Se acabó, pero esto apenas comienza
Más de 126.000 personas llenaron el pasado sábado, 23 de noviembre, las calles de Barcelona bajo una misma consigna. El problema de la vivienda es dramático e insostenible; Cataluña ha dicho «basta». Al malestar actual se le suma la percepción de que una década de ayuntamientos del cambio, de gobiernos progresistas y de legislación social, lejos de solucionar nada o diferenciarse de políticas anteriores, han acentuado la problemática habitacional. La gestión de la DANA en el País Valencià ha coincidido en el tiempo con este desgaste social, y ha supuesto un punto de inflexión. La pasada semana, el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revelaba que los políticos son considerados el principal problema para la sociedad. El acceso a la vivienda se ubicaba en la segunda posición. Imagen de época: la tensión social aumenta frente al deterioro progresivo de las condiciones de vida de los trabajadores. La política parlamentaria se encuentra muy desacreditada por erigirse de forma creíble en solución del problema.
Ante esta situación, el sindicalismo de la vivienda ha promovido una idea clara: que únicamente mediante la organización sindical se podrán imponer soluciones efectivas, sin embargo, aunque los aprendizajes y las derrotas del último ciclo político. estén presentes, volveremos a equivocarnos si consideramos que los cambios que exige la problemática de acceso a la vivienda actual se podrán solucionar independientemente de la correlación de fuerzas en el ámbito político. Escribimos este artículo para poner de relieve los principales retos políticos que afrontamos a la hora de conseguir que esta ola mediática sobre el precio de la vivienda pueda convertirse en un posible ciclo de lucha que lleve victorias significativas para la clase trabajadora .
Primero, es necesario contrastar los dos consensos que existen ante esta coyuntura. Por un lado, el consenso social en Cataluña es que los precios de la vivienda deben bajar . Por otro lado, su correlato parlamentario, extendido tanto a derecha como a izquierda, es el consenso político que debe promoverse la vivienda accesible. Una propuesta que intenta, con toques de ambigüedad, hacerse pasar como una respuesta coherente al malestar expresado en la calle. En realidad, esconde la conciliación de los distintos intereses que coinciden en lo que se llama lobby financiero-inmobiliario, desde los pequeños hasta los grandes rentistas, pasando por las constructoras y las inmobiliarias. Para todos ellos, la vivienda accesible significa relanzar un nuevo ciclo especulativo de construcción e imponer el desahucio fácil, rápido y barato .
- Para los lobbies, la vivienda accesible significa relanzar un nuevo ciclo especulativo de construcción e imponer el desahucio fácil
En resumen, vivienda accesible es la forma que tienen el Estado y la burguesía inmobiliaria de vender la consolidación de un rentable modelo de vivienda de miseria, blindando sus amplios márgenes de beneficio mientras realizan pequeñas concesiones para mantener la paz social. Concesiones, por cierto, que en todo caso se dirigen a sectores muy delimitados de las clases medias empobrecidas para que se reacomoden en el parque de alquiler. Para los sectores sociales por debajo, la vivienda accesible es un eufemismo que en realidad tiene que ver con consolidar un ordenamiento jurídico, policial y parapolicial que imposibilite cualquier margen de defensa frente a futuros estallidos sociales por la problemática de la vivienda.
Por eso desde el Sindicato de Vivienda Socialista de Cataluña (SHSC) confrontamos esta idea e invitamos a hacerlo a todo aquel que se ha movilizado estos días: no se puede acabar con el negocio de la vivienda reforzándola . Las promesas de una “vivienda asequible” son una nueva edición de la política de conciliación de la clase media imponiendo sus consensos en la clase trabajadora. Es un mecanismo que, como sabemos, sirve para anular la capacidad de la clase trabajadora de hacerse escuchar políticamente y luchar por victorias significativas contra la minoría social de rentistas, de empresarios y políticos burgueses que rigen la sociedad.
Nosotros planteamos un horizonte diferente hacia el que dirigir la labor sindical y las energías sociales catalizadas por el malestar: la vivienda gratuita y de acceso universal . La lógica del beneficio no puede determinar la posibilidad de acceder a un bien fundamental, como supone tener un techo. Es necesario socializar con urgencia la idea de que rebajar los precios puede ser una victoria significativa, pero que debe orientarse hacia la batalla por la gratuidad, la calidad y la universalidad del acceso a la vivienda , o lo que se haya conseguido sólo será una mejora temporal que retrocederá con facilidad.
Este horizonte no dista de lo que plantearon las luchas obreras que nos precedieron y lograron imponer la gratuidad y la universalidad de bienes como la sanidad o la educación. Pero estos logros se lograron fundamentalmente gracias a dos factores: un movimiento obrero que, a base de años de trabajo, imprimió a la clase trabajadora el nivel de organización y de conciencia política necesarias para imponer sus demandas, y existencia de organizaciones políticas revolucionarias que no se conformaban con una mejora de la situación concreta, sino que orientaban su lucha hacia la superación del modelo de sociedad capitalista . Por tanto, nuestra tarea también debe orientarse en ambas direcciones.
El proyecto sindical que proponemos desde el Sindicato se nutre de ambos ejemplos históricos. Por un lado, el modelo sindical que defiende dar respuesta a cualquier problema de acceso a la vivienda, sean alquileres, hipotecas o la lucha contra la sangría de desahucios. Así, se combina un despliegue territorial a partir de las secciones locales arraigadas fuertemente en los territorios, con la organización de blogs de un mismo propietario. Hoy en día, el Sindicato está dando respuesta a subidas de alquileres, bloques afectados por pisos turísticos o personas que están en peligro de ser desahuciadas. La finalidad de este método sindical es la unión de la clase trabajadora bajo un mismo sindicato, como forma de aliviar la fragmentación que atraviesa nuestra clase a la hora de responder ante un problema de vivienda.
- El objetivo último es contribuir a la construcción de una alternativa socialista en el modelo de sociedad capitalista actual
Asimismo, este proyecto no puede entenderse desvinculado de la tradición socialista en la que se inscribe el Sindicato una alternativa socialista al modelo de sociedad capitalista actual . Contribuir de forma decidida a la generación de un poder como clase trabajadora que haga real esta alternativa, éste deje de ser un negocio, y por eso necesitamos avanzar posiciones en la lucha de clases, todavía inexistente.
Segundo, la manifestación del sábado también ha puesto otra idea sobre la mesa: la huelga de alquileres . Una consigna que también parece estar permeando socialmente, normalizándose, generando debate y, sobre todo, cierta preocupación entre varios agentes del lobi financiero-inmobiliario. En nuestra opinión, es una buena noticia, pero la posibilidad de la huelga de alquileres se encuentra ahora mismo ante una disyuntiva: o consigna agitativa que acabe cristalizándose en la lógica de la concertación social clásica de los sindicatos amarillos, o consigna que se transforme en herramienta sindical y de conflicto capaz de materializar un poder de negociación real de la clase trabajadora después de décadas de ausencia del mismo.
- La huelga de alquileres deberá darse por ‘fuera’ de los mecanismos de concertación social del Estado
Los sectores reformistas —sean de la izquierda parlamentaria, de la llamada sociedad civil progresista o internos al mismo movimiento por la vivienda— se agarran a la primera posibilidad como vía para generar una correlación de fuerzas favorable a un nuevo decreto ley , a una supuesta solución parlamentaria. Y, por eso, han excluido los razonamientos tácticos, sindicales y concretos de cómo podría darse efectivamente la huelga, puesto que en realidad les importa poco la huelga en sí. No son sus retóricas llenas de épica las que preocupan a la burguesía inmobiliaria.
Pero el trabajo sindical, de base, paciente, y la conciencia de que las huelgas deben convocarse para ganarlas tienen una presencia significativa y transversal a todos los agentes del movimiento por la vivienda. No somos pocos los que, por encima de variadas retóricas, hemos entendido que se podría estar abriendo una oportunidad de establecer una herramienta sindical eficiente . En este sentido, nosotros compartimos que el trabajo por generar las condiciones de posibilidad de una huelga de alquileres es una prioridad política de primer orden. El estudio técnico y táctico para su desarrollo son urgentes. Que no haya ningún mecanismo legal que garantice la huelga no lo entendemos como un obstáculo, sino como una ventaja inmediata: la huelga de alquileres deberá darse por fuera de los mecanismos de concertación social del Estado , aunque deberá verse si logra ser contra éstos.
En este sentido, creemos que la guía clave para juzgar su avance y cualquier medida que se desprenda son dos criterios: ¿afecta significativamente la ganancia capitalista o no? ¿Sobrepasa los mecanismos de concertación social o es capada por éstos? No existe derecho ni conquista de la clase trabajadora que se haya podido ganar sin sacrificios, lucha u organización , y el Sindicato luchará hasta las últimas consecuencias para hacer posible una vivienda gratuita y universal, entendiendo la huelga de alquileres, la negociación lectiva contra grandes tenedores o el derecho a la autodefensa frente a la impunidad de los propietarios como herramientas clave para llegar a tal objetivo.
Tras el 23-N, el reto es mayor . Pero el sindicalismo de vivienda sale reforzado y más maduro de esa movilización. Esta madurez deberá medirse en la efectividad y en el grado de masificación social del conflicto, pero también en la capacidad de desplazar políticamente a la izquierda electoral y de desbordar los mecanismos de mantenimiento de la paz social del Estado. No podemos permitirnos tropezar dos veces con la misma piedra. Menos aún después de la gasolina por el auge reaccionario que han supuesto todos los últimos años de reformas que no reforman y de unas izquierdas indistinguibles de las derechas en lo esencial.
Esta vez hemos aprendido que estos retos no los podemos afrontar en negativo. Por ello, el SHSC insiste en la necesidad de vincular alternativa política de carácter integral las batallas que el sindicalismo de vivienda entregue y las fuerzas que acumule. Bajar los precios del alquiler puede ser una necesidad inmediata, pero es necesario plantear urgentemente la enmienda total al modelo de sociedad. Caminamos hacia una vivienda gratuita y universal. Esto acaba de empezar.
- Marina Parés es portavoz del Sindicato de Vivienda Socialista de Cataluña (SHSC)
————————————————–
S’ha acabat, però això tot just comença
Més de 126.000 persones van omplir dissabte passat, 23 de novembre, els carrers de Barcelona sota una mateixa consigna. El problema de l’habitatge és dramàtic i insostenible; Catalunya hi ha dit “prou”. Al malestar actual s’hi suma la percepció que una dècada d’ajuntaments del canvi, de governs progressistes i de legislació social, lluny de solucionar res o diferenciar-se de polítiques anteriors, han accentuat la problemàtica habitacional. La gestió de la DANA al País Valencià ha coincidit en el temps amb aquest desgast social, i ha suposat un punt d’inflexió. La setmana passada, l’últim baròmetre del Centre d’Investigacions Sociològiques (CIS) revelava que els polítics són considerats el problema principal per a la societat. L’accés a l’habitatge se situava en la segona posició. Imatge d’època: la tensió social augmenta davant el deteriorament progressiu de les condicions de vida dels treballadors. La política parlamentària es troba molt desacreditada per erigir-se de manera creïble en solució del problema.
Davant d’aquesta situació, el sindicalisme de l’habitatge ha promogut una idea clara: que únicament mitjançant l’organització sindical es podran imposar solucions efectives. No obstant això, i tot i que els aprenentatges i les derrotes de l’últim cicle polític estiguin presents, tornarem a equivocar-nos si considerem que els canvis que exigeix la problemàtica d’accés a l’habitatge actual es podran solucionar independentment de la correlació de forces en l’àmbit polític. Escrivim aquest article per posar en relleu els principals reptes polítics que afrontem a l’hora d’aconseguir que aquesta onada mediàtica sobre el preu de l’habitatge pugui esdevenir un possible cicle de lluita que porti victòries significatives per a la classe treballadora.
Primer, cal contrastar els dos consensos que existeixen davant d’aquesta conjuntura. D’una banda, el consens social a Catalunya és que els preus de l’habitatge han de baixar. De l’altra banda, el seu correlat parlamentari, estès tant a dreta com a esquerra, és el consens polític que cal promoure l’habitatge accessible. Una proposta que intenta, amb tocs d’ambigüitat, fer-se passar com una resposta coherent al malestar expressat al carrer. En realitat, amaga la conciliació dels diversos interessos que coincideixen en el que s’anomena lobby financer-immobiliari, des dels petits fins als grans rendistes, passant per les constructores i les immobiliàries. Per a tots ells, l’habitatge accessible significa rellançar un nou cicle especulatiu de construcció i imposar el desnonament fàcil, ràpid i barat.
- Per als ‘lobbies’, l’habitatge accessible significa rellançar un nou cicle especulatiu de construcció i imposar el desnonament fàcil
En resum, habitatge accessible és la forma que tenen l’Estat i la burgesia immobiliària de vendre la consolidació d’un rendible model d’habitatge de misèria, blindant els seus amplis marges de benefici mentre fan petites concessions per mantenir la pau social. Concessions, per cert, que en tot cas es dirigeixen a sectors molt delimitats de les classes mitjanes empobrides perquè es reacomodin en el parc de lloguer. Per als sectors socials per sota, l’habitatge accessible és un eufemisme que en realitat té a veure amb consolidar un ordenament jurídic, policial i parapolicial que impossibiliti qualsevol marge de defensa davant futurs esclats socials per la problemàtica de l’habitatge.
Per això des del Sindicat d’Habitatge Socialista de Catalunya (SHSC) confrontem aquesta idea i convidem a fer-ho a tot aquell que s’ha mobilitzat aquests dies: no es pot acabar amb el negoci de l’habitatge reforçant-lo. Les promeses d’un ”habitatge assequible” són una nova edició de la política de conciliació de la classe mitjana imposant els seus consensos a la classe treballadora. És un mecanisme que, com ja sabem, serveix per anul·lar la capacitat de la classe treballadora de fer-se escoltar políticament i lluitar per victòries significatives contra la minoria social de rendistes, d’empresaris i polítics burgesos que regeixen la societat.
Nosaltres plantegem un horitzó diferent cap al qual dirigir la tasca sindical i les energies socials catalitzades pel malestar: l’habitatge gratuït i d’accés universal. La lògica del benefici no pot determinar la possibilitat d’accedir a un bé fonamental com suposa tenir un sostre. Cal socialitzar amb urgència la idea que rebaixar els preus pot ser una victòria significativa, però que ha d’orientar-se cap a la batalla per la gratuïtat, la qualitat i la universalitat de l’accés a l’habitatge, o el que s’hagi aconseguit només serà una millora temporal que retrocedirà amb facilitat.
Aquest horitzó no dista del que van plantejar les lluites obreres que ens van precedir i que van aconseguir imposar la gratuïtat i la universalitat de béns com la sanitat o l’educació. Però aquests èxits es van aconseguir fonamentalment gràcies a dos factors: un moviment obrer que, a base d’anys de treball, va imprimir a la classe treballadora el nivell d’organització i de consciència política necessàries per imposar les seves demandes, i l’existència d’organitzacions polítiques revolucionàries que no es conformaven amb una millora de la situació concreta, sinó que orientaven la seva lluita cap a la superació del model de societat capitalista. Per tant, la nostra tasca també s’ha d’orientar en ambdues direccions.
El projecte sindical que proposem des del Sindicat es nodreix de tots dos exemples històrics. D’una banda, el model sindical que defensa donar resposta a qualsevol problema d’accés a l’habitatge, siguin lloguers, hipoteques o la lluita contra la sagnia de desnonaments. Així, es combina un desplegament territorial a partir de les seccions locals arrelades fortament als territoris, amb l’organització de blocs d’un mateix propietari. Avui dia, el Sindicat està donant resposta a pujades de lloguers, blocs afectats per pisos turístics o persones que estan en perill de ser desnonades. La finalitat d’aquest mètode sindical és la unió de la classe treballadora sota un mateix sindicat, com a forma d’alleujar la fragmentació que travessa la nostra classe a l’hora de respondre davant d’un problema d’habitatge.
- L’objectiu últim és contribuir a la construcció d’una alternativa socialista al model de societat capitalista actual
Així mateix, aquest projecte no es pot entendre desvinculat de la tradició socialista en la qual s’inscriu el Sindicat. És per això que l’objectiu últim del plantejament exposat, el que atorga sentit a cada pas, és contribuir a la construcció d’una alternativa socialista al model de societat capitalista actual. Contribuir de manera decidida a la generació d’un poder com a classe treballadora que faci real aquesta alternativa. Perquè el problema de l’habitatge no es podrà resoldre sense que aquest deixi de ser un negoci, i per això necessitem avançar posicions en la lluita de classes. És a dir, organitzar la classe treballadora de manera unificada, sota un projecte polític que contribueixi en l’articulació d’una alternativa política socialista, avui dia encara inexistent.
Segon, la manifestació de dissabte també ha posat una altra idea sobre la taula: la vaga de lloguers. Una consigna que també sembla estar permeant socialment, normalitzant-se, generant debat i, sobretot, una certa preocupació entre diversos agents del lobby financer-immobiliari. Al nostre parer, és una bona notícia, però la possibilitat de la vaga de lloguers es troba ara mateix davant d’una disjuntiva: o consigna agitativa que acabi cristal·litzant-se en la lògica de la concertació social clàssica dels sindicats grocs, o consigna que es transformi en eina sindical i de conflicte capaç de materialitzar un poder de negociació real de la classe treballadora després de dècades d’absència d’aquest.
- La vaga de lloguers s’haurà de donar per ‘fora’ dels mecanismes de concertació social de l’Estat
Els sectors reformistes —siguin de l’esquerra parlamentària, de l’anomenada societat civil progressista o interns al mateix moviment per l’habitatge— s’agafen a la primera possibilitat com a via per generar una correlació de forces favorable a un nou decret llei, a una suposada solució parlamentària. I, per això, han exclòs els raonaments tàctics, sindicals i concrets de com podria donar-se efectivament la vaga, ja que en realitat els importa poc la vaga en si. No són les seves retòriques plenes d’èpica les que preocupen la burgesia immobiliària.
Però el treball sindical, de base, pacient, i la consciència que les vagues s’han de convocar per guanyar-les tenen una presència significativa i transversal a tots els agents del moviment per l’habitatge. No som pocs els que, per sobre de retòriques variades, hem entès que es podria estar obrint una oportunitat d’establir una eina sindical eficient. En aquest sentit, nosaltres compartim que el treball per generar les condicions de possibilitat d’una vaga de lloguers és una prioritat política de primer ordre. L’estudi tècnic i tàctic per desenvolupar-la són urgents. Que no hi hagi cap mecanisme legal que garanteixi la vaga no ho entenem com un obstacle, sinó com un avantatge immediat: la vaga de lloguers s’haurà de donar per fora dels mecanismes de concertació social de l’Estat, encara que haurà de veure’s si aconsegueix ser contra aquests.
En aquest sentit, creiem que la guia clau per jutjar-ne l’avanç i qualsevol mesura que se’n desprengui són dos criteris: afecta significativament el guany capitalista o no? Sobrepassa els mecanismes de concertació social o és capada per aquests? No existeix dret ni conquesta de la classe treballadora que s’hagi pogut guanyar sense sacrificis, lluita o organització, i el Sindicat lluitarà fins a les últimes conseqüències per fer possible un habitatge gratuït i universal, entenent la vaga de lloguers, la negociació col·lectiva contra grans tenidors o el dret a l’autodefensa davant la impunitat dels propietaris com a eines clau per arribar a tal objectiu.
Després del 23-N, el repte és major. Però el sindicalisme d’habitatge surt reforçat i més madur d’aquesta mobilització. Aquesta maduresa haurà de mesurar-se en l’efectivitat i en el grau de massificació social del conflicte, però també en la capacitat de desplaçar políticament l’esquerra electoral i de desbordar els mecanismes de manteniment de la pau social de l’Estat. No ens podem permetre ensopegar dues vegades amb la mateixa pedra. Encara menys després de la benzina per l’auge reaccionari que han suposat tots els últims anys de reformes que no reformen i d’unes esquerres indistingibles de les dretes en allò essencial.
Aquesta vegada, però, hem après que aquests reptes no els podem afrontar en negatiu. És per això que l’SHSC insisteix en la necessitat de vincular alternativa política de caràcter integral les batalles que el sindicalisme d’habitatge lliuri i les forces que acumuli. Abaixar els preus del lloguer pot ser una necessitat immediata, però cal plantejar urgentment l’esmena total al model de societat. Caminem cap a un habitatge gratuït i universal. Això tot just acaba de començar.
- Marina Parés, portaveu del Sindicat d’Habitatge Socialista de Catalunya (SHSC)
(elcritic.cat)