Así es, mucha gente votará a EH Bildu por el «mal menor» y lo puedo entender, pero no lo comparto.
La dinámica de votar al mal menor siempre es peligrosa, pero en el contexto actual supone alimentar y legitimar un proceso donde el «mal menor» se hace cada vez mayor. Me explico:
🧵 Más allá de slogans, irracionalidades e idealismos. Las jóvenes desposeídas vascas debemos votar, y debemos votar a EHBildu:
— Damokles (@napar_riot) May 16, 2023
A diferencia de Damokles, en mi opinión votar a Bildu no es votar al partido que puede defender a nuestra clase, sino que supone premiar sus decisiones (junto a las del Gobierno) y la subordinación total al estado burgués. Significa apoyar su proceso de conversión en el PNV 2.0.
Así pasa también con el resto de los partidos de izquierdas, votarles supondría dar por válidas las políticas del Gobierno actual: la gestión de la pandemia, políticas belicistas pro-OTAN, utilizar el aumento de la pobreza para el partidismo y vender humo con medidas inútiles…
Aunque digan que han mejorado las condiciones materiales de la clase obrera, lo cierto es que en los últimos cuatro años de Gobierno de izquierdas el proceso se ha dado totalmente a la inversa, y esto es algo que todo el mundo lo ve, por mucho que lo intenten ocultar.
Esto se debe en parte a que cada vez existe menos margen para diferentes tipos de gobernabilidad en las instituciones estatales y, por lo tanto, menos diferencias en las políticas que aplican los partidos. Es ahí donde la lógica del mal menor también pierde en eficacia.
Quiero decir, puede ser que en otros contextos históricos el mal menor tuviera más sentido pragmático por la gran diferencia que podría existir entre los gobiernos de un partido u otro, pero a día de hoy esa diferencia es cada vez menor. NO, NO QUIERO DECIR QUE UN GOBIERNO DE VOX O DE UP, por ejemplo, SERÍAN IGUALES (Es suficiente con mirarle la cara al «ex»-falangista ese para darte cuenta de que nos fusilaría si pudiera). Lo que digo es que son cada vez más marionetas de las oligarquías internacionales y que sus políticas coinciden en muchas cuestiones.
Bildu también es ejemplo de ello: en los ayuntamientos que gobierna aplica y aplicará los planes de las élites para llenar los montes de eólicos.
Creo que también se debe a la falta de un programa revolucionario, ya que creo que sí hay posibilidad de realizar ciertas políticas a favor del proletariado desde las instituciones, por lo menos más de lo que se hace ahora.
En definitiva, creo que el voto al mal menor ha perdido mucho de pragmatismo y supone apoyar/legitimar demasiadas barbaridades que yo por lo menos no estoy dispuesto a hacerlo con mi voto.
Por último, creo que ese «en paralelo» que comenta Damokles condena a la clase obrera a la eterna impotencia. Porque siempre habrá la opción del mal menor y ello supone estar siempre atado y dependiendo de las políticas de los partidos «menos malos».
Lo que en mi opinión urge es romper con todos estos partidos y fortalecer la organización independiente encaminada a crear una fuerza política con capacidad de transformar realmente la sociedad, sin que sea una marioneta de la oligarquía y del estado, y con capacidad de integrar, politizar y crear ilusión entre el proletariado. Y que cuando la gente le vote sea porque están convencidos con el proyecto y no por ser la opción menos mala.