Tras meses de especulaciones en relación con la supuesta identidad policial de una de las integrantes del colectivo Madres contra la Repressió, finalmente una investigación de El Salto en colaboración con la Directa, con el apoyo de antiguos militantes del colectivo Distrito 14, ha podido determinar la identidad real de quien durante quince años se ha presentado como Marta, residente en el municipio madrileño de Aranjuez. Se trata de la funcionaria del Ministerio del Interior Maria Ángeles GA, quien el próximo mes de octubre celebrará su 62 aniversario, a tres años de la edad de jubilación en el Cuerpo Nacional de Policía española. Se licenció en la escuela de policía en la promoción del año 1985, hace prácticamente cuarenta años, cuando la actual sede de la Escuela de Policía de Ávila ni siquiera se había terminado de construir y los estudios y formaciones se realizaban en unas instalaciones provisionales de la misma ciudad.
Es, sin duda, el caso de infiltración policial de más avanzada edad entre los nueve destapados en los últimos tres años por la Directa y El Salto , y también el período más largo de infiltración. Según ha podido certificar El Salto , Marta acumulaba una larga trayectoria como agente infiltrada en diferentes espacios políticos de Madrid, que van desde locales autogestionados como el centro social El Laboratorio hasta colectivos de apoyo a presos del Grapo y del independentismo del País Vasco, pasando por la Coordinadora Antifascista y diferentes espacios antirrepresivos. En las redes sociales todavía se pueden encontrar imágenes de la funcionaria policial en concentraciones contra el encarcelamiento en 2015 del joven antifascista Alfon Fernández.
Durante el mes de septiembre de 2017 se pudo verla en primera fila de dos de los actos que se celebraron en Madrid en contra de la represión previa a las votaciones del 1 de octubre
Según ha podido saber la Directa , la infiltrada también mostró interés en las movilizaciones solidarias con el proceso catalán. Durante el mes de septiembre de 2017 se pudo verla en primera fila de dos de los actos que se celebraron en Madrid en contra de la represión previa a las votaciones del 1 de octubre. El 17 de septiembre estaba a las puertas del Teatro de Barrio, en la calle Zurita de Lavapiés. Organizado por la entidad Madrileños por el derecho a decidir se invitó a Joan Tardà (ERC), Jordi Cuixart (Òmnium), Natàlia Esteve (ANC), Núria Gibert (CUP) o Eduardo Reyes (Súmate). Marta no se perdió detalle de sus intervenciones. Cuatro días más tarde, la veterana policía sostenía una de las pancartas de la concentración celebrada en la Puerta del Sol contra los registros en el Departamento de Economía y el asedio a la sede de la CUP, detrás, esteladas y banderolas de Izquierda Castellana.
A diferencia de otros agentes de policía infiltrados en el activismo, María Angeles GA mantiene con actividad su número de teléfono que consta en decenas de agendas del activismo madrileño. Contactada vía Whatsapp por El Salto ya la pregunta de si puede «confirmar la información que le señala como agente infiltrada, ha respondido que «ya nada me afecta, no tengo ninguna intención de hacer una declaración y no confirmo nada».
Tras ser expulsada de Madres contra la Represión, “empezó a hacer comentarios con claro contenido fascista e, incluso, a burlas de publicaciones que difundían otros casos de policías infiltrados”, explica una militante del colectivo
Después de que una persona “de plena confianza” de Madres contra la Represión les alertara de que detrás de Marta se escondía una agente de policía, trazaron una estrategia para pillarla. A lo largo de los meses, fueron acumulando indicios y testigos, para finalmente un día convocarla a una reunión en la que le revelaron las sospechas y la expulsaron del colectivo. Su reacción fue asombrosa. “Primero nos dijo, muy tranquila, que le dijéramos su número de placa, una respuesta muy de policía, y después de decirnos que ella no llevaba toda la vida luchando por ahora eso, simplemente se fue ”, relata uno de los testigos recogidos por El Salto . “Si a mí me acusan de ser agente policial infiltrado, siendo militante antirrepresiva y antifascista, lo mínimo que hago es defenderme, pero ella no hizo nada, solo abandonó a los grupos”, recalca con convicción.
Marta, tras ser expulsada públicamente de Madres contra la Represión, ni siquiera borró su cuenta de Twitter, pero empezó a mostrar un carácter radicalmente distinto al que había tenido en la misma red social antes de ser descubierta. “De repente empezó a hacer comentarios con claro contenido fascista e, incluso, a hacer burlas de publicaciones que difundían otros casos de policías infiltrados”, explica una militante del colectivo de madres activistas.
El Salto/LaDirecta
Policías infiltrados por el ministerio de la porra en los movimientos sociales