¿A quién vais a dejar enfermar después de las elecciones?
Han llegado las elecciones a la CAV y se nota. Es previsible que ante semejante colapso del sistema sanitario actual todos los partidos políticos vayan a priorizar hablar sobre este tema. Veamos, pues, qué propuestas estratégicas y qué límites presentan las diferentes promesas políticas por la sanidad.
Empecemos por el PNV, actual gestor y ejemplo de qué ha pasado con la sanidad en Osakidetza los últimos años. Palabras como privatización, listas de espera, deterioro de la calidad, falta de personal sanitario y empeoramiento de las condiciones laborales se nos pueden venir la cabeza a la hora de definir la actual situación. Ante esto, el PNV se presenta con nuevas promesas reafirmando su compromiso hacia la salud pública y la atención médica de calidad. Hablan de una estrategia para hacer frente a la carencia de médicos de forma «efectiva y sostenible», poniendo en duda la exigencia de incompatibilidad entre la actividad pública y privada, por ejemplo. Además, se comprometen a colaborar con las autoridades pertinentes y se abanderan de un balance positivo de la sanidad pública, clasificando a Osakidetza como uno de los mejores servicios sanitarios. Aseguran también que el presupuesto destinado a la salud ha experimentado un crecimiento sostenido, alcanzando los 4.896,6 millones de euros en 2024. A pesar de todo esto y de que Pradales hable de «curar las heridas de la sanidad», es difícil de creer la buena intención de sus palabras, ya que, hasta ahora, siendo ellos mismos los responsables de la sanidad, solo hemos visto el empeoramiento de ésta, por lo que sería previsible que la situación actual se reprodujese o empeorase la próxima legislatura.
Desde este último año, a su vez, Osakidetza viene con una nueva estrategia para el 2023-2025 con los siguientes objetivos: promoción de la salud, prevención activa de las personas y la comunidad, abordaje de cronicidad y morbimortalidad, humanización, sostenibilidad, generación de conocimiento… A grandes rasgos, destaca la falta de precisión del plan y del lenguaje en términos generales. De todas formas, podemos considerarlo una declaración de intenciones con ciertos temas en concreto. Por ejemplo, disfrazar de «empoderamiento del paciente» la promoción de la autogestión de su enfermedad sin plantear una accesibilidad sanitaria universal suena más a intentar quitarse de encima ciertas patologías para aliviar de cierta forma la sobrecarga asistencial. Lo mismo pasa con la propuesta de desburocratización, que en esencia significa quitarles ciertos trabajos a los médicos dándoselos a otros, sin tener en cuenta lo problemático que sería, por ejemplo, quitar del control de las bajas a los médicos con criterio sanitario dándoselo a las Mutuas con intereses claramente empresariales. Hablan también sobre el aumento de personal sanitario frente a las inminentes jubilaciones los próximos años, pero lo hacen sin tener una intención real en solventar esta situación ni plantear una medida estructural efectiva para la formación gratuita y de calidad de futuros estudiantes.
EH Bildu, por su parte, aprovechando el colapso y la gestión sanitaria del PNV de estos últimos años, se abandera de las críticas a su contrincante, culpándolo de la privatización y del empeoramiento de las condiciones laborales. De esta forma presenta Mirada a la Sanidad. Propuesta para poner en pie Osakidetza (Begirada Osasungintzari. Osakidetza zutik jartzeko proposamena), un documento sin memoria económica pero sí con la promesa de incrementar el gasto público y el presupuesto. En el documento, por ejemplo, hablan de aproximarse al PIB de países europeos más avanzados en políticas de salud para progresivamente aumentar la inversión destinada a la atención primaria. Proponen también la publificación de ciertos servicios externalizados (como limpieza, ambulancias…) y hablan de una nueva gestión de los centros sanitarios (apertura de PACs, publificación de la Clínica La Asunción…).
¿Pero resuelve de verdad eso el problema estructural que sufre la sanidad? Para EH Bildu son inasumibles las cuestiones que de verdad abrirían la puerta a la creación de un sistema sanitario universal, gratuito y de calidad. Por un lado, su programa no pone en ningún momento en cuestión el sistema capitalista donde unos pocos se benefician del trabajo de todos y todas, implicando de la misma forma que se haga negocio con la salud. Además, no han puesto sobre la mesa una política de ruptura y confrontación con empresarios e instituciones supranacionales que dirigen las decisiones sanitarias y ciertas leyes. Por otro lado, teniendo en cuenta que la clase media hoy en día se beneficia directamente de la sanidad privada, EH Bildu no podría eliminarla. Estos apelan directamente a este sector social con un nivel de vida superior, el cual se puede permitir acudir a la privada a hacerse una resonancia o una colonoscopia si lo necesita, puenteando las listas de espera de la pública, para luego recibir atención. Pero los pacientes que no tengan dinero, siendo este sector cada vez mayor dada la degradación de la clase media, no podrán costearse ni la prueba ni el seguro privado, convirtiéndose la sanidad pública en su único lugar al que acudir; esa sanidad que queda para asistir a los que menos dinero tienen ante el inminente y tendencial colapso sanitario.
Otro buen ejemplo para entender lo que se ha hecho y lo que se puede hacer bajo los límites del estado burgués es el de Nafarroa, donde ya hace unos meses presentaron el presupuesto para el gasto del Departamento de Sanidad. Ahí podemos observar cómo desde el 2014 de forma progresiva se ha incrementado, a grandes rasgos, la partida presupuestaria, al igual que en la CAV o a nivel estatal. De todas formas, lejos de lo que la propaganda institucional dice, si nos fijamos bien en los datos a partir del 2021 podemos ver cómo el margen entre el gasto bruto y el gasto deflactado es cada vez mayor. Esto significa que, si al gasto bruto le restamos la influencia de la inflación, sí que se ha reducido el gasto real. Y así lo vemos en diferentes sectores: el gasto en atención primaria es %10 menor, en farmacia un %9 menor, en atención especializada hospitalaria un %6 menor y en atención psiquiátrica un %4 menor.
En cuanto a la gestión de los últimos años que Nafarroa presenta en este ámbito, desde que UPN perdió las lecciones en 2015 y dejó paso al «gobierno del cambio», y en concreto con el Departamento de Salud de Geroa Bai, se puso sobre la mesa un programa con 29 compromisos sanitarios en total. En aquella legislatura se llevaron a cabo varias medidas, las cuales sirvieron para neutralizar el hecho de que no hicieron ningún cambio estructural: publificación de las cocinas de los hospitales, paso de personal de la CUN a Osasunbidea… En el 2019, el Departamento de Salud pasa de Geroa Bai a PSN, donde su acuerdo pone sobre la mesa 41 compromisos (nuevo plan de salud, empresa pública para el transporte sanitario, que los presupuestos llegasen a un %6,5 del PIB…), pero todas sus propuestas se vieron mermadas, entre otras cosas, por la llegada del COVID-19. Con esto su plan cogió un nuevo cauce, rumbo a la mala gestión de profesionales, la organización caótica y el colapso de los dispositivos sanitarios. Ahora el departamento vuelve a Geroa Bai para el 2023-2027, con los mismos consejeros. Llama la atención esta vez la poca exactitud de su acuerdo programático, mucho más genérico y corto. Por ahora, son desdeñables las declaraciones de los consejeros que, dicho sea de paso, no aparecen en el acuerdo programático; augurando un futuro bastante incierto o problemático por lo pronto en cuanto a listas de espera, posibles derivaciones a la privada, peonadas, reformas del modelo de atención primaria etc. Con el acuerdo de los presupuestos podemos ver, además, cómo se perpetúa la atención público-privada, siendo ejemplo de ello el hospital de San Juan de Dios o la colaboración con la empresa Medicis para la realización de pruebas complementarias. La situación de Nafarroa, por lo tanto, deja en evidencia el carácter estructural del colapso, ya que por mucho que esté en manos del «gobierno del cambio», no han sido capaces de revertir la situación.
Para terminar con los ejemplos de gestión sanitaria a distintos niveles, me gustaría hablar sobre la Ley Estatal 15/97 o el artículo 90 de la Ley de Sanidad, la cual permite la actual privatización de la sanidad pública. Desde 2020-2023, hemos tenido la posibilidad de poder ver con datos objetivos de qué ha sido capaz «el gobierno más progresista de la historia», con el PSOE de la mano de Unidas Podemos. Parece que ninguno de estos partidos ha puesto en duda la ley 15/97 ni los conciertos privados (los cuales se llevan 1 de cada 8 euros de gasto sanitario), a pesar de varios intentos de distintos colectivos. Ahora, PSOE-Sumar vuelve a poner el grito en el cielo con salvar la sanidad; eso sí, sin traspasar las líneas rojas que ellos mismos han trazado hacia la privatización. Además, es significativo cómo ningún territorio en particular del Estado español (aún bajo gobernanzas de partidos de izquierda) ha sido capaz tampoco de poner sobre la mesa el problema que esta ley supone.
Por lo tanto, éste sería el panorama actual: en todos los territorios se le sigue dando continuidad a la gestión público-privada. En la CAV los pacientes de Tolosaldea acuden a la Clínica La Asunción, se realizan las resonancias magnéticas en Osatek y las ecografías en Bihotz. En Nafarroa se siguen manteniendo acuerdos con empresas sanitarias como la Clínica del OPUS o el Hospital San Juan de Dios. La concertación, la privatización y la externalización de servicios están a la orden del día, condicionando de forma exponencial la posibilidad de acceso de los trabajadores y suponiendo un deterioro para la calidad de servicios y condiciones laborales. A su vez, nadie habla sobre el aparato legal que permite y fundamenta toda esta privatización a nivel estatal, la ley 15/97 o el artículo 90 de la Ley de Sanidad. Parece así que todos los partidos aceptan la existencia y el reparto de recursos público-privados, y mientras desmantelan lo público, los bancarios, empresarios y políticos que están detrás del sector privado siguen ganando dinero. Con este artículo he querido dejar en evidencia que la sanidad pública vive un proceso de colapso que responde a la crisis capitalista y que va más allá de las voluntades políticas. Por lo tanto, toda respuesta que no trate la raíz del problema sólo perpetuará la situación del sistema actual. Así que deberíamos estar hablando de la socialización de recursos sanitarios, tanto públicos como privados, para de verdad poder hablar de una sanidad universal, gratuita y de calidad.
Sabiendo todo esto, todavía hay quien podría pensar que las elecciones sí que son significativas para el manejo de la sanidad los próximos años. Ante esto, me gustaría señalar que todos los partidos políticos, sean PSOE o EH Bildu, PP o PNV, son órganos del estado que funcionan por medio de subvenciones del estado capitalista, los cuales tienen relación directa con las elites económicas y la oligarquía financiera. Es difícil pensar en qué intereses pueden tener los grandes empresarios en cuanto al bienestar sanitario total de la clase trabajadora, ya que para ellos no es de ninguna forma prioritario gastar recursos para mejorar la calidad de vida de una población mayormente improductiva, en cuanto que condenaría la valorización de un estado ya estructuralmente deficitario. Es por lo tanto preocupante el lavado de cara que se les hace a partidos como EH Bildu o PSOE, concibiéndolos como posibles fuerzas progresistas y actuales garantes de la sanidad universal, gratuita y de calidad, como si ellos no fueran responsables de la actual situación sanitaria. Lo mismo para el PNV, que ha demostrado y demuestra su interés empresarial hacia la privatización de Osakidetza.
Las próximas semanas vamos a ver cómo ambos partidos hablarán de publificación o señalarán ciertas empresas, con la tendencia progresiva de casi igualarse en su programa, convirtiéndose en dos entes peleándose por su posición burocrática y nada más. EH Bildu aprovechará el desgaste del PNV por haber gobernado en sanidad los últimos años, para hacerse hueco con nuevas promesas que van en total consonancia con la ideología de la clase media y que no tienen ningún potencial de cambio. Dicho esto, podríamos finalizar diciendo que el objetivo de todos estos partidos es el de la gestión del estado burgués dentro de sus límites, con la tendencia inminente del empobrecimiento de la clase trabajadora y la degradación progresiva de la clase media, en el ámbito sanitario inclusive. Por lo tanto, partidos políticos, ¿a quién vais a dejar enfermar después de las elecciones?
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Hauteskundeen ondoren nor utziko duzue gaixotzen?
EAErako hauteskundeak iritsi dira eta nabari da. Gaur egungo osasun-sistemaren kolapso horren aurrean, alderdi politiko guztiek gai horri buruz hitz egitea lehenetsiko dutela aurreikus liteke. Ikus dezagun, beraz, zer proposamen estrategiko eta zer muga dituzten osasungintzaren aldeko promesa politikoek.
Has gaitezen EAJtik, egungo kudeatzailea eta azken urteetan Osakidetzako osasungintzarekin gertatu dena erakusteko adibidea. Pribatizazioa, itxaron-zerrendak, kalitatearen okerragotzea, osasun-langile falta eta lan-baldintzen okerragotzea bezalako hitzak burura etor dakizkiguke egungo egoera definitzerakoan. Horren aurrean, promesa berri batzuekin aurkeztu da EAJ, osasungintza publikoarekiko eta kalitatezko arreta medikoarekiko konpromisoa berretsiz. Medikuen gabeziari modu «eraginkorrean eta iraunkorrean» aurre egiteko estrategiaz hitz egiten dute, jarduera publikoaren eta pribatuaren arteko halabeharrezko bateraezintasuna zalantzan jarriz, adibidez. Gainera, dagokien agintariekin lankidetzan aritzeko konpromisoa hartzen dute, eta osasungintza publikoaren balantze positiboaren banderapean jartzen dira, Osakidetza osasun-zerbitzu onenetako bat dela esanez. Osasungintzara bideratutako aurrekontuak hazkunde iraunkorra izan duela ere baieztatzen dute, 2024an 4.896,6 milioi eurora iritsi baitzen. Hori guztia gorabehera, eta Pradalesek «osasungintzaren zauriak sendatzeaz» hitz egiten badu ere, zaila da bere hitzen asmo ona sinestea. Izan ere, orain arte beraiek izan dira osasungintzaren arduradunak, eta horren okerragotzea besterik ez dugu ikusi. Beraz, aurreikus liteke egungo egoera hurrengo legegintzaldian errepikatu edo okertu litekeela.
Azken urte horretatik aurrera, aldi berean, 2023-2025erako estrategia berri batekin dator Osakidetza, hurrengo helburuekin: osasuna sustatzea, pertsonen eta komunitatearen prebentzio aktiboa, kronikotasunari eta morbimortalitateari heltzea, humanizazioa, iraunkortasuna, ezagutza sortzea… Oro har, planaren eta lengoaiaren zehaztasunik eza nabarmentzen da. Nolanahi ere, gai jakin batzuetan, zenbait asmo erakusten ditu estrategia horrek. Adibidez, paziente baten gaixotasunaren autokudeaketa sustatzea, hori «pazientearen ahalduntze» gisa mozorrotuta eta osasun-irisgarritasun unibertsala planteatu gabe, patologia jakin batzuk gainetik kentzeko saiakera gisa uler daiteke, helburutzat izango lukeena asistentzia-gainkarga nolabait arintzea. Gauza bera gertatzen da desburokratizazio-proposamenarekin; funtsean, esan nahi du medikuei lan batzuk kentzea beste batzuei emateko, kontuan hartu gabe zein problematikoa litzatekeen, adibidez, osasun-irizpidedun medikuak bajen kontroletik kentzea eta hura enpresa-interes argiak dituzten Mutuei ematea. Datozen urteetako erretiroak direla-eta, osasun-langileak ugaritzeari buruz ere hitz egiten dute, baina egoera bera konpontzeko benetako asmorik izan gabe eta etorkizuneko ikasleen doako eta kalitatezko prestakuntzarako egiturazko neurri eraginkorrik planteatu gabe egiten dute hori.
EH Bildu, bere aldetik, kolapsoa eta EAJren azken urteetako osasun-kudeaketa aprobetxatuz, aurkariari egindako kritiken buru bihurtu da, pribatizazioaren eta lan-baldintzen okerragotzearen errua EAJri egotziz. Horrela, Begirada Osasungintzari. Osakidetza zutik jartzeko proposamena aurkeztu du, memoria ekonomikorik gabeko dokumentua, baina gastu publikoa eta aurrekontua handitzeko promesa jasotzen duena. Dokumentuan, adibidez, osasun-politiketan aurreratuen dauden Europako herrialdeen BPGra hurbiltzeaz hitz egiten dute, lehen mailako arretara bideratutako inbertsioa pixkanaka handitzeko. Pribatizatutako zenbait zerbitzu (garbiketa, anbulantziak…) publiko bilakatzea proposatzen dute, eta osasun-zentroen kudeaketa berriaz ere hitz egiten dute (Etengabeko Arreta Guneak irekitzea, Asuncion Klinika publiko bihurtzea…).
Baina horrek benetan konpontzen al du osasungintzak jasaten duen egiturazko arazoa? EH Bilduk ezin ditu bere gain hartu benetako osasun-sistema unibertsala, doakoa eta kalitatezkoa lortzeko oinarriak jarriko lituzketen auziak. Alde batetik, bere programak ez duelako zalantzan jartzen sistema kapitalista bera, non gutxi batzuk gehiengoaren lanetik aberasten diren, osasunarekin ere negozioa egitea eraginez. Gainera, ez du mahai gainean jarri osasun-erabakiak hartu eta lege jakin batzuk agintzen dituzten enpresariekin eta nazioz gaindiko erakundeekin hausteko eta horiei aurre egiteko politikarik. Bestalde, kontuan hartuta gaur egun erdi-mailako klaseak zuzenean etekina ateratzen diola osasungintza pribatuari, EH Bilduk ezingo luke hura desagerrarazi. Izan ere, alderdi horrek zuzenean egiten dio hitz eta dei bizi-maila altuagoa duen gizarte-sektore horri, zeinak osasungintza publikoko itxaron-zerrendak saihestu eta pribatuan erresonantzia edo kolonoskopia bat egiteko ahalmen ekonomikoa duen, gerora arreta jasotzeko. Baina dirurik ez duten pazienteek, ordea, gero eta gehiago izanik erdi-mailako klasearen degradazioa dela-eta, ezin izango dute ez probarik ez aseguru pribaturik ordaindu, eta horrek osasungintza publikoa bihurtzen du haiek artatzeko leku bakarra. Berehalakoa eta joerazkoa den kolapsoaren aurrean, beraz, diru gutxien dutenentzako leku bihurtu da osasungintza publikoa.
Estatu burgesaren mugen barruan egiten dena eta egin daitekeena ulertzeko beste adibide on bat Nafarroakoa da, non duela hilabete batzuk aurkeztu zuten Osasun Departamentuaren gasturako aurrekontua. Bertan ikus dezakegu nola 2014tik aurrera, oro har, aurrekontu-partida handitu egin den, EAEn edo Espainiako Estatu mailan bezala. Nolanahi ere, instituzioen propagandak dioenetik urrun, 2021etik aurrerako datuei ondo erreparatuz gero, gastu gordinaren eta deflaktatutako gastuaren arteko tartea gero eta handiagoa dela ikus dezakegu. Horrek esan nahi du, gastu gordinari inflazioaren eragina kenduz gero, bai murriztu dela benetako gastua. Beraz, horretan guztian interesgarriena ondokoa litzateke: per capita gastu erreala pixkanaka jaisteko joera dago. Eta hala ikusten dugu hainbat sektoretan: lehen mailako arretako gastua %10 txikiagoa da, %9 txikiagoa farmazian, %6 txikiagoa ospitaleko arreta espezializatuan eta %4 txikiagoa arreta psikiatrikoan.
Nafarroak arlo honetan izan duen azkeneko urteetako kudeaketari dagokionez, 2015ean UPNk hauteskundeak galdu zituenean eta «gobernu aurrerakoiari» bide egin zionean, eta zehazki Geroa Bairen Osasun Departamentuaren agindupean, guztira 29 osasun-konpromiso zituen programa bat jarri zuten mahai gainean. Hainbat neurri hartu zituzten legegintzaldi horretan, egiturazko aldaketarik egin ez izana neutralizatzeko balio izan zutenak: ospitaleetako sukaldeen publifikatzea, Nafarroako Unibertsitate Klinikako langileak Osasunbidera pasatzea… 2019an, Osasun Departamentua Geroa Bairen eskuetatik PSNren eskuetara igaro zen, eta bere akordioak 41 konpromiso jarri zituen mahai gainean (osasun-plan berria, osasun-garraiorako enpresa publikoa, aurrekontuak BPGaren %6,5era iristea…), baina proposamen guztiak murriztu egin ziren, besteak beste, COVID-19aren ondorioz. Horrekin, bere planak bide berri bat hartu zuen, profesionalen kudeaketa txarrera, antolaketa kaotikora eta osasun-baliabideen kolapsora bidean. Orain, departamentua Geroa Bairen eskuetara itzuli da 2023-2027rako, kontseilari berdinekin. Deigarria da, oraingoan, bere programa-akordioaren zehaztasun urria, askoz ere orokorragoa eta laburragoa baita. Oraingoz, mespretxagarriak dira kontseilariek egindako adierazpenak, beren departamentuaren adostasunarekin edo adostasunik gabe eginak eta, bide batez esanda, programa-akordioan agertzen ez direnak. Dena den, etorkizun nahiko zalantzagarria edo problematikoa iragartzen dute itxaron-zerrendei, pribaturako desbideratzeei, lehen arretaren ereduaren erreformei eta abarrei dagokienez. Aurrekontuen adostasunarekin, gainera, arreta publiko-pribatua nola betikotzen den ikus dezakegu, eta horren adibide dira San Juan Ospitalea edo Medicis enpresarekin dagoen lankidetza publikoa, proba osagarriak egiteko. Nafarroako egoerak, beraz, agerian uzten du kolapsoaren izaera estrukturala, «aldaketaren gorbernuaren» esku egon arren, ez baitira gai izan egoerari buelta emateko.
Hainbat mailatako osasun-kudeaketen adibideekin amaitzeko, 15/97 Estatu-Legeari edo Osasun Legearen 90. artikuluari buruz hitz egin nahiko nuke, osasungintza publikoaren gaur egungo pribatizazioa ahalbidetzen baitu. 2020-2023 urteetatik, datu objektiboen bitartez ikusi ahal izan dugu zertarako gai izan den «historiako gobernurik aurrerakoiena», PSOEren eta Elkarrekin Podemosen eskutik. Dirudienez, alderdi horietatik batek berak ere ez du 15/97 legea zalantzan jarri, ez eta itun pribatuak ere (osasun-gastuko 8 euroko, euro 1 eskuratzen dute itun horiek). Orain, PSOE-Sumarri berriz bete zaie ahoa osasungintza salbatzeko asmoz; hori bai, beraiek propioki pribatizaziorantz marraztu dituzten marra gorriak gainditu gabe. Gainera, esanguratsua da nola Espainiako Estatuko lurralde bakar bat bera ere ez den gai izan lege horrek dakarren arazoa mahai gainean jartzeko, ezkerreko alderdien aginpean egon arren.
Beraz, hau izango litzateke gaur egungo egoera: lurralde guztietan, oraindik ere, jarraipena ematen zaio kudeaketa publiko-pribatuari. EAEn Tolosaldeko pazienteak Asuncion Klinikara joaten dira, erresonantzia magnetikoak Osateken egiten dituzte eta ekografiak Bihotzen. Nafarroan osasun-enpresekin akordioak mantentzen dira, hala nola OPUS Klinikarekin edo San Juan Ospitalearekin. Pribatuarekin hitzarmenak izatea, pribatizazioa bera eta zerbitzuak azpikontratatzea egunerokotasunaren parte bilakatu dira, eta modu esponentzialean baldintzatzen dituzte bai langileek osasun-zerbitzuetara duten sarbidea, bai zerbitzuen kalitatea, bai eta lan-baldintzak ere. Era berean, inork ez ditu aipatzen estatu mailan pribatizazioa ahalbidetzen eta oinarritzen duen lege-aparatua, 15/97 legea edo Osasun Legearen 90. artikulua. Dirudienez, alderdi guztiek onartzen dute baliabide publiko-pribatuak egotea eta horien banaketa, eta zerbitzu publikoak desegiten doazen heinean, pribatuen atzean dauden bankuek, enpresaburuek eta politikariek dirua irabazten jarraitzen dute. Artikulu honen bitartez, agerian utzi nahi izan dut krisi kapitalistari erantzuten dion kolapso prozesu bat bizitzen ari dela osasungintza publikoa, eta borondate politikoetatik haratago doala hori. Hortaz, arazoaren erroa konpontzen ez duen erantzun orok iraunaraziko du egungo sistemaren egoera. Osasun-baliabideen sozializazioaz hitz egin beharko genuke, beraz; bai baliabide publikoena bai pribatuena, benetako osasun-sistema kalitatezkoaz, unibertsalaz eta doakoaz mintzatu ahal izateko.
Hau guztia jakinda, oraindik ere batzuek pentsa dezakete hauteskundeak esanguratsuak izan daitezkeela datozen urteetako osasun-egoera baldintzatzeko. Horren aurrean, seinalatu nahiko nuke alderdi politiko guztiak (izan PSOE edo EH Bildu, izan PP edo EAJ) direla estatu kapitalistaren diru-laguntza bidez funtzionatzen duten estatu-organoak, eta horiek lotura zuzena dutela elite ekonomikoekin eta finantza-oligarkiarekin. Zaila da pentsatzea enpresaburu handiek zer interes izan ditzaketen langile-klasearen erabateko osasun-ongizatea bermatzeko. Izan ere, haientzat ez da inola ere lehentasunezkoa batez ere produktiboa ez den biztanleriaren bizi-kalitatea hobetzeko baliabideak gastatzea, egituraz defizitarioa den estatuaren balorizazioa kaltetuko bailuke. Kezkagarria da, beraz, EH Bildu edo PSOE bezalako alderdiei egiten zaien aurpegi zuriketa, indar aurrerakoi posibletzat hartuta eta aditzera emanda egungo osasungintza unibertsala, doakoa eta kalitatezkoa bermatzen dutela, haiek ere egungo osasun-egoeraren erantzule ez balira bezala. Gauza bera EAJrentzat, Osakidetzaren pribatizazioaren aldeko enpresa-interesak erakutsi izan dituelako eta erakusten dituelako.
Datozen asteetan ikusi ahal izango dugu nola bi alderdiek hitz egiten duten publifikatzearen inguruan eta nola seinalatuko dituzten enpresa jakin batzuk. Progresiboa izango da programari dagokionez biak berdintzeko joera, eta, azken finean, posizio burokratiko jakin batengatik borrokatuko diren bi erakunde bilakatuko dira; besterik ez. EH Bilduk probetxua aterako dio EAJk azken urteetan gobernatu izanagatik duen higadurari. Bere buruari leku egiteko promesekin etorriko da EH Bildu, baina promesa horiek guztiz bat datoz erdi-mailako klasearen interesekin eta ez daukate aldaketarako inolako potentzialik. Hori esanda, amaitzeko, esan genezake alderdi horien guztien helburua dela estatu burgesa bere mugen barruan kudeatzea, berehalako joera batzuekin: langile-klasearen pobretzea eta erdi-mailako klasearen degradazioa, osasungintzan barne. Beraz, alderdi politikoak: nor utziko duzue gaixotzen hauteskundeen ondoren?