El ex ministro Alberto Garzón, que se autoproclama comunista, pero ha demostrado ser justo lo contrario, publicó ayer un artículo en el diario eldiario.es. Su vomitera de letras se titula “Por qué cierta izquierda se abraza a Putin y Asad”.
No lo he leído, pues el mencionado diario exige pagar para poder abrirlo, lo que, por supuesto, no voy a hacer. A diario tan tergiversador y mentiroso no estoy dispuesto a darle ni una gota de agua. Pero no importa, no hace falta abrirlo para darse cuenta de que su contenido es indigerible. Y esto lo digo por las palabras que ha utilizado él y el diario para anunciar la “obra maestra”.
Garzón ha anunciado: “Hoy escribo sobre las razones que explican por qué cierta izquierda está fascinada con Putin y Asad, y cómo para esta izquierda ser antiimperialista se ha reducido a ser únicamente anti-estadounidense”.
Y eldiario.es ha utilizado estas palabras del ex ministro para presentar el artículo: “Lo más absurdo es ver a gente que defiende los más profundos y bellos ideales incluso en las asambleas de vecinos envuelta de repente en la justificación de la tortura y encarcelación de sus pares a miles de kilómetros de su casa”.
¿Quiénes son “sus pares”? ¿Los terroristas que asolaron Siria durante 13 años tratando de derrocar a al-Assad y que los medios del capital llaman rebeldes?
Esto choca bastante, por cierto, con lo que expresó el 28 de agosto de 2013 a través de su cuenta de Twitter: “Hay que releer 1984, de Orwell. Quién diría en 2001 que EE.UU. apoyaría a Al Qaeda contra Siria con el aplauso de cierto `progresismo´”. ¡Cómo ha cambiado el cuento del señor Garzón!
Por si esto fuera poco, Garzón formó parte de un gobierno otanista, como lo fue el Ejecutivo del PSOE-UP, y ahora, aunque ya no sea ministro, se sabe que con Izquierda Unida (IU) está en Sumar. Creo que no hace falta decir que, si el gobierno español PSOE-UP era otanista, el gobierno español PSOE-Sumar es más de lo mismo o incluso más. Y tampoco hace falta decir nada acerca de la destrucción y la miseria que la OTAN ha generado a muchos pueblos del mundo.
Pero Garzón, cargado de desvergüenza, califica a otros de torturar y encarcelar; de reprimir, en definitiva. Y lo hace sin aportar ni una sola prueba, siguiendo la huella desinformativa y tergiversadora de los medios lacayos del capital.
En 2021, el secretario general del PCE, Enrique Santiago, hizo unas declaraciones en nombre del partido, porque, según sus palabras, “IU no tiene una posición sobre esto [la OTAN] expresa, sobre si hay que estar o no hay que estar”. Es decir, tiene una posición neutral: ni a favor ni en contra, lo que para una formación que se autodefine de izquierdas resulta del todo inaceptable. No está de más subrayar que Alberto Garzón fue coordinador federal de Izquierda Unida desde 2016 hasta 2023.
Sí Garzón critica tanto a la gente “envuelta de repente en la justificación de la tortura y encarcelación de sus pares a miles de kilómetros de su casa”, ¿qué tendremos que decir de él, del PCE e IU?
Enrique Santiago también expresó sin sonrojarse ni un poco, siquiera: “Si formamos parte de una organización internacional [la OTAN] y tenemos obligaciones, es obvio que tenemos que cumplirlas”.
De 2021 a esta parte, el PCE e IU, que de una u otra manera han sido parte de los dos últimos gobiernos españoles, están cumpliendo sus “obligaciones” para con la OTAN, que no ha dejado ni un solo día de sembrar muerte y destrucción.
Es evidente, pues, que el señalamiento de Alberto Garzón está cargado de hipocresía y cinismo. ¿O es que acaso opina eso cuando se mira en el espejo?
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