La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. Las revoluciones se producen en los callejones sin salida. Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque ¿Qué tiempos son estos en los que tenemos que defender lo obvio? (B. Brecht)
1º de Mayo, el rayo que no cesa
No hay faro ajeno al pueblo que aglutine, que resplandezca y apasione más allá de las estrellas, que se convierta en referencia. Lo busco, voy hacia el, sigo su ruta no desisto, es un camino tan infinito como la utopía no sirve para los y las que nacen cansadas. Lo veo, es un camino largo que empuja, seduce y alerta ¡pa`lante! ¡pa`lante! <<si la montaña no va a Mahoma… >> ¡estás en la vía! ¡vamos llegando! Elevo la mirada al infinito lo presiento evidente ante mis ojos, como un espejo por donde van pasando los grabados de Maruja Mallo y Castelao marcando al tiempo sus fragmentos, formas y estilos pinceladas pulidas de historia. Un camino de lucha que me atrae como ley de la gravedad firme en tierra y eleva cuando en verdad está y estás en sintonía con tus propios sentimientos, única manera de comunicar, muestra y botón que te hará consciente de lo que reivindicas, transmites y defiendes ¡arriba los que luchan! ¡que se nos oiga! Cuando la corrupción es norma –nos implica, hiere, humilla y explota– la revolución es ley; ser rey o emperador no es un modelo supremo de la norma social ni el punto central al que brindar a su lado otra conciencia que no sea la suya, no te conviertas actriz – actor – bufón; hay artistas que solo se sienten seguros cuando gozan de libertad, olvidándose que al pueblo se le veta el salario que aún doblando las horas no le llega el jornal; dicen que todo está en manos de Dios, menos hacer desaparecer la explotación; cuando se pone el acento en armas y ejércitos se fortalece el crimen y las pensiones se fulminan; un poder gubernamental o municipal que convierte en una deformidad la ley electoral, es un monstruo no es un poder popular; una democracia que chantajea sus intereses prostituyendo la palabra, no es democracia es absolutismo voraz; una organización popular que solo cuatro la mangonean no es pueblo, es utilización de sus intereses; una izquierda que agoniza gustosa en las sombras del sistema y vive de ello, no es izquierda; un obrero que se libera de trabajar y se convierte en “líder” no es un obrero es un lacayo del sistema; cuando el hambre se multiplica es parte del gran negocio del neoliberalismo empresarial, la represión económica, la negación en política, la humillación en derechos; la aniquilación de la ideología proletaria, es un referente más de destruirte como clase. Estas reflexiones forman parte de las maniobras de una transición no resuelta o ‘lavado de cara’ obedecen a un sistema capitalista enfermo, de puro antagónicas no deberían existir en un país que se tilde de democrático, forman parte del reflejo de una necesidad “enfermiza” que se impone y humilla, fortalece la impotencia y socialmente te defenestra. El chantaje político debería caminar irreversiblemente por la senda del desgaste y del aislamiento –sólo tiene cabida dentro de un sistema corrupto– es como un entremés cervantino para entretener al público y autoreafirmarse en el poder. El objetivo del imperialismo es amaestrar a sus discípulos presidentes de gobierno a preservar la continuidad del sistema capitalista, institucionalizarlo elevándolo al pregón único, embretar los viejos poderes burgueses autoritarios en manos más seductoras como un lavado de cara manteniendo la opresión más rancia, transmitiendo una falsa opinión y participación por parte del pueblo, mandos civiles y militares de ambición más audaz y por consiguiente más peligrosa.
Si se lucha, no hay unión que se resista. Aunque hoy deformados no solo por los tiempos que corren sino por la propia aclimatación que tanto ha abrigado al aguante a un sistema depredador, que nunca había tenido una base popular y menos proletaria, pareciera desde la retrospectiva en décadas de lucha sufridos que eso sería imposible –el desvío ideológico que se padece– frente al embrión vital vivido de acontecimientos históricos. No solo porque las fuerzas vivas las que verdaderamente hoy tienen el poder, la de los grandes empresarios, EEUU o la Europa neoliberal con sus ejércitos fascistas, sus jueces y leyes en manos de la tiranía, su iglesia de casta rancia, medios de incomunicación y otras jerarquías -sino porque el PSOE, más tiene que ver con la falange, el franquismo y su corona de espinas al pueblo que le cayó encima al manejo de la CIA. Ni siquiera las formaciones que se proclaman republicanas de izquierda, dejan de ser simbólicas, y de igual modo el anarquismo en su tiempo con el combativo Durruti a la cabeza, tan numeroso y con tanta fuerza en muchos territorios de la República. Y aunque sean hoy algunos miles, los interesados en pretender poner remedio a la decadencia, de alguna forma tan dispares como impares como aves que no se encuentran, porque hay muchos intereses ajenos a la clase obrera, muchos personajes y personajillos ajenxs, que repelen un contexto de avance de conciencia que jamás de ‘cualquiermodo’ se podrá lograr porque ya no existe el acuífero, ni las lagunas, ni los montes coronados de lucha, ni los bosques que arroparon, ni las fuentes que saciaron ni los ríos. No existen los poetas proletarios ingenieros del verso obreros de clase definida unida férrea contra el imperialismo, su capitalismo y su rancio fascismo con todas sus variantes del nazismo, ni la alianza estudiantil-obrero-campesina con los poetas que significaron todo para el pueblo y la enseñanza con elevado don de intelectualidad. Ni nadie que escriba esperpentos con ese principio, concepto y filosofía del galego Valle-Inclán ni dibujantes como Castelao y Maruja Mallo, ni actrices como Margarita Xirgu, ni mujeres como Victoria Kent, Margarita Nelken, Matilde Landa…
¡Por un 1º de Mayo proletario! No hay unión sin lucha anticapitalista, ningún ángel caerá del cielo a forjar esa ‘unión’ ya que los dioses con y sin alas comen en la mesa del patrón. Nunca estarán por una República como la del Frente Popular, al margen de que en el siglo que vivimos, muchos de los que deberían estar no están, salvo para marcar la diferencia de que vivir viven mejor, como charlatanes de feria de la izquierda y no desde el objetivo de ser uno más entre muchos, donde la iglesia no tenga poderes ni privilegios dentro de los centros educativos públicos, ni en sanidad ni en los bancos ni la privacidad de sus propios centros de enseñanza con dinero público, manipulado por el Estado del bienestar de la media y gran burguesía. Una unión, para la República, proletaria del pueblo y para el pueblo, ha de elevar tantos o más principios de clase, porque la situación exige del clero un cielo limpio y no tenebroso, pues a ellos pertenece la devolución de todos los inmuebles robados, y a la cárcel la espera de todos los curas, obispos, papas y demás jerarquía pederasta. Una República, donde los latifundios y minifundios sean repartidos entre los que trabajan la tierra sobre una reforma agraria total; una sanidad y enseñanza por y para el pueblo gratuita y de calidad; la creación de una milicia popular no para anquilosarse en las armas sino para desplazar y desaparecer a los parásitos ejércitos genocidas; una República, que nacionalice la banca privada y las principales empresas del Estado: electricidad, transportes, medios de comunicación, cadenas de alimentación y todo tipo de empresas y recursos naturales; una República, que prime la cultura sin prostituirla, las artes, la investigación, y no ver la basura televisiva que debería ser abolida; una República, revolucionaria, como la que ensalzó el Frente Popular cuyo programa incluía en primer lugar –la excarcelamiento de todos los detenidos por la Revolución de Octubre– la continuidad de las reformas revolucionarias del primer bienio y la reanudación de los procesos de autonomía que llevaba aparejada la reforma del Tribunal de Garantías Constitucionales.
Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)