Los países de la UE aprobaron en su día normas que obligaron a un ajuste riguroso de los presupuestos públicos con un impacto negativo en el bienestar presente y futuro de cada uno de los países miembros. El objetivo es que aspectos como la sanidad, educación, salarios, obras sociales, etc. tuvieran un gran descenso en las inversiones con el consiguiente coste para los trabajadores y los derechos adquiridos durante años.
Las reglas fiscales impuestas son vigiladas por las autoridades financieras (con castigo incluido en caso de incumplimiento) y obliga a los distintos gobiernos a ajustar los presupuestos tal como requiere y exige el gran capital y sus empresas.
Sucede que ahora llega la necesidad de que la industria armamentística obtenga un beneficio determinante (los capos de la OTAN obligan a que se invierta un 2% del Producto Interno Bruto como primer paso para llegar al 5%. Y eso no puede hacerse sin romper el marco de austeridad que ellos mismos elaboraron, por eso, en estas horas hablan de que tendrán que hacer una excepción. El «sí señor» de conservadores, liberales, socialdemócratas está garantizado. Es decir, no levantan el marco fiscal impuesto para dotar de dinero a la sanidad, educación , inversiones, transporte… pero si para armas. En algún momento vendrán buscando votos para el europarlamento. Es posible que aún haya quien se lo de.