Cuando, en junio de 2018, Pedro Sánchez se convirtió en presidente tuvo que decidir si reformar el Ejército español o dejarlo tal y como estaba. Por un puñado de votados y por una pesada mochila de vasallaje, Pedro Sánchez decidió nombrar a Margarita Robles, que justificó los GAL y tuvo como asesor al torturador general Galindo, como ministra de Defensa. Cerró así cualquier posibilidad de reforma y firmó la condena de muerte de demasiados militares.
En esas fechas, Luis Gonzalo Segura ya había publicado ‘El libro negro del Ejército español’ (@AkalEditor, 2017), un ensayo de 880 páginas que demuestra sin ningún género de dudas gran parte de los problemas estructurales del Ejército español: negligencias, abusos, acosos, ultraderecha… Y Margarita Robles tuvo la oportunidad de analizar en detalle estos problemas e iniciar un profundo programa de reformas que no solo habrían modernizado el Ejército español más allá del armamento y democratizado su oficialidad más allá de lo aparente, sino que podría haber terminado con el maltrato endémico de los militares de tropa y, sobre todo, con las innecesarias muertes de muchos de ellos.
Entre agosto de 2019 y febrero de 2020 fallecieron cuatro pilotos en tres ‘accidentes’ aéreos en aeronaves militares en Murcia. Aeronaves que ya aparecían en el mencionado ensayo. Como también se relataba la trampa mortal que suponían los vehículos BMR, lo que no evitó que volvieran a morir militares en (y por) estos vehículos. Como denunciaba el negligente, temerario y mafioso comportamiento de la cúpula militar, el mismo que se reprodujo en la muerte de un militar en un ejercicio de tiro. Como, desde luego, demostraba que las negligencias que han acompañado a la muerte de dos militares en Cerro Muriano, incluyendo el castigo físico, la ausencia de una ambulancia, la temeridad del capitán o una correcta evaluación de riesgos, no son episodios aislados, sino el día a día de demasiados militares.
Los militares son, y deben ser, personas dispuestas a morir por defender a sus ciudadanos, pero en ningún caso por las negligencias de sus oficiales.
Sin embargo, aunque Margarita Robles era conocedora de toda esta situación, su comportamiento en estos más de cinco años ha sido similar al de María Dolores de Cospedal. Como ella, sigue pagando millones de euros a curas militares todos los años, sigue protegiendo a los ultraderechistas, sigue comprando material militar sin ningún sentido y sigue sin reformar la institución. Ah, y como ella, denunció en persona a Luis Gonzalo Segura. Y perdió. Porque para denunciar a los críticos, para eso, sí tiene tiempo.
Pero, algo todavía mucho más grave que lo relatado es que el PSOE y Margarita Robles tuvieron la oportunidad de restringir o eliminar la Justicia Militar (como han hecho hace décadas Alemania o Francia) cuando ERC presentó una propuesta de ley junto al colectivo de militares demócratas @colectivoanemoi. y Luis Gonzalo Segura en junio de 2020. El PSOE y Margarita Robles rechazaron la propuesta.
Casi seis años después de la llegada del PSOE al poder y de Margarita Robles al ministerio de Defensa, los ultraderechistas siguen campando a sus anchas en el Ejército español y cuando se retiran homenajean a Isabel Díaz Ayuso e insultan y amenazan al presidente; el dinero de los ciudadanos se sigue gastando por miles de millones por orden (y beneficio) de Estados Unidos; y los militares siguen muriendo y son maltratados y acosados por una cúpula militar corrupta y degenerada cuyo mayor interés es ascender.
Todo ello es responsabilidad directa de Margarita Robles y del PSOE, que no solo lo han permitido, sino que han impedido reformar el Ejército español.
Y lo peor es que no parece que nada vaya a cambiar.