Cientos de manifestantes han salido a las calles de Marruecos para expresar enojo y frustración después de semanas de esperar asistencia de emergencia tras un devastador terremoto.
Los manifestantes en la ciudad de Amizmiz, en el Alto Atlas, corearon consignas antigubernamentales el martes mientras la policía intentaba contener a la multitud.
La protesta tuvo lugar después de que las tormentas con lluvias torrenciales del fin de semana pasado empeoraran las dificultades que enfrentan los residentes que viven en tiendas de campaña cerca de las ruinas de sus antiguas casas.
Barrios enteros quedaron arrasados por el terremoto del 8 de septiembre, lo que obligó a miles de personas a vivir en refugios temporales.
En Amizmiz y los pueblos circundantes de la provincia marroquí de Al-Haouz, casi todos perdieron a un familiar o amigo.
La protesta del martes fue organizada inicialmente por un grupo llamado Coordinación de Víctimas del Terremoto de Amizmiz para llamar la atención sobre la «negligencia de los funcionarios locales y regionales» y denunciar la exclusión de los residentes de la ayuda de emergencia.
El coordinador Mohamed Belhassan dijo al sitio web de noticias marroquí Hespress: «El estado de los campos es catastrófico».
Sin embargo, el grupo canceló su marcha prevista después de una reunión con las autoridades locales, que finalmente se comprometieron a abordar sus preocupaciones. A pesar de la cancelación de los organizadores, cientos de personas salieron a las calles para protestar por las condiciones en los campos.
Después del terremoto, Marruecos convocó una comisión y formó un fondo especial de recuperación.
El gobierno anunció a principios de este mes que había comenzado a desembolsar pagos mensuales iniciales de 2.500 dirhams marroquíes (200 libras esterlinas) y planeaba proporcionar hasta 140.000 dirhams (1.1200 libras esterlinas) más adelante para reconstruir las casas destruidas.
La protesta de Amizmiz sigue a las críticas a Marruecos por aceptar ayuda limitada de sólo cuatro gobiernos extranjeros varios días después de que el terremoto matara a unas 2.901 personas.
Las autoridades dijeron que la decisión tenía como objetivo evitar la congestión de las carreteras y el caos en los días críticos para la respuesta de emergencia.
Los equipos de búsqueda y rescate que no pudieron llegar al país expresaron su frustración por no recibir luz verde del gobierno marroquí.