Henry Parra es maestro, dirigente sindical y militante del PCV desde 1973. Fue miembro del comité central pero, posteriormente, la camarilla de Óscar Figuera intentó excluirlo del partido. Ahora, la justicia venezolana le ha dado la razón, tras una denuncia en la que exponía cómo dicha camarilla se había apropiado de las siglas sin contar con las bases, sin seguir los procedimientos internos y de manera ilegítima.
Según Parra, el partido ha caído en una parálisis total y absoluta. En los últimos congresos, numerosos militantes fueron excluidos como delegados con pretextos ridículos, como ahora se ha demostrado ante la justicia. De hecho, en el último congreso del PCV apenas quedaba un puñado de delegados, de un partido que antaño fue poderoso.
Esto no es nada nuevo. Desde hace unos años, Figuera ha hecho caer realmente bajo al PCV. Primero declaró que Maduro era un “neoliberal”, de manera delirante. Sacó al PCV del Gran Polo Patriótico que aúna a quienes apoyan a la revolución bolivariana. Incluso llegó a solidarizarse con la oligarca supuestamente “reprimida” María Corina. A solicitar amparo a los representantes de la UE. A apoyar medidas de bloqueo contra el PSUV y PDVSA (mientras, demagógicamente, jalean a la resistencia cubana frente al bloqueo). Y a reunirse con ONG de dudoso pelaje y golpistas residentes en el extranjero.
Ahora, Figuera denuncia que el PCV “está siendo ilegalizado” (Henry Parra denuncia la falsedad de esta afirmación y llama a reconstruir y redoblar el partido) y amenaza con pasarse a la clandestinidad. No es de extrañar que la derecha, que odia a los comunistas, eche ahora flores a Figuera. Y también el diario El País.
Curiosamente, esos mismos sectores desorientados del PCV que nunca apoyaron a Chávez, contra los que Parra luchó como miembro del comité central desde los primeros años de la revolución, que acusaron al comandante de “querer perpetuarse en el poder” cuando reformó la constitución… ahora (para ganarse demagógicamente a un pueblo venezolano que sabe que, para defender sus conquistas históricas, tiene que ser chavista) acusan a Maduro de “traicionar al chavismo” (sin explicar jamás en qué). ¡Ellos, que nunca apoyaron al chavismo!
Es evidente que Figuera ha perdido, desde hace tiempo, el rumbo político y no piensa en la represión que se cerniría sobre el pueblo si, con la confusión que viene sembrando desde hace tiempo, la oligarquía venezolana tomara el gobierno y llamara a la milicia norteamericana, como ha ocurrido en Perú o como pasó tras la victoria de Violeta Chamorro en Nicaragua.
¿El PCV ilegalizado? Todo lo contrario. Parra ha anunciado que se fundarán comisiones organizadoras del partido en todas las regiones de Venezuela, sin excluir a nadie (sin hacer lo que hizo Figuera) y uniendo a todas las corrientes existentes. Se superó las escasez de harina, luego se superaron las guarimbas. La espada de Bolívar sigue caminando por América Latina y, ahora sí, el PCV volverá a estar dentro del proceso revolucionario, sin hacerle nunca más el juego al imperialismo.