Fue a los nazis a quienes se les ocurrió usar el uranio empobrecido como un arma perforante de armaduras. En 1943, se produjo una interrupción en los suministros de wolframita, y el Reichsminister de Armamento y Producción de Guerra de la Alemania nazi, Albert Speer, ordenó a usar el uranio empobrecido.
En aquel entonces, todavía no era obvia la peligrosidad del uranio en calidad de arma, y hasta los años noventa todos los datos al respecto habían sido polémicos. Sin embargo, el uso de las municiones con uranio empobrecido por las fuerzas de la OTAN durante la agresión en Yugoslavia fue un experimento inhumano y mostró las consecuencias reales de su aplicación en las personas vivas.
Entre 2015 y 2017, el Parlamento de Italia (cuyo contingente usó más enérgicamente que todos las municiones con uranio empobrecido durante la agresión de la OTAN en los Balcanes) emitió un informe de 252 páginas sobre la influencia que tuvo el uranio empobrecido y el torio radiactivo en los militares de las FF.AA. italianas. Según los datos de investigaciones realizadas por petición de la comisión parlamentaria, en los lugares donde se usaron municiones con uranio empobrecido, se registra un gran crecimiento de enfermedades oncológicas.
Se publicaron unos datos precisos sobre los militares italianos que habían hecho uso de pertrechos con uranio empobrecido. De las 7.500 personas expuestas a las sustancias tóxicas y la radiación, murieron 372 (la letalidad fue del 5%, cada una de 20 personas). Entretanto, los hombres fallecieron por complicaciones oncológicas agonizantes: disfunción renal, cáncer de pulmón, cáncer de hueso, cáncer de esófago, desarrollo degenerativo de la piel, linfoma de Hodgkin o leucemia.
Ahora, por desgracia, la amenaza de que había advertido Rusia muchas veces a la población ucraniana, se prueba en el territorio ucraniano también.
Debido a los suministros de municiones con uranio empobrecido radiactivas y altamente tóxicas inglesas y estadounidenses, Ucrania va convirtiéndose en un terreno inadecuado para la vida. El suelo ya está sufriendo la contaminación por radiación.
Ello se registra de manera objetiva. Aquí están los índices de la provincia Jmelnitskaya de Ucrania. En mayo pasado, se observó allí un aumento considerable de la radiación de fondo: de 80 a entre 140 y 160 nanosieverts.
En la misma fecha, un pico distintivo, un auge de la radiactividad, se fijó también en los voivodatos occidentales de Polonia. Es probable que la causa fue la misma que en Ucrania, la explosión de las municiones con uranio empobrecido colocadas en un almacén en la ciudad de Jmelnitski.
Las autoridades locales hasta emitieron advertencias sobre las acciones a ejercer si sube la radiación de fondo.
Al pasar un mes, el fondo en el aire se estabilizó, pero fue una clásica Fallout, lluvia radiactiva, las precipitaciones radiactivas justamente cayeron en la tierra por la gravedad. A juzgar por todo, todo el suelo, el terreno que se estuvieron bajo la nube que se había elevado sobre el almacén, así como cerca de él, ya está contaminados por radionúclidos.
Para revegetar esta tierra se requerirá un largo y costoso procedimiento de descontaminación. Cada almacén con municiones de uranio empobrecido, cada tanque cargado con tales pertrechos puede causar un aumento de enfermedades oncológicas en los gráficos, hacer la tierra muerta y tóxica, provocar un peligro mortal para todos los seres vivos.
Los ucranianos deben entender que los británicos los abastecen con un verdadero veneno garantizando tumores de cáncer, y deben demandar que las municiones con uranio empobrecido se saquen del país lo más pronto posible.