Desde hace unos años algunos han venido proponiendo un concepto de unidad que en realidad significa un antónimo de esa palabra. Al parecer, convencidos de que no se aceptará abrirles espacios a sus caballos de Troya dentro de las filas revolucionarias, han ido sustituyendo progresivamente la palabra UNIDAD por la de RECONCILIACIÓN. Con esta maniobra engañosa buscan alcanzar el que ha sido siempre su objetivo supremo: desmontar del socialismo en Cuba.
Con su arenga a “reconciliarnos” hay que reconocer logran confundir e incluso sumar a ella a ciudadanos honestos, a los cuales no estoy ni enjuiciando, ni endilgándoles las mismas malsanas intenciones que a los que con un discurso seudorevolucionario los engañan.
En nuestra Patria luego del triunfo de 1959 no han existido ejecuciones extrajudiciales, ni asesinatos o linchamientos por razones políticas. El Estado jamás ha fomentado el odio entre cubanos, ni considerados enemigos a los que emigran, los cuales en su inmensa mayoría lo hacen por motivos económicos o de reunificación familiar.
Las sucesivas administraciones norteamericanas han utilizado la migración cubana como arma política contra la Revolución, acompañadas en esa cruzada por la derecha cubanoamericana que ha secuestrado y usurpado la voz de los residentes en el exterior, creándole una falsa imagen de hostilidad hacia las autoridades y los que se quedan en la Patria.
Durante décadas han organizado, financiando y ejecutado acciones desestabilizadoras y terroristas contra Cuba, como las denunciadas recientemente, tratando de fomentar la división y el odio entre los que vivimos dentro y fuera de la isla.
No desconozco que algun@s al llegar a la Florida se han dejado presionar y utilizar como instrumentos contra la Revolución, convirtiéndose en cajas de resonancia de las mentiras, calumnias y difamaciones que contra ella se vierten desde allí. Unos cuantos llegan al extremo de justificar y apoyar el genocida bloqueo.
Todas esas conductas generan sentimientos de rechazo, pero nunca odio, porque quien renuncia a su dignidad y acepta por obtener determinados beneficios, ambición o sencillamente por miedo, convertirse en una marioneta y verdugo de su propio pueblo, más que otra cosa es merecedor de desprecio.
Con esos que se han comportado de una manera tan vil no hay unidad posible y si les gusta la palabrita tampoco reconciliación.
Martí no concebía la unidad como una subordinación del pensamiento, pero si a partir de la existencia de un objetivo común, ese que no tendremos nunca con quienes pretenden retrotraer a Cuba a su pasado de neocolonia yanqui.
Por otra parte, en nuestro país no hay presos políticos, de conciencia o como les quieran poner, lo que sí existen son personas detenidas por: al servicio de una potencia extranjera, léase EE.UU., realizar actos en contra del orden legalmente instituido en el país, intentar o ejecutar acciones de carácter terrorista, así como por sumarse a actos principalmente de carácter violento, alentados y organizados desde el exterior.
A cualquiera de esos “patriotas” que se le pregunta cuál es su filiación política, qué programa tienen, por qué concretamente “luchan”; no saben que responder, sus cantinfleos evidencian que no son más que simples marionetas.
Recuerdo la respuesta del “dramaturgo” al que pretendieron convertir en líder opositor, a una pregunta de la prensa sobre cuáles eran los cambios por los que “luchaba”, expresó: eso se lo dejo a los políticos, yo soy un artista, de lo que me pregunta no conozco nada. Así reconocía sin percatarse su carácter lacayuno.
No somos precisamente los revolucionarios los que regurgitamos una y otra vez lo relacionado con el Quinquenio Gris, las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), los llamados actos de repudio, etc. Ni descontextualizamos, manipulamos o tergiversamos lo ocurrido, tampoco tratamos de meter miedo sugiriendo que tales cosas pueden volver a repetirse, son paradójicamente los que hablan de reconciliación quienes lo hacen.
Cuando oigo o leo sobre estas cosas, con enfoques evidentemente nocivos, pienso en personalidades prominentes de la cultura y otros ámbitos que se vieron involucrados en algunas de estas situaciones y a pesar de ello abrazaron la causa de la Revolución, ante esta verdad se impone la pregunta: ¿Qué los llevó a hacerlo?
Variadas pueden ser las razones, pero en mi opinión fueron su capacidad de ver la esencia humanista y ética de ella, así como su obra, las principales motivaciones que los llevaron a tal decisión. Sin olvidar, la dignidad de estas personas que no se han dejado manipular sumándose a narrativas que distorsionan lo ocurrido en esa época, ni permitido que se les utilice como instrumentos políticos contra su nación.
La palabra reconciliación es utilizada por los seudorevolucionarios para encubrir espurias intenciones, entre ellas, su aspiración de lograr la fragmentación de la sociedad mediante la introducción del multipartismo. Por eso, de manera muy sutil, se suman a la creación de una falsa imagen al gobierno cubano de dictadura.
No estoy especulando, frecuente vinculan la supuesta “reconciliación” a que se acepten corrientes políticas organizadas en partidos, los cuales obviamente serían financiados y controlados desde el exterior. Esto debilitaría nuestra arma estratégica, la UNIDAD y le facilitaría al enemigo sus planes de destruir el proyecto socialista que defendemos.
De ese viejo anhelo ejemplos sobran: en el contexto de los disturbios propusieron que el “dramaturgo” fuera recibido en la ANPP para que expusiera sus ideas y reclamos, o mejor dicho los de sus tutores. Todos sabemos lo que él tenía que decir, o le mandaban a decir.
“A LOS QUE NOS PIDEN QUE NOS FRAGMENTEMOS EN MIL PEDAZOS, LES DECIMOS: ¡NO! A LOS QUE NOS PIDEN QUE TENGAMOS 25 PARTIDOS, LES DECIMOS: ¡NO! A LOS QUE NOS PIDEN QUE TENGAMOS DOS PARTIDOS LES DECIMOS: ¡NO!, PORQUE CON ESTE ES SUFICIENTE; ESTE BASTA Y ES EL QUE GARANTIZA LA UNIÓN, EL FUTURO, ¡LA INDEPENDENCIA DE NUESTRO PAÍS!”
Fidel Castro
Adicionalmente, derechos que están refrendados en la Constitución los reinterpretan acorde a sus intereses, hablan de libertad de pensamiento y expresión como si el Estado las restringiera, porque lo que desean es precisamente que se abran espacios para el surgimiento de medios contrarrevolucionarios. Ido al caso, hay que decir que en la internet tienen bastantes; en los cuales dicen, escriben, manipulan, tergiversan y mienten libremente de las maneras más burdas y cínicas.
Al respecto el Líder histórico de la Revolución cubana planteó: Si se llama libertad de prensa al derecho de la contrarrevolución y de los enemigos de Cuba a hablar y a escribir libremente contra el socialismo y contra la Revolución, calumniar, mentir y crear reflejos condicionados, (…) no estamos a favor de esa “libertad”. Mientras Cuba sea un país bloqueado por el imperio, (…) un país amenazado (…), nosotros no podemos dar esa “libertad” a los aliados de nuestros enemigos cuyo objetivo es luchar contra la razón de ser del socialismo.
Hábilmente tratan de confundir definiendo una falsa y abstracta “reconciliación” como condición indispensable para mantener la unidad.
El General de Ejército, Raúl Castro, en su intervención en el acto por el 65 Aniversario de la Revolución, planteó: “Mientras mayores sean las dificultades y los peligros, más exigencia, disciplina y unidad se requieren. No una unidad alcanzada a cualquier precio, sino la basada en los principios…” En el caso que nos ocupa, el precio sería la propia unidad. No somos tontos.
“UNIDAD SIGNIFICA COMPARTIR EL COMBATE, LOS RIESGOS, LOS SACRIFICIOS, LOS OBJETIVOS, IDEAS, CONCEPTOS Y ESTRATEGIAS, A LOS QUE SE LLEGA MEDIANTE DEBATES Y ANÁLISIS. UNIDAD SIGNIFICA LA LUCHA COMÚN CONTRA ANEXIONISTAS, VENDEPATRIAS Y CORRUPTOS QUE NO TIENEN NADA QUE VER CON UN MILITANTE REVOLUCIONARIO”.
Fidel Castro
Entonces bienvenida la unidad con los que no pugnan por reinstaurar el capitalismo en nuestra nación, con los honestos que con matices conciben como viable y justo el rumbo socialista de Cuba, con nuestros emigrados dignos y patriotas que quieren el bien común y lo mejor para la Patria; con todos ellos, sí a la unidad.
Hasta en la Biblia presentada, como texto referente de amor al prójimo, se rechaza la falsa unidad y la cito: “¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? …”, Apóstol Pablo (2 Cor. 6:14-18)
Esa “reconciliación” que proponen es la reconciliación con el pasado, y esa jamás.
(Razones de Cuba)