyo del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), han iniciado una campaña de protesta y reivindicación, exigiendo que se les reconozca como personal laboral de la universidad, como lo fueron en el pasado, antes de que se aplicara el neoliberalismo salvaje a la educación pública. Quieren recuperar sus derechos y su dignidad, y que se les valore como profesionales imprescindibles para la formación artística de los alumnos.
Y es que los modelos de Bellas Artes no son simples objetos o adornos, sino sujetos activos que contribuyen al desarrollo del talento y la creatividad de los futuros artistas. Su trabajo no se puede sustituir por maniquíes de goma o imágenes digitales, como pretenden algunos desde el desconocimiento o la indiferencia. Los modelos aportan su cuerpo, su expresión, su movimiento, su personalidad, su historia. Son un referente en Europa, donde se les considera como parte del patrimonio cultural y son respetados.
- Es una vergüenza que se trate a los modelos de Bellas Artes como si fueran mercancía barata y desechable y una contradicción que se les niegue lo que se les debe, mientras se les exige lo que se les debe. En las próximas semanas van a iniciar una huelga indefinida y concentraciones que pondrán el foco no sólo en lo señalado, si no en la deriva de externalización de servicios publicos que viene sufriendo se en el estado desde hace décadas.